«Pasa la botella, pásala», dice una de las estrofas del tema «El garrafón», que sonó mucho hace varias décadas en la voz de Gualberto Ibarreto. Quizás hoy en día la gente no pasará la botella, sino que cada quien deberá pagar caro la suya a la hora de consumir licor. El motivo: la subida del impuesto al licor en 50%, que con el IVA llega a 62%.
«Y si a lo anterior sumamos el alza del dolar y una escasez de insumos, los precios subirán entre un 300 a 500 %. Ningún consumidor aguantará esto», señaló Fray Roa, director general de la Federación Venezolana de Licores y Afines (Fevelif), en conversación con el Correo del Orinoco.
La Gaceta Oficial Extraordinaria 6.151 establece un incremento en la reforma de la Ley de Impuesto Sobre Alcohol y Especies Alcohólicas.La alícuota del vino subió de 15% al 35%; la de rones, vodka, güisqui otros licores fuertes se incrementó de 20% a 50%. La cerveza se mantuvo en 15%.
CUATROCIENTOS MIL EMPLEOS
El gremio que lidera Roa involucra 5 mil licorerías de las 15 mil existentes en todo el país. También funcionan 150 mil licencias de tascas y restaurantes. Roa argumentó: «Estamos hablando de 400 mil empleos fijos, muchos de los cuales provienen de la comunidad, de los barrios. Nosotros no contratamos ni abogados ni médicos. De aplicarse la ley, estimamos que en los próximos meses casi 10 mil licorerías, sobre todas las pequeñas, podrían cerrar y se perderían 60 mil puestos de trabajo».
Otro de los afectados, Edison Arciniegas, argumentó: «Debemos recordar que no solo se venden licores en estos negocios, ya que muchos venden quesos y jamones como los bodegones; mientras la mayoría vende chucherías, hielo y refrescos».
Sobre las ventas ilegales en los barrios populares, reflexionó: «Van a aumentar más, ya que no pagan impuestos a las alcaldías, que serían grandes perdedoras porque al disminuir los comercios legales sus ventas, dejan de percibir grandes cantidades de dinero por ese rubro. En cambio, el Seniat de una vez se cobra 62%, incluido 12% del IVA, porque el que despacha lo cobra directamente al comerciante. Ni siquiera podemos deducir el IVA como antes, porque lo cobran de una vez».
Para nadie es un secreto que el licor más consumido en el país es la cerveza, pero las cerveceras han advertido que no tienen materia prima para trabajar.
Roa acotó: «También se debe informar que la cerveza ocupa 70% del inventario de una licorería, porque es lo que más se vende. Por este renglón las ventas generales de una licorería bajarían en 50% a 60%».
EL MÁS BARATO
Otra arista del problema es que el Gobierno también instaurará un PVP fijo (o sea, con ganancia fija de 30%). Un documento de Fevelif señala: «La subida de los precios provocó una caída de 36% de ventas el año pasado. Y se espera que con el PVP pueda caer entre un 30 y 40 %».
Roa hizo hincapié en la gran caída en las ventas de güisquis, rones y vinos, «y ha aumentado el consumo de lo que denominamos guarapita (anís, caña blanca y otros). Sin embargo, cuando suban los precios por los impuestos hasta la gente dejará de consumir guarapita».
Por su parte, Arciniegas recalcó: «El objetivo del Estado de disminuir el consumo no lo está logrando. No se está disminuyendo el consumo, sino que se está transfiriendo. En otras palabras, la gente que consumía güisqui ahora consume ron; los que consumían rones de altos costos ahora consumen de menor costo; los que tomaban rones de costos medios y bajos pasaron al anís; y así sucesivamente. Es decir, el consumo se está moviendo de los rubros más caros a los más baratos, pero se sigue consumiendo».
Fue más incisivo, pues a su juicio «el Estado está favoreciendo los monopolios, porque se verán afectados los pequeños comerciantes que no podrán absorber los costos, mientras las grandes cadenas de licorerías sí lo podrán hacer. La vaca gorda rebajará, pero la flaca desaparecerá».
CONTRABANDO
Roa esbozó que el Gobierno Nacional «quiere bajar el consumo de licor, porque dicen que Venezuela es uno de los países que más los consume. Esto es relativo. El tema no es el consumo de licor, sino la cultura de consumirlo prudentemente. Por ejemplo, Alemania es el tercer país de mayor consumo de licor del mundo, pero es un país sumamente pacífico y sin mayores regulaciones al licor. Tampoco la inseguridad en el país es producto de la ingesta de alcohol. Nadie roba rascado. Más bien la inseguridad es producto del consumo de drogas».
Uno de los problemas que preocupa, según Roa, «a los vendedores de bebidas alcohólicas es el contrabando. Fíjate que los cigarrillos subieron y ya está entrando contrabando, porque salen más baratos. Esto va a pasar también con los licores. No te sorprenda que en unos meses llegue licor chino, africano, de cualquier lado».