Por Fernando Travieso|Estrategia en la victoria (Opinión)

La gigantesca victoria del pueblo venezolano contra las transnacionales y toda la maquinaria de los países imperialistas, del que la oposición es un pequeño apéndice, deja ver la idiosincrasia del pueblo que liberó gran parte de Suramérica sin exigir nada a cambio.

Las elecciones se desarrollaron en medio de un complejo escenario internacional en el que, según Daniel Estulin, en su libro, Secretos del Club Bilderberg, haciendo referencia al conflicto actual, dice: “Esa Guerra no se libra en aras de la justicia, sino que su único fin es el petróleo”, más adelante comenta sobre las guerras actuales y por desarrollarse del club antes nombrado: “y las que se librarán contra Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Siria y Venezuela cuyo fin es controlar a la humanidad. Quienes controlan el petróleo controlan la Tierra”.

El pueblo venezolano le ha recordado al lobby petrolero internacional y a sus agentes internos, los partidos de laboratorio creados por las transnacionales, que las reservas más grandes del mundo le pertenecen al pueblo venezolano, son manejadas por una empresa del Estado, que si requiere de algo es más interés nacional a lo interno en contrapartida a la penetración transnacional, y que el beneficio de la venta del recurso se redistribuye por medio de las misiones a las grandes mayorías: la inversión social.

Ante el fracaso de los agentes transnacionales agrupados en la oposición, la generación de un conflicto internacional y la infiltración en las áreas medulares de la Revolución adquieren más relevancia para las fuerzas imperiales.

El pueblo venezolano ha dado una lección de dignidad impactante a los pueblos hermanos del mundo, dando a entender porque somos una República Bolivariana.

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