Este sábado, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) emitieron un comunicado en el que responsabilizaron al Gobierno colombiano de «ensangrentar» el panorama político de la nación, en el contexto del Paro Nacional Agrario que se desarrolla en el país suramericano.
El texto fue divulgado en La Habana, Cuba, donde se realizan los diálogos de paz entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Satos.
En el documento, el grupo insurgente señaló que «es la sangre de los de abajo, que como héroes descamisados reciben los balazos, las bombas aturdidoras, los gases y la brutalidad de las fuerzas de represión, especialmente del Escuadrón Móvil Antidisturbios», reseña Telesur.
Destacaron que las autoridades «tienen la respuesta gubernamental de siempre: prometer, engañar, reprimir y continuar con la miserabilización del campo y la entrega de la soberanía a las trasnacionales, más recientemente mediante los Tratados de Libre Comercio».
«No cesan los proyectos neoliberales y la represión, pero no cesa tampoco el alzamiento de los mineros, los campesinos, mientras que los educadores paralizan sus labores y los estudiantes alzan sus voces en pos de una educación gratuita y de calidad», puntualizó el comunicado.
El grupo expuso que «el escenario político se agita, pero la protesta social se desborda y el régimen en el desespero de su avaricia, mancha de sangre la contienda».
Del mismo modo, el documento puntualiza que «todas las exigencias de los manifestantes son viejas aspiraciones postergadas que condujeron al país al fondo de la miseria y de una confrontación entre compatriotas que ya cumple más de medio siglo sin soluciones».
Las FARC aseguraron que «en La Habana se buscan los caminos para alcanzar la paz estable y duradera, con la particularidad que, aunque el discurso de paz esté en boca de los gobernantes, sus acciones son de hostilidad económica y bélica contra los desposeídos», agregó el portal web de Telesur.
El pasado jueves el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, presentó la propuesta de su Gobierno para frenar la crisis del campo, causa principal de las múltiples protestas que se han registrado en la nación neogranadina en las últimas semanas, tras el llamado a paro nacional del sector campesino.
Según el Ejecutivo, dicho pacto tendrá como insumos, aparte de los programas del Estado, los diferentes acuerdos firmados con dirigentes campesinos, que permitieron levantar algunos bloqueos en las principales vías del territorio colombiano.
Sin embargo, no hace alusión a poner fin a los Tratados de Libre Comercio (TLC), que, según las FARC «son los que más ruina traen al campo». Tampoco se hace referencia a la extranjerización de la tierra, o de su redistribución a partir de la culminación del latifundismo.
El problema no se resuelve con «oportunismo y paños de agua tibia», alertaron las FARC-EP, que ratificaron su compromiso con las mayorías campesinas, que siguen reclamando reivindicaciones sociales.
El grupo insurgente lleva a cabo diálogos de paz con representantes del Gobierno colombiano, en La Habana, Cuba, con el propósito de poner fin al conflicto armado que aqueja al país suramericano desde hace medio siglo.