Por Nelson Guzmán|El estallido de la tempestad (Opinión)

Los planes de la ultraderecha para derrocar a Nicolás Maduro no han cesado. De nuevo tratan de reactivar la violencia. La cercanía de las elecciones parlamentarias no hace más que desarrollar la ansiedad. Lo sabe con claridad la oposición golpista, a pesar de la crisis económica, de las largas colas, de la carestía de los productos de primera necesidad, la chispa de bujía que debía comenzar el incendio de la pradera no se ha activado.

Los venezolanos saben que los estallidos de bombas destruyendo los bienes de las comunidades no es sino una treta del neoliberalismo, se busca hundir con esto las ciudades en el caos. Todos han conspirado en Venezuela: la Iglesia Católica, Fedecámaras, los medios privados de comunicación.

Nunca antes se habían activado las fuerzas de la destrucción en nuestra República de esta manera que invoca al mal por sí mismo. La derecha venezolana tiene su episcopado satánico en Miami. Un grueso de los corruptos ha emigrado allí. Estados Unidos es un país que ha pervertido la moral, guarda como reliquia, entre los pilares de su democracia bufonesca, a Posada Carriles como un ser intocable.

Nadie entiende las declaraciones de John Kerry declarando a Venezuela como una democracia imperfecta. Los EEUU eligen al Presidente de su imperio mediante elecciones de segundo grado. Las elites son las que eligen la Presidencia de la República.

Estados Unidos se da el lujo de contar con un Presidente (Barak Obama) Premio Nobel de la paz; quien instrumenta invasiones a los países que se le oponen. En Estados Unidos tanto el Pentágono, como la CIA y el Parlamento Nacional deliran por que estallen las hostilidades entre Venezuela y Colombia. La oligarquía Neogranadina cedió su soberanía a los gringos. Allí tienen siete bases militares prestas a disparar contra nuestro país. El gobierno colombiano es una fuente de desestabilización permanente contra los venezolanos.

Colombia sigue permitiendo las casas de cambios en las fronteras de nuestro territorio, su vocación es devaluar el Bolívar, mientras estas se mantengan es muy poco lo que se avanzará en materia de reciprocidad y paz entre los dos países. El hermano país está obligado a perseguir las bandas de paramilitares, las cuales se han infiltrado en nuestro territorio con un único objetivo desestabilizar nuestra economía y hundirnos en la zozobra.

La única manera de afianzar nuestra estabilidad como República es que Colombia fomente la cultura de la paz como lo ha hecho nuestro gobierno.

Los venezolanos hemos estructurado un Estado levantado sobre la tolerancia, el respeto a los criterios del otro. Nuestro periodismo debe centrarse fundamentalmente en el análisis, la crítica y el pacto de convivencia social. La cuarta República hizo caso omiso al respeto, esgrimió La egolatría y la persecución. Debemos ser críticos de nuestro aparato burocrático y no dejar que este sobrepase los designios de la política, hay que renovar permanentemente nuestros cargos públicos.

guznelson@yahoo.es