Nos tiraron de todo en el micro”, con estas palabras de Carlos Izquierdoz al momento de ingresar al vestuario, quedó graficado lo ocurrido en el arribo del micro de Boca al Monumental. La delegación del club de la Ribera emprendió viaje, a las 14, desde el Hotel Madero y, a su llegada a la zona de la cancha de River para disputar la segunda final de la Copa Libertadores, recibió piedrazos y gases.
Varios ocupantes del micro presentaron irritación en los ojos por el gas lanzado después de la rotura de las ventanillas. En el micro, además de los jugadores y el cuerpo técnico, iba el presidente xeneize, Daniel Angelici. El gas fue lanzado por la policía para dispersar a quienes se congregaron cerca del micro y sus efectos llegaron al interior del vehículo. Así lo dijo el dirigente de Boca César Martucci. De momento, se pidió una ambulancia para atender al chofer del micro y a varios jugadores. Según se informó, hay dos jugadores cortados por los vidrios rotos y cuatro afectados por el gas. Hay al menos cuatro detenidos por los incidentes.
Ahora, los médicos de la Conmebol revisan al plantel de Boca y se plantea la posibilidad de retrasar el inicio de la final. Los presidentes de ambos clubes, Rodolfo D´Onofrio y Daniel Angelici, están reunidos con el titular de la Conmebol, Alejandro Domínguez. El arribo del micro se dio en medio de gran colapso en la afluencia de público hacia el Monumental. La gran cantidad de personas dificultó el acceso al estadio y se dieron retrasos en el ingreso a la cancha.
De momento, el operativo de seguridad acapara críticas por su falla en la prevención:el micro de Boca pasó por una calle abierta, rodeada de simpatizantes de River. Las miradas se posan en el ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo, responsable de la planificación.