Colectivo La araña feminista|La explotación de los cuerpos a través de la trata de personas (Temática)

La trata de personas, especialmente mujeres, niñas y niños, constituye una grave vulneración a los derechos humanos y se traduce en diferentes formas de explotación. Se relaciona con la seguridad ciudadana y el crimen organizado al constituirse como un delito y un negocio ilícito. Al mismo tiempo, se cruza con otras problemáticas: migración interna y externa, desigualdad, economía informal, pobreza, ausencia de oportunidades, de empleo, educación, salud, desestructuración familiar y, sobre todo, violencia de género y generacional que se acentúa en sociedades patriarcales.

El Protocolo de Palermo del año 2000 de las Naciones Unidas, ratificado por nuestro país, la define como “la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una personas que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esa explotación incluirá, como mínimo, la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, los trabajos o servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos”.

Nuestra Constitución establece en su Artículo 54 la prohibición expresa de este delito y además está tipificado en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia –Artículo 56- y Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo –Artículo 41-, con penas hasta de 30 años de prisión.

En muchas ocasiones se tiende a confundir la «trata de personas» con el «tráfico de migrantes». La trata supone explotación de la persona, mientras que el fin del tráfico es la facilitación de la entrada ilegal de una persona a un país diferente al de su país de origen. Ambos suponen el movimiento de seres humanos para obtener algún beneficio, pero en la trata de personas la víctima es captada y también retenida mediante coacción, engaño o abuso de poder y existe un propósito de explotación, muchas veces en condiciones de esclavitud/explotación.

Una de las formas mas frecuentes de trata es la explotación sexual, siendo las mujeres y niñas las principales víctimas. El cuerpo de la mujer es reducido a la categoría de objeto de consumo, “comprado” por el “cliente”. A la víctima se le niega la comunicación con sus familiares, es amenazada ella y sus seres queridos. Se les impide salir del lugar donde son retenidas, son despojadas de su dinero y pertenencias, así como de sus documentos de identidad para que no puedan escapar. Viven en el mismo lugar donde son obligadas a trabajar, hacinadas y sin privacidad. Muchas veces las víctimas no reconocen que están siendo tratadas.

Frente a ello, es importante la visibilización del delito, la sensibilización hacia las víctimas evitando su estigmatización y políticas públicas sostenidas e integrales para la protección de las víctimas sobrevivientes.

T/ María Lucrecia Hernández*