Estados Unidos no queda bien parado en la película Buscando justicia

¿La justicia es ciega de verdad? ¿Sinceramente se quiere castigar a un culpable? ¿O mejor es tener un chivo expiatorio, cual el famoso chino de Recadi en la década de los ochenta para pagar condena por un crimen, que en ese caso de corrupción, no cometió solo?

Y Estados Unidos, que siempre enarbola la bandera de los derechos humanos y la justicia, tiene miles y miles de ejemplos de hacer todo lo contrario. Esto es lo que sucede en Buscando justicia. Basada en “hechos reales” está historia es contada en el cine sin edulcorantes, con base en un guión lineal pero contundente.

El filme explora la vida de un presunto asesino, el afrodescendiente Walter McMillian (Jamie Foxx), quien es acusado de matar una mujer blanca y es condenado a la silla eléctrica.

Un abogado también afroamericano, Bryan Stevenson (Michael B. Jordan), toma su caso y logra con pruebas fidedignas demostrar que su defendido ni siquiera estuvo cerca del lugar de los trágicos hechos.

Sin embargo, oscuros intereses no quieren buscar al verdadero asesino e insisten eliminar a este reo, sin importar si la mató o no. Lo clave de la cinta dirigida por Destin Daniel Cretton es que cuenta la verdad sin aspavientos y cartas debajo de la manga. Además, el héroe es un abogado afrodescendiente y no un blanco salvador, como ocurre en otros relatos “basados en hechos reales”.

Destaca la actuación de Jamie Foxx como el sentenciado a muerte que no cree en nadie, además de otros actores secundarios en sus roles de condenados a muerte. No nos convence Michael B. Jordan, quien en muchas escenas parece más un muñequito de torta que un abogado resteado con su cliente.

T/ Eduardo Chapellín
Caracas