Con la finalidad de registrar la identidad venezolana y masificar el uso del traje nacional, en los espacios abiertos del Teatro Teresa Carreño se instaló ayer la “Expo Venezuela en Liquiliqui”, donde además de presentar numerosas versiones del tradicional traje, se exhiben productos de artesanía y gastronomía, en un evento amenizado por el canto de Corazón Llanero Infantil y el baile de joropo.
La actividad central consiste en un concurso de diseño del traje típico venezolano donde están participando 40 diseñadores y modistas que serán evaluados en las categorías vanguardista, creativo y tradicional.
Como una fiesta de venezolanidad, del compartir en familia y el reencuentro con el amor por lo nuestro, calificó el presidente de la Casa del Artista, Roberto Messuti, a esta exposición que concluye hoy 22 en los espacios abiertos del Teatro Teresa Carreño con el resultado del certamen, donde serán seleccionadas las mejores versiones de liquiliqui tanto para hombres como para damas.
El traje del liquiliqui -dijo Messuti- debe significar un punto de encuentro cultural, por lo cual queremos proyectar a nuestros costureros y diseñadores con la idea de masificar el traje nacional”. Informó que en el marco del proyecto de reivindicación e impulso del traje nacional tienen pensado iniciar con un programa piloto de 10.000 trajes para niños, niñas, damas y caballeros «con el propósito de bajar los costos y hacerlos accesibles a la familia venezolana», recalcó.
Francois Wefer, María Laya y Euro Navas, serán los encargados de emitir el veredicto en torno a los tres diseñadores que resulten ganadores. Todas las modistas y diseñadores, y los expositores que participan en el evento “ya están ganando y serán parte de este proyecto de masificación del liquiliqui”, agregó Messuti.
Los asistentes a la exposición, además de disfrutar de la exhibición del traje nacional en distintos estilos y colores, también podrán apreciar muñecas de trapo, juguetes tradicionales elaborados con material de reciclaje, nacimientos en tela sobre discos que ya no utilizamos, piezas de cerámica, instrumentos tradicionales y una variada gama de dulces criollos a precios accesibles.