Ramón Mendoza contó que de visita en Cuba en pleno período especial un taxista se quejaba de la situación y hacía críticas en relación con el funcionamiento del Estado. Fue cuando se le ocurrió decirle: “Por eso yo pienso que lo mejor será que vengan los gringos y se haga un gobierno a su manera”. Allí el taxista le respondió exaltado: “¿Los gringos?, ¡no caballero, los gringos aquí, eso sí que no!”
Descontento, claro que tiene que existir descontento, quién podría evadir la realidad. Decir que en la calle hay una felicidad plena, sería una demagogia inaceptable. Que la verdad sea nuestra fortaleza. Es importante que en medio del descontento, tengamos los argumentos suficientes para identificar las razones y las causas de la situación actual, así como los culpables y de quiénes son los que propugnan y se benefician del caos. El colmo de la oposición fue en días anteriores cuando la mayoría del país aprobaba el cierre de la frontera y ellos estaban en desacuerdo.
A quién se le podría ocurrir que al gobierno le interesa el desabastecimiento si camiones y más camiones cargados de alimentos a lo largo y ancho del país diariamente llegan para paliar la situación. Basta observar que mayoritariamente son los productos de la empresa privada los que más negocian “los bachaqueros”.
Descontento, desde luego que sí, al observar como la sensibilidad se pierde en sectores que sacan provecho de la situación atentando contra su propia gente. Que mujeres embarazadas hagan cola para comprar pañales y no lo logren porque un grupo de forajidos, mala gente y perversos los consigan antes para revenderlos a precios exorbitantes. Que existan consejos comunales malandros.
Que cuerpos policiales se hagan la vista gorda ante delincuentes suficientemente conocidos en una comunidad.
Que en muchos casos el “bachaqueo” y el contrabando se ejecuten por o con la complicidad de estos. Que existan ministerios que no han funcionado nunca, pero que continúen bajo la misma dirección. Que aún tengamos una economía de puertos.
En fin, ¿qué revolución no ha batallado con los comportamientos del pasado incrustados en la sociedad y en el propio gobierno coartando el futuro?.
Pero, no vamos a sacrificar el trecho andado y regresar al atolladero de donde hemos logrado salir aunque aún nos sigan jalando por una pata tratando de devolvernos.