Equipo Editorial DP| La explotación minera con visión ecosocialista (Opinión)

Venezuela debe superar el esquema rentista de su economía, y una de las formas de lograrlo es a través de la diversificación del aparato productivo, como se indica en el Plan de los 15 Motores para reactivar la economía propuesto por el presidente Nicolás Maduro en el contexto de la Agenda Económica Bolivariana.

Para lograr la reactivación de la economía es muy importante la minería, como respuesta a la caída de los precios del petróleo, claro, bajo un esquema de transformación de los procesos productivos del modelo actual.

El proyecto de explotación del Arco Minero del Orinoco se encuentra en sintonía con el V Objetivo de la Ley Plan de la Patria 2013-2019, que está orientado hacia la preservación de la vida sobre el planeta y se va a llevar a cabo bajo una alianza entre el Banco Central de Venezuela (BCV), la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y el Ministerio del Poder Popular de Petróleo y Minería.

Este proyecto tiene como finalidad la cuantificación y certificación del oro y demás minerales estratégicos para el desarrollo de la Nación; luego de realizado este proceso, Venezuela podrá ubicarse como el segundo país con mayor reservas auríferas.

La explotación del Arco Minero estará regulada en todo momento por la Ley para el Desarrollo Productivo Minero 2016-2018, que se encarga de garantizar la protección del ambiente con la utilización de tecnología moderna ecológica, con el apoyo y participación de ocho comunidades indígenas de la región.

Frente a las críticas sobre un posible ecocidio, cabe destacar que se encuentra en la entidad una Comisión Presidencial para el Desarrollo Ecosocialista que tiene como misión la salvaguarda de los pueblos indígenas, para velar por la integridad territorial y ambiental de la zona.

Es importante mantener el apoyo a todas las iniciativas que adelante el Gobierno Bolivariano para lograr avanzar frente a la coyuntura económica en la que se encuentra el país; estas iniciativas permiten darle poder y protagonismo a las comunidades indígenas para que sean ellas las que cuiden de la explotación de nuestro suelo.

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