Iba a utilizar este espacio para criticar la actitud apátrida de la dirigencia de la derecha venezolana, luego me fije que era tan deplorable la situación de esa devaluada dirigencia y se me quitaron las ganas.
Me interesa abordar el tema de la situación interna de la Casa Blanca y en el ejército de Estados Unidos: nuestros amigos han ido aportando datos suficientes del descontento que provoca el presidente Barack Obama en el seno de los funcionarios y militares estadounidenses, el sentido inhumano del comportamiento racista y xenófobo de la dirigencia y algunos estratos de ese Estado no le es ajeno a un cúmulo importante de los que hoy le sirven al imperialismo.
Me limito a escribir como si se tratare de especulaciones, porque son aun incipientes las criticas en el seno de esas fuertes estructuras monitoreadas por los “asuntos internos” que persiguen y subyugan cualquier idea libertaria de los funcionarios, por ende es poco cuanto se pueda auténticamente difundir. Sin embargo, es tiempo de ir tendiendo puentes ante un cambio inminente en la política estadounidense hacia un futuro realmente incierto.
Los efectos de Ferguson, los Indignados, diferentes movimientos ciudadanos y expresiones anti-raciales, están produciendo el efecto lógico de un imperio en decadencia.
De seguro las razones de la agresividad imperialista hacia afuera hablan muy mal de la estabilidad interna. Motivan guerras afueras para reprimir internamente cualquier manifestación de las masas de excluidos. Las caídas sustantivas de las ideas que sostienen la superación de los ciudadanos y el índice decaído de posibilidades de cumplir el sueño americano están consolidando masas de frustrados que necesitarán en cualquier momento una conducción política distinta a la que han encontrado hasta ahora.
Viendo así las cosas, y cómo las ideas bolivarianas han sido una respuesta ante la crisis de ideas y dirección parecidas al país del Norte, es bueno considerar que Obama se equivoca de término en su infame decreto contra Venezuela, tuvo que haber colocado “Venezuela es una esperanza inusual” para Estados Unidos.