España: La fiesta de ‘La gata negra’ se celebra pese a las miles de firmas que denuncian el maltrato animal

El pueblo de Carasa, en la Junta de Voto de Cantabria, celebra este miércoles, 16 de agosto, la edición más polémica de la fiesta de ‘La gata negra’, a pesar de las miles de firmas que han pedido que se prohiba el maltrato animal en la celebración.
El alcalde del municipio, José Luis Trueba, ha declarado que las denuncias de las asociaciones animalistas han creado un «terremoto artificial» de que se «maltrata» al felino. Afirma que no se da «ningún trato inadecuado» en la tradición de ‘la suelta’: Un carro, impulsado por un burro y seguido por la gente del pueblo disfrazada, transporta a una gata que finalmente se suelta para que escape mientras es perseguida por los ciudadanos durante más de tres horas.
Este destejo ha sido denunciado como «maltrato animal» a través de una petición en change.org creada por Acción para el Respeto Animal, que ha contado con 144.474 firmantes.
Trueba ha insistido en que no entiende la «polémica» suscitada y achaca estas acusaciones a «personas que no tienen otra cosa que hacer». Además, asegura que la fiesta celebrará su 540 edición según lo previsto, siendo el acto central a las ocho de la tarde, como ha señalado en una entrevista a Radio Nacional recogida por esta agencia.
Sin embargo, la petición de la asociación animalista señala que el animal se utiliza como parte del «divertimiento» de un festejo teniendo que aguantar durante horas como los vecinos intentan atraparlo en un ambiente festivo y con mucho ruido. Afirman que «los gatos son extremadamente sensibles al sonido, pudiéndoles provocar un gran estrés y sufrimiento los ruidos estridentes».

El partido PACMA también pide que se prohíba el festejo

El partido animalista PACMA también ha exigido que se prohíba el festejo, y ha advertido al Ayuntamiento y a la Guardia Civil de la «ilegalidad» del mismo.
Según PACMA, «estos dos animales, aterrados y estresados, son llevados hasta el escenario en el que a la gata negra se le leen sátiras y se le hacen burlas. Al final, la gata es lanzada desde dos metros de altura para poder ver qué dirección toma en su desesperada huída y, así, todo el pueblo puede perseguirla».
Y, en el caso de que se celebre, ha anunciado que denunciará a las autoridades por consentir un evento «basado en el maltrato animal», al considerar que con motivo de esta fiesta «todos los años meten a una gata negra en un carromato tirado por un burro».
«Es inadmisible que las agresiones a animales sigan siendo el eje central de multitud de fiestas patronales que amparan y perpetúan la violencia bajo la excusa de la diversión«, ha sostenido PACMA.
Los partidos que han denunciado este «maltrato» también han ofrecido alternativas: ARCA en la petición de change.org propone que el felino sea sustituida por un peluche o una persona disfrazada de gato, para así «mantener esta fiesta pero quitando el componente de maltrato animal».

Mantener la tradición pero sin maltrato animal

Desde el Gobierno de Cantabria, el consejero de Turismo, Francisco Martín, ha abogado por compaginar la tradición histórica y cultural de los festejos populares que se celebran en la región con un trato adecuado a los animales, es decir, que haya «garantías» de que no sufren durante estas celebraciones. Cree que ambos factores son «perfectamente compatibles».
Este festejo es una tradición que se celebra desde 1477, y que en la zona se considera un un ritual único , marcado por la tradición agrícola y carnavalesca.
La historia de la ‘Suelta de la Gata Negra’ se remonta a este mismo año, en el que una sequía asolaba y amenazaba las cosechas del pueblo de Carasa. La leyenda cuenta que Manuel Otero, alcalde de la época, trajo una gata negra en procesión que tenía fama de tener poderes. Al soltarla, la gata se fue hacia la mies y aquel año, como si de un milagro se tratase, las cosechas mejoraron.
Por ello, todos los vecinos del pueblo, año tras año, están pendientes del camino que tomará la gata en su huida. Antaño, si se dirigía hacia la mies, era presagio de fertilidad en los campos y buenas cosechas; sin embargo, si huía hacia el Pico Carrasco era señal de malos augurios. De ahí el marcado carácter agrícola de esta celebración.
En cuanto al origen carnavalesco, se debe a la escolta de todos los niños del pueblo disfrazados que acompañan a la gata en su camino desde Rioseco (barrio más alto de Carasa) hasta la plaza del pueblo.
La gata llega a la plaza del pueblo subida en una carroza adornada y tirada por un burro, en compañía de un trovador y su comitiva.
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