Fidel, el poeta eres tú… Comandante

Castro no solo liberó a su patria de las garras, la opresión y las desigualdades del imperio estadounidense y del capitalismo, sino que durante más de 50 años ha sido una antorcha y fuente de inspiración para los pueblos sometidos de América Latina, el Caribe y el resto del mundo. Con Chávez cultivó una amistad entrañable. De Martí hizo suya la frase de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”

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De Fidel Castro se ha dicho que pertenece a esa legión de figuras históricas cuya vida en sí misma es una épica. Liberó a su pueblo junto a un puñado de compañeros, incluyendo a su hermano Raúl, de la tiranía de Fulgencio Batista. Sacó a Cuba del atraso y la miseria, desterró la explotación, acabó con el negocio de la salud y la educación, e hizo de la isla caribeña una nación libre y culta, a 90 millas del imperio más poderoso de la historia. Durante más de 50 años, lo reconocen los historiadores y hasta sus críticos, Fidel fue una especie de antorcha libertaria que inspiró y alumbró el camino de aquellos pueblos que aspiraban a ser soberanos e independientes. Este 13 de agosto se cumplieron 94 años del nacimiento de este líder considerado entre las figuras políticas más importantes del siglo XX.

Admirador de José Martí, inspirador de la Revolución Cubana, como de Simón Bolívar, la imagen más recurrente, presentada en miles de fotografías muestra a Fidel con su inseparable gorra verde, el traje militar verde oliva y la barba desordenada. Su imponente estatura, de 1,91 centímetros de alto, y su porte de roble, junto a la firmeza del carácter, más las duras batallas como conductor de la Revolución Cubana, le infundían una aureola de enorme respeto, aunque otros afirmaban que era magnetismo. Detrás de esa dureza se escondía un hombre sencillo, amante de los deportes, meticuloso, gran lector, noctámbulo, incansable, orador kilométrico.

Fidel confesó una vez, como respuesta a una pregunta, que lo que más deseaba en este mundo era poder “pararse en una esquina”. Añoraba la libertad de cualquier ciudadano sencillo. Compartía aquella máxima martiana de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”.

Por los años 80, 90 del siglo pasado, los militantes revolucionarios escuchaban los versos de la canción de Pablo Milanés:

Bolívar lanzó una estrella
que junto a Martí brilló
Fidel la dignificó
para andar por estas tierras

Un día el líder de la Revolución Cubana se topó con Hugo Chávez, y desde entonces se inició una entrañable amistad, llena de afecto y admiración mutua. Parecía que estaban destinados a encontrarse. Fue Eusebio Leal, el eterno cronista de La Habana, recientemente fallecido, quien, fungiendo como mensajero del destino, le habló a Fidel de Hugo Chávez, a quien había conocido en una visita a Caracas. Fidel ordenó que se le invitara de inmediato a dar una conferencia en la isla. El 13 de diciembre de 1994, en un vuelo comercