Familias parranderas han alegrado la Navidad caraqueña

Por muchos años las Navidades de los venezolanos y los caraqueños han estado acompañadas por el repertorio de estas agrupaciones, algunas de ellas nacidas bajo el calor familiar. Regresan cada año cantando los aguinaldos de siempre, que nunca pasan de moda ni envejecen

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Aunque las Voces Risueña de Carayaca son, obviamente, de Carayaca, estado La Guaira, en Caracas se les considera como del patio local, tal cual como Los Tucusitos o Los Marcano, esta última, una agrupación familiar de músicos de ganada reputación y prestigio en la Sultana del Warairarepano. De estas tres agrupaciones se afirma que sin ellas no hay avidad, o que esta festividad no es la misma, como no hay diciembre sin Pacheco y sin hallacas, y sin el sentido “Faltan cinco pa’las doce”, cantado por Nestor Zavarce, con el que todo mundo vuela hacia la casa antes de que se escuche la última campaña de la medianoche del 31.

Este año Las Voces Risueñas de Caracas celebraron sus 70 años con un concierto “en línea” por primera vez en su historia, el pasado 4 de diciembre por Facebook. Las entradas fueron vendidas por la plataforma Goliiive.com. A los que compraron entradas les obsequiaron un enlace para que descargaran la más reciente producción discográfica de esta ya legendaria agrupación musical navideña.

En la madrugada del 16 de diciembre de 1950, durante una misa de aguinaldos en la población de Carayaca, nace esta agrupación. El nombre de Voces Risueñas se adoptaría formalmente más adelante, en 1953. El fundador fue el maestro Luis Padilla Pérez.

De acuerdo a las crónicas que recogen su trayectoria Luis Pérez Padilla, Tirsa Álvarez, José María Álvarez y Jesús Mayora decidieron juntar sus talentos para alegrar con su música las misas de aguinaldos de su comunidad. Al son de parrandas y aguinaldos inéditos nació entonces esta agrupación que tanto han alegrado a los venezolanos.

En 2014 el grupo fue declarado Patrimonio Cultural de Venezuela; ya en 1983 había sido declarado Patrimonio Cultural de su entidad. Ha realizado importantes giras internacionales por Argentina, Uruguay, México, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Austria y China, entre otros paíse

El trabajo tesonero y sostenido no solamente convirtió a las Voces Risueñas de Carayaca en un referente de la música tradicional venezolana, sino que además trascendió a la agrupación y 50 años más tarde fundaron, previa aprobación del Ministerio de Educación, un centro de enseñanza, que en un principio se llamó Escuela de Aguinalderos, hoy convertida en la Escuela Técnica de Música y Artes Voces Risueñas de Carayaca.

Más tarde, en 2018, el Ministerio de Educación aprobó la fundación del Centro de Formación Cultural Voces Risueñas de Carayaca, que no sustituye a la escuela, en cambio amplía el espectro de acción de esta institución, que comenzó como una agrupación para mantener las tradiciones musicales, especialmente locales y navideñas, y se trasformaron en un centro para la difusión y el fortalecimiento de las manifestaciones musicales y dancísticas que forman parte del acervo cultural de nuestro país.

Loreley Pérez Evora señaló recientemente que la clave para mantenerse durante estas siete décadas ha sido la consolidación de una relación armónica entre cuatro generaciones; el respeto, la admiración, el compromiso y la estrecha afinidad que se ha establecido de manera multidireccional entre los fundadores y cada uno de los grupos de pupilos o herederos.

La relación entre estos cuatro grupos etarios, por llamarlos de alguna manera, “ha trascendido la brecha generacional y se ha mantenido a través de un trabajo de formación que lo conformaron los fundadores en el núcleo familiar y los trasmitieron hasta nosotros, la segunda generación, que nos tocó hacer un trabajo de investigación y pedagógico para trasmitirles (las tradiciones musicales y dancísticas venezolanas) a la tercera generación que está ahora activa en pleno trabajo musical”, para formar a la cuarta generación, explicó la directora artística.

Entre los momentos más difíciles que a juicio de Pérez Évora han atravesado las Voces Risueñas de Carayaca está cuando a comienzo de la década de los 80 del siglo pasado su tía Tirsia Álvarez, entonces directora, decidió dejarle a ella la responsabilidad de guiar al colectivo.

“Ese fue un momento trascendental en la vida del grupo, porque fue un cambio brusco pasar de la manera de dirigir de mi tía Tirsia a mi manera de dirigir”, acotó Loreley Pérez.

La directora artística destaca que el trabajo de investigación desarrollado por la segunda generación entre las décadas de los 80 y 90, impulsado por los fundadores, reforzó el proceso de formación de la tercera generación, lo que permitió afinar los procedimientos para configurar un programa sólido de enseñanza, apoyado además por cultores de amplia trayectoria, que dio como resultado el proyecto, hoy convertido en realidad, de una escuela formal donde se garantiza la perdurabilidad, desarrollo y evolución de nuestras manifestaciones artísticas tradicionales.

Los éxitos durante estos 70 años han sido muchos, sin embargo destacan “Vamos todos a la parranda” de Luis Pérez Padilla, “Llegó la alegría” de Ernesto Rodríguez, “Parranda del Niño” (Preparen la mesa), aguinaldo tradicional de Carayaca, “La Pascua” de Virgilio Pérez, “El Gonzalito” de Mario Ovalles y “La parranda risueña” de Tirsia Álvarez. Entre los aguinaldos y parrandas de este conjunto se encuentran “La noche de los milagros”, “Ya llegó diciembre”, “La Pascua”, “Amarillo es”, “”Estrellita mañanera, “Suenan las campanas”, “Navidad”, “Aguinaldo carupanero”, “Camino de Belén” y muchas más.

Pérez Evora comentó: “Los muchachos de la tercera generación fueron creciendo en ese ambiente formativo, de aprendizaje, de conocimiento, de todo el bagaje de información, con cultores populares, con nosotros mismos, los viejos integrantes de las Voces Risueñas, con talleres, etcétera, y ahora hay un grupo de muchachos que están formados para, con un sentido de liderazgo y de responsabilidad, sobreponerse a las adversidades que los nuevos tiempos nos ofrecen y trascender a esa penetración de música que no nos corresponde”.

Los Marcano

La agrupación Los Marcano, reseña una nota informativa relativa a esta agrupación, viene de una tradición de canto en familia que inculcaron los esposos Luis y Josefina Marcano a sus diez hijos en la década de los 50. Esta tradición fue promovida con la enseñanza formal de la música, así como en veladas y reuniones familiares y de amigos. En 1997, la pianista Clara Marcano se propuso llevar al público una auténtica velada musical familiar, tal como las vividas en casa de sus padres y provocó una emocionada ovación del público.

Clara Marcano propuso compartir esas veladas familiares con un público más numeroso en otros espacios, iniciativa que fue bien recibida por la audiencia y desde entonces, durante cada temporada navideña, completan una agenda de presentaciones en distintos escenarios, principalmente en la capital venezolana. Los asistentes se deleitaban escuchando clásicos como “La barca de oro”, “El Niño del Ávila”, “El gallo”, “Luna decembrina”, entre otros.

La agrupación se formó tomando una dimensión más artística, mejorando su repertorio navideño y de otros géneros, incorporando a nuevos integrantes e instrumentos, lo que los llevó a asumir compromisos en la capital. Para el año 2004 mejoran notablemente su organización, definen su misión y visión, y crean la Asociación Civil Marcano Coello para promover valores de familia por medio de la música y el arte.

A partir de la primera experiencia nace Navidad en Familia. La agrupación empieza a adquirir un perfil artístico más definido, convoca a un grupo familiar más nutrido, incorpora otros instrumentos, un ensamble y coro infantil, un variado repertorio, poesía, puesta en escena, danza, etc., y asume compromisos en prestigiosas salas de la capital.

