Familias yaracuyanas mantienen tradición de empezar el año con hervido criollo

Una de las tradiciones más arraigadas en los venezolanos es empezar el nuevo año con una sopa, sancocho o hervido criollo para compartir en familia y reponer fuerzas, lo cual, pese a la coyuntura actual del país impuesta por la guerra económica, se mantiene de manera modesta en los hogares yaracuyanos.

Con un lunes ligeramente lluvioso inició el año, pero ello no impidió que Eduardo Peroza, del municipio Cocorote, se reuniera con su familia en la elaboración de la tradicional sopa.

“Recibimos el año en familia, con muchos abrazos y cariño y pidiéndole a Dios por el bienestar y progreso de Venezuela. Hoy, como todos los años, hicimos nuestro hervido, algo modesto, pero cargado de cariño, para compartir y disfrutar el inicio de un nuevo año”, resaltó Peroza.

María Teresa Bermúdez, vecina de Peroza, también hizo su sanconcho para comenzar el nuevo año con fuerzas y esperanzas, y aunque este año no recibió a familiares que usualmente llegan de otras regiones a pasarla con ella no dejó de hacer la tradicional reunión con los dos hijos con los que comparte el hogar.

“Claro, este año no pudimos hacer un encuentro, como en anteriores años, en abundancia con todos mis hijos que vienen de los llanos, pero sí hicimos nuestra sopita para comer con mis dos hijos que viven conmigo y preservar la tradición familiar”, subrayó.

En San Jacinto, municipio Cocorote, la tradición trascendió lo familiar y casi se convirtió en un evento comunal, debido a la participación de varias familias, que entre todas acordaron hacer un hervido en el que cada quien aportó.

Juan González colocó yuca, plátano y cilantro obtenida de la cosecha del patio de su casa, con lo que se ganó sus cuatro platos de sopa para su familia.

“El hacer sancocho los primero de enero tiene un significado muy especial: nos ayuda a compartir en familia y, en este caso, también entre vecinos para apoyarnos mutuamente y más en estos tiempos en los que tenemos que ingeniárnosla para poder subsistir”, resaltó González.

Yurimar Mendoza también participó en el encuentro y compartió con los vecinos el modesto encuentro, en el que todos quedaron satisfechos.

“Mi esposo consiguió en la carnicería donde trabaja unos huesitos y rabos de res con lo que contribuimos a hacer la sopa, que realmente quedó muy buena. La iniciativa se propuso en mi casa con tres familias vecinas, en primer lugar para poder rendir los ingredientes y compartir gastos y en segundo término para pasar un buen rato, y todo nos quedó muy bien”, comentó Yurimar.

F/AVN
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