Por Manuel López|Exuberancia irracional (Opinión)

La era de la turbulencia no es simplemente un libro del expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) Alan Greenspan, sino la reafirmación de que la economía financiera está determinada por la “exuberancia irracional” desde principios de la década de los años 70 del siglo pasado, como la cataloga el economista estadounidense que estuvo al frente de la autoridad monetaria del Norte entre 1987 al 2006.

La turbulencia ha sido determinante en el proceso de acumulación del sistema capitalista. En palabras de Greenspan, el precio de las acciones que se transan en las bolsas globales son “un disparate” porque generan tales expectativas que “jamás podrían verse cumplidas”. Aunque parezca increíble, el que gobernó la FED por casi dos décadas cargó en la política tales desmedros.

Tal es la exuberancia irracional que gobierna los mercados especulativos que empresas como Petróleos de Venezuela (Pdvsa) han tenido que bregar en esa “selva del capitalismo salvaje” como lo es Wall Street, para enfrentar a los poderes fácticos que gobiernan el sistema financiero mundial, a pesar de cumplir puntualmente con los pagos de los bonos que se negocian en las bolsas.

La presión a la que está sometida una empresa nacional de hidrocarburos con operaciones internacionales, como Pdvsa, es apenas un caso particular de las presiones a las que está sometido el petróleo, convertido en papeles (commodities) que se negocian en los mercados bursátiles internacionales.

Tal es la complejidad de las fuerzas que están en juego en el mercado petrolero que resulta aventurado prever un despunte importante de los precios de los carburantes, aunque en la OPEP se llegue a un acuerdo. Lo prudente es planificar con un escenario conservador para asumir con ponderación el desafío y la carga del tiempo histórico en tránsito.

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