El espectáculo Navidad en Familia integró en su momento a unas 40 personas de cuatro generaciones de la familia Marcano, y algunos amigos cercanos, con edades entre los 7 y los 88 años. Cuentan con dos producciones discográficas. Prestigiosas salas de Caracas han albergado este espectáculo, así como otras en Aragua, Carabobo y Guayana. Su presencia en escuelas, hospitales, iglesias y guarderías geriátricas, así como prensa, radio y televisión, fue constante en años pasados.

El repertorio incluía un variado programa de música instrumental y vocal que abarca villancicos y aguinaldos tradicionales de parranda, música clásica y música popular venezolana e hispanoamericana. Además de la música, el espectáculo incluye poesía, danza, anécdotas de la familia y un ensamble musical infantil. Y por si se lo quiere llevar para su casa ya hay dos producciones discográficas disponibles.

La Quinta de Anauco, El Teatro Trasnocho, Hacienda La Vega, Asociación Cultural Humboldt, Celarg, Colegio Emil Friedman, Corpbanca, Caracas Theater Club, entre otros espacios escénicos han albergado este espectáculo, que ya cuenta con más de 60 presentaciones nacionales, incluidas escuelas, hospitales, iglesias y guarderías geriátricas. Mención especial merece su participación en el Programa En Familia, difundido mundialmente por la cadena CNN. Conocidos artistas como Jorge Montilla, Eddy Marcano, Miguel Delgado Estévez, C4 Trío, Mauricio Castro, Claudio Nazoa y el cantautor llanero Guillermo Jiménez Leal, orgullosamente han compartido la escena en calidad de invitados.

Hoy los Marcano se hayan repartidos por todo el mundo, sin embargo, las Navidades es un lazo afectivo y emocional que los convoca donde quiera que estén. Este año grabaron un concierto virtual desde diferentes países con los aguinaldos de siempre. El emotivo recital fue colgado en las redes sociales.

Los Tucusitos

El coro infantil nació el 4 de noviembre de 1959, bajo la dirección del profesor Ely Moisés Peña. Desde entonces no ha dejado de estar presentes en las Navidades venezolanas.

El conjunto vocal Los Tucusitos a lo largo de más de medio siglo ha devenido en una especie de imagen del espíritu musical navideño venezolano. Desde su fundación el coro ha estado constituido por niñas en edades comprendidas entre 7 y 15 años.

Durante sus primeras veinte Navidades alguna de sus interpretaciones siempre estuvo en primer lugar de sintonía. Entre ellas se recuerda el aguinaldo “Tucusito”, que le daría nombre al grupo, repitiendo el siguiente año con “Un feliz año pa’ti”. Luego vienen otros éxitos como: “Serena”, “Navidad contento”, “Labrador”, “Navegando va”, “El clavel celoso”, y muchos más. Los Tucusitos son el único grupo infantil de aguinaldos que se mantiene como patrimonio del folclor nacional. En la actualidad, integran la fundación que lleva el nombre de Moisés Peña, dirigida por el profesor Freddy Suárez.

El coro infantil impulsó un estilo alegre, propio y reconocible en la instrumentación y el canto. Su director, Moisés Peña, dedicó al proyecto gran parte de su vida, hasta su muerte en 1997. Se funda en la escuela de educación primaria Crucita Delgado en La Pastora, y la escuela Paz Castillo de la parroquia San José, en Caracas. La coral competía con gran número de agrupaciones de aguinaldos dirigidos por músicos profesionales y niños de distintas comunidades para las misas de aguinaldos de las iglesias y las actividades parroquiales. Se caracterizaba por la sucesión de las cantantes al salir de la edad infantil. Su origen se debe a la costumbre venezolana, venida de los años 40 y 50, según la que colegios y escuelas organizaban grupos de aguinaldos y concursos para la temporada navideña con la intención de celebrar en familia y de casa en casa, con parrandas y aguinaldos las fiestas decembrinas; el tema principal era el nacimiento del Niño Dios o Niño Jesús y el abrazo del fin de año. Las exitosas interpretaciones de Los Tucusitos perviven en el imaginario colectivo.

T/ Manuel Abrizo
F/ Archivo CO
Caracas