¡Abriendo paso al socialismo!|Farruco Sesto: Chávez y san Francisco de Asís (Opinión)

Mañana 4 de octubre se cumple un año desde el acto de cierre de campaña de Hugo Chávez en la Avenida Bolívar. Ese día el “Cordonazo” fue impresionante. Palo de agua. Pareciera que San Francisco, el más humano y amoroso de todos los santos, hubiera querido bendecir en su día al Comandante con el espléndido regalo de la hermana lluvia.

Las imágenes de aquellos momentos no solo se han convertido para siempre en un hito en la historia de la fotografía, sino que son un testimonio conmovedor de coraje y entrega, de amor y de ternura, de un líder hacia su pueblo. Y viceversa. Pues amor con amor se paga.

La referencia a San Francisco de Asís en este asunto es importante. Vivió hace casi ocho siglos, pero muchas de su visiones son totalmente actuales.

Francisco fue el santo que supo manejar más humanamente las dos contradicciones esenciales de la sociedad: esto es, las que hay entre las clases sociales y las que hay entre el hombre y la naturaleza.

Siendo hijo de un mercader acaudalado, abandonó su casa para tomar partido por los pobres, haciéndose él mismo también pobre. Desde allí fue enfrentándose, a su manera, sobre todo con la prédica y el ejemplo, con los poderes constituidos. (Recomiendo la novela de Nikos Kazantzakis, El pobre de Asís. Habría que reeditarla).

También Francisco desarrolló una visión fraternal, comprensiva y respetuosa (hoy diríamos ecológica) de la naturaleza. En ese sentido supo darle un gran aporte al mensaje cristiano al incluir en él, en su mirada amorosa, a todos los seres, incluso los inanimados como el hermano Sol y la hermana Luna.

Chávez, seguramente sin percatarse mucho de ello, era franciscano en su espíritu vital. Tomó la opción de los humildes para darle sentido a su vida. Y citaba frecuentemente el verso de José Martí: “con los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar”. Tomó también opción por la naturaleza en sus constantes llamados al ”vivir bien”.

Por eso digo que la lluvia de aquel día fue una suerte de bendición o de reconocimiento, al poder del amor utilizado como fuerza transformadora.

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