Por Carolina Escarrá G|Espejitos (Opinión)

A lo largo de la historia política venezolana del siglo XXI siempre he pensado que los desaciertos de la oposición en nuestro país han sido sin precedentes; sin embargo, pareciera que son niños de pecho al lado de la bajeza política que se puede percibir no solo en el debate y vocabulario de los candidatos estadounidenses de los dos partidos principales, sino en los temas en los que centran la atención en un acontecimiento tan importante como la elección presidencial en ese país, otrora superpotencia hegemónica del sistema mundo posGuerra Fría.

Del mismo modo, analizar el comportamiento de los medios de comunicación, capaces de destruir o engrandecer figuras orientando la opinión pública, a través de sesudos análisis provenientes de “tanques” o centros de pensamiento financiados por corporaciones transnacionales con acciones en el mundo de la noticia y del entretenimiento, permite ver y conocer no lo que piensa la sociedad sino lo que se desprende de la manera cómo su pensamiento ha sido moldeado, bien por lo que en la época de la Guerra Fría se conoció como el Complejo Militar-Industrial y hoy día se encuentra mas bien amarrado a los capitales especulativos, o bien porque se cree que la política no sirve para nada y no afecta directamente a los ciudadanos.

El hecho de que en un debate tan importante la discusión se haya centrado en ataques personales y descalificaciones mutuas en lugar de centrarse en ideas, programas y proyectos, preocupa a los que conocemos la forma de operar del llamado «poder inteligente» muy bien aplicado por oradores de la talla de Barack Obama, que a cambio de discursos bonitos pretenden quedarse con nuestros recursos naturales y conciencias, tal como los españoles intercambiaban espejitos por oro y minerales preciosos y luego simplemente nos arrebataron hasta la vida.

Por ese espejo en el que se está reflejando el mundo es que es de suma importancia entender y extender el alcance de nuestra Revolución con ideas, generando conciencia de todo lo que está en juego, tomando en cuenta todo lo que se ha logrado hasta ahora y como se podría perder con simples enmiendas como ha hecho Michel Temer en Brasil para congelar el «gasto público»; como ha hecho Mauricio Macri en Argentina a través de decretos leyes; o como han hecho ambos en el plano de la integración regional, no en contra de Venezuela sino en contra de la transformación mundial necesaria que es lo que prosigue esa derecha internacional.

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