Columna Desde el resuello Esnú|El humor como trinchera (Opinión)

Cuenta un compadre quien fue secretario juvenil de Acción Democrática en la década del setenta que esa vez andaba con un viejo dirigente (¿dirigente? Dirigente es un chofer de autobús, chico. Diría mi compadre Hamurabí)…Bueno, andaban en plena campaña electoral llenando planillas para unas casas ofrecidas en un caserío y cuando venían de regreso y que le dijo el viejo “dirigente”: “Estaciónese ahí a la orilla del río, compañero, que yo lo voy a enseñá a ser adeco”. Entonces agarró el lote de carpetas y las tiró al río mientras le decía: “Aprenda a ser adeco”

Somos un pueblo de buen humor. Hasta de lo trágico sacamos un chiste. Esta gran fortaleza que tenemos aún no la aprovechamos en su totalidad. Un tremendo error, si tomamos en cuenta que los revolucionarios lo constituye la mayoría de ese pueblo. Es como para tener programas humorísticos semanales. Esta es una propuesta para el MINCE y la producción independiente. Cómo combatimos portando la ideología del enemigo. Sólo desmontando la cultura capitalista para elevar la conciencia en cuanto a lo que somos y no debemos ser, podremos resistir en esta guerra.

Habría que definir el concepto. En principio no vivir tan sólo para responderle a la oposición. Cuántos vicios de la cuarta república no podríamos abordar humorísticamente en este tiempo donde la memoria se viene convirtiendo en uno de los enemigos a combatir. Pero también ir más allá de eso y afrontar los vicios de la propia revolución: la burocracia, la corrupción, las mafias, la quinta columna…No hay que tenerle miedo a eso, al contrario, nos fortalece. Pero, no quedarse sólo allí, denunciar al propio capitalismo en su cultura: su industria, la obsolescencia programada, el monopolio, su producción, el individualismo, la plusvalía, su arte, su tecnología, sus costumbres… Pero ir más allá aun y burlarnos de nosotros mismos como pueblo. Identificar la alienación que nos carcome en lo ideológico que se manifiesta en nuestros hábitos cotidianos desde el chocante comportamiento de recurrir al que está adentro para entrar o de contribuir al caos en una tranca en la carretera debido a que alegremente unos “vivos” pasan por el canal contrario para pasar primero obstaculizando a los que vienen de frente. Burlarse de la oligarquía y del burgués, pero también de lo que de ellos también somos. Burlarnos de las trampas del “floklore” y otras “resistencias” que de revolucionarias nada tienen. ¡La burla, la burla, que pescao no le gana a cochino ni nadando!

T/Gino González
ginoesnu@hotmail.com