La Revolución acaba de lanzar 335 candidaturas que cubren las alcaldías de todos los municipios del país.
Para mí eso significa exactamente que vamos a alcanzar 335 victorias. Y no lo digo por exceso de entusiasmo o de ingenuidad, sino porque la obligación de cada uno de nuestros candidatos o candidatas es salir a ganar. Y la de nosotros, pueblo en Revolución, apoyarlos en cuerpo y alma.
Y es que ellos no deben salir solo a competir, entiéndase bien. Sino a ganar con todas las de la ley.
Aquí no vale el viejo dicho deportivo de que “lo importante es participar”.
¡No! ¡Lo importante es salir victorioso!
Esa es la disposición de quien sale al terreno de juego. Sale a dar la batalla para hacerse con el triunfo.
No importa que los expertos en estadística y análisis electoral digan que nuestra victoria apunta únicamente al 80 por ciento de los municipios, porque el otro 20 por ciento es difícil. ¡Nada de eso! Hay que salir a ganar en el cien por ciento.
¡Vamos, vamos! ¡Que nadie se quede en el aparato!
Nuestras candidaturas no son simbólicas. Son del pueblo. Expresan la fuerza del pueblo.
No es una copa la que nos jugamos en cada municipio. Es la calidad de la vida cotidiana de nuestras comunidades. Es el manejo revolucionario de sus problemas y de las soluciones.
Cada municipio es un campo de confrontación de la razón amorosa.
La ternura, pues, contra el odio. La eficiencia contra el abandono. Los valores del colectivo contra los negociados amarillos. La inclusión contra el desprecio social. La V República contra la IV. El socialismo contra el capitalismo. La visión participativa contra la neurosis privatizadora. El siglo XXI contra el XX. El sueño de la Patria en paz contra el peligroso fascismo de la derecha.
¡A vencer! ¡A vencer!
Trabajando duro, muy duro, en la calle, con la gente, en la actividad casa por casa, en las asambleas, con la palabra, con las ideas, con el ejemplo, con los argumentos y, sobre todo, con Chávez en nuestro corazón.