Las historias difícilmente son lineales, y la del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) no es la excepción. De ser un centro de formación para el trabajo en la Cuarta República y buena parte de la Quinta, con una oferta de cursos ampliamente conocida, pasó a ser una institución en la que se trabajaba con base en proyectos comunitarios con una nueva forma de aprendizaje.
Después de aciertos y errores, como en todos los procesos, ahora el Inces retoma el camino de los cursos que lo caracterizó durante décadas, sin abandonar las prioridades del plan de la nación (plan de la patria) y los motores productivos pautados por el presidente Nicolás Maduro.
Su presidente, Wuikelman Ángel Paredes, enfrenta -con el apoyo de un equipo de amplia trayectoria educativa- la misión de tomar lo bueno “de ambos mundos”. Tal como lo precisa, “el gran reto en este momento del Inces es retomar la senda que le corresponde”. Son 2.135 maestras y maestros los que están a cargo de esta tarea, para opciones como mecánica de motores diésel, mecánica de mantenimiento, administración de empresas, panadería, agricultura básica, alineación del tren delantero, artesanía, atención al público, cocina, computación, comunicación popular, confección, diseño de página web, elaboración de piñatas, electricidad doméstica, electrónica digital y fabricación de clavijas, entre otras.
IMPACTOS
“Esta es una institución que nació concebida por el maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa muy centrada en una razón de ser: formar a los jóvenes, formación para los jóvenes, formación técnica profesional, formación y oficio para los jóvenes”, recuerda Paredes, en conversación con el Correo del Orinoco. Esa ruta, más que perderse, se vio impactada por diversas razones en el pasado reciente, señala.
Una de ellas es el paso “de ministerio en ministerio”. Otra, los ensayos que buscaban romper con el modelo educativo bancario, pero esos intentos dejaron de lado la oferta formativa tradicional del Inces -que había convertido a la institución en un referente nacional- para privilegiar la metodología de proyectos.
“Nos parece correcta la metodología de proyectos y es pertinente desarrollarla, pero debió continuarse la oferta tradicional a la cual el venezolano, la venezolana estaba acostumbrada”, opina.
Otro factor, esta vez atizado por un fenómeno socionatural, incidió en el desempeño del Inces: las familias que quedaron damnificadas por las lluvias en años recientes, que fueron acogidas en los centros que el instituto ha sembrado a escala nacional. “Todavía tenemos una cantidad importante de familias que no hemos logrado terminar de ubicar”, puntualiza. “Tenemos 230 familias, hemos ubicado recientemente 36”.
También le correspondió al Inces “el cumplimiento de misiones que fueron afortunadamente cumplidas, como la Misión Robinson”, detalla. Igualmente participó en la Misión Vuelvan Caras, con la que “comienza a tener el giro de llevar la formación a los espacios donde se comenzaban las iniciativas productivas comunales, los núcleos de desarrollo endógeno, las experiencias productivas comunitarias; ese es un esfuerzo también importante”.
Con la transformación curricular de la gestión anterior, explica Paredes, no todos los instructores estuvieron dispuestos a cambiar e irse a las comunidades, “que es el espacio natural donde es más fácil desarrollar un proyecto integral socialista por la metodología del proyecto”. Por ello, “migraron de la institución, o peor aún, se metieron en el área administrativa, se retiraron al área administrativa, con lo cual hoy día la institución también tiene un impacto”.
RETOMAR LA SENDA
“El gran reto en este momento del Inces es retomar la senda que le corresponde”, insiste.
-¿Qué implica retomar la senda?
-Aperturar todos los centros de formación, como lo hemos estado haciendo, como lo hicimos. Abrir los centros de formación y retomar las opciones formativas, los cursos.
-¿Cuántos cursos?
-Ahora mismo hay activas 499 opciones formativas, que son estos cursos de un acumulado de más de 1.000 que tiene el Inces estructurados. Es un material de mucho tiempo, en muchos casos corresponde a resultados de líneas de investigación.
Paredes informa que el Inces tiene 136 centros a escala nacional, con las opciones formativas disponibles para toda la población. Es decir, puntualiza, “lo que hicimos fue retomar la oferta de los cursos, pero mantenemos los proyectos integrales” y los talleres.
-¿Para quién es el Inces? Es decir, ¿el Inces espera captar a quiénes?
-Está pensado desde siempre, pero además en este momento en particular, orientado a la clase trabajadora, a la clase obrera; a la clase trabajadora, con énfasis en los jóvenes y las mujeres.
Paredes destaca el Programa Nacional de Aprendices, en el cual hay casi 40 mil personas incorporadas y otras 25 mil en espera, a quienes “las vamos a incorporar en los centros nuestros”. Las casi 40 mil personas “reciben su formación en las empresas y a través de instituciones de formación delegadas, que tienen el monitoreo nuestro, el seguimiento nuestro”, resalta; las otras 25 mil que acogerán serán recibidas en los centros del Inces. Trabajan para lograrlo este mismo año.
PRIORIDADES FORMATIVAS
Sin abandonar los cursos que todos los sectores del país reconocían como positivos, las autoridades de la institución también están trabajando en pro de los 11 motores definidos por el Mandatario Nacional: “En función de eso tenemos unas líneas programáticas priorizadas”, apunta.
En el sector agrícola “tenemos 10 centros nuestros, propios, con capacidad instalada, con infraestructura, y estamos en un esfuerzo importante de recuperación de la infraestructura para adecuarla y poder desarrollar tanto la oferta formativa como la productiva”, ilustra Paredes.
El sector industrial ha sido, si se quiere, uno de los consentidos del Inces en sus más de 50 años de historia. “Nosotros tenemos un espacio piloto muy particular, que es el Plan Guayana Socialista, del cual formamos parte en la Comisión Presidencial. Allí se está desarrollando un importante esfuerzo, con muy buen avance, con participación de los trabajadores en la detección de las necesidades y la configuración de la oferta, de las opciones formativas que vamos a desarrollar ahí”, adelanta. Esto involucra hierro, acero y aluminio.
También, como parte del esfuerzo por la Faja Petrolífera del Orinoco, “estamos llegando a un convenio con Pdvsa para formar toda la fuerza que requiere” el megaproyecto de desarrollo de la zona. Ello implica la formación en oficios asociados con los hidrocarburos, pero también con lo que Paredes describe como “un desarrollo territorial integral”.
En la vertiente obrera de la Gran Misión Vivienda también espera participar el Inces: “Se trata de formar construyendo la vivienda de quienes se están formando; el resultado del proceso final es la vivienda y la certificación de la formación en la cual se participa”. Son albañiles, plomeros, electricistas y “todos los oficios que están asociados con la cadena del proceso constructivo”. Este es un proyecto sobre el cual el servidor público prefiere no dar más detalles, porque será lanzado próximamente.
Por otra parte, remarca, “nos hemos comprometido a fabricar algunos de los insumos que se requieren” para la Gran Misión Vivienda Venezuela.
Y si de sectores fuertes se trata, Paredes nombra con especial atención el turismo, ya que “es uno de los sectores donde mayor participación tenemos y buena parte de la formación asociada al turismo la llevamos nosotros”. Tal como lo enumera, “venimos desarrollando actividades de todo tipo: atención al turista, al usuario, de información en gastronomía, guías de turismo, guías de montaña, de posaderos. Es muy potente la formación que desarrollamos”. Incluso, el Inces posee centros en los que “el área de turismo es la vocación formativa propia”, como Mérida, Nueva Esparta, Falcón, Yaracuy y Bolívar.
El convenio con el Sistema de Orquestas para la formación de lutieres “nos tiene muy animados”, confía. “Tenemos una experiencia piloto en Caricuao y tenemos una experiencia también en oriente, en Pariaguán”. El presidente del Inces proyecta disponer de 10 talleres para reparación y fabricación de instrumentos musicales, además de una fábrica de instrumentos de cuerdas en Pariaguán y otra planta en Aragua.
TAMBIÉN LOS SEMILLEROS Y EMPRESAS RECUPERADAS
Con Jóvenes de la Patria se plantea el Inces algunas acciones. “Queremos desarrollar proyectos formativos productivos con una lógica de semilleros, a algunos les gusta la palabra incubadora; pensamos que nuestros centros pueden ser perfectamente incubadoras a partir de la formación de proyectos productivos, iniciativas productivas de la juventud”, grafica Paredes.
El Inces, en esta propuesta, aportaría “la formación, el acompañamiento, el diseño del proyecto, el apoyo institucional” para que las ideas tengan financiamiento. El servidor público tiene muy claro que las y los jóvenes -personas de menos de 30 años- que se incorporen al trabajo puedan hacerlo, no necesariamente como empleados del Estado o de particulares, sino con emprendimientos.
Con las empresas recuperadas, ocupadas y nacionalizadas hay “un trabajo a brazo cerrado con el comisionado presidencial, Juan Arias”, a fin de apoyar los requerimientos que han hecho. Para ello, comenta, “desarrollamos una mesa técnica de trabajo y luego ya desarrollamos la formación”. Según las cifras que maneja, hay casi 1.086 participantes que se preparan en diversas áreas. “En la ruta para levantar la producción de esa empresa aparece el aspecto de la formación en una determinada línea productiva. La formación viene a potenciar el proceso productivo”, expone.
Aun cuando las empresas nacionalizadas tienen muy mala prensa, Paredes dictamina que, al observarlas de cerca, se han encontrado con que “tienen todas las dificultades de cualquier empresa, pero tienen unas dificultades adicionales que son ya propiamente asumir la gestión el colectivo de trabajadores”.
Eso, admite, tiene un impacto en la producción, que se siente mientras se normalizan y superan los nudos críticos y lo hacen “además desde la perspectiva de la gestión directa y democrática de los trabajadores, que es un ensayo importante”. Pero exalta que hay expectativas y ánimo, y en que “frente a los obstáculos más bien aparece la fuerza y el entusiasmo de la clase trabajadora”.
En esa mesa técnica se estimó que casi 100 mil trabajadoras y trabajadores deberían formarse, lo que se abordará por fases.
PRODUCIR
Ya con los centros abiertos y los cursos en funcionamiento de nuevo, las autoridades del Inces se pusieron otro reto más para, como lo hace la utopía, alentar el seguir caminando. “Ya iniciamos la construcción de 400 mil bateas” para la Misión Vivienda; además, las 49 carpinterías “tienen toda la infraestructura que se requiere para producir mesas, sillas”, puertas, ventanas. En los centros de formación agrícola hay gallinas, cita Paredes, y “estamos produciendo huevos para el consumo de las comunidades”. Esta dimensión “de producir formando es un reto”, apunta. Si algo queda en claro es que las nuevas autoridades del Inces no renuncian a lo mejor de la herencia de la institución, sin dejar de abordar las necesidades del presente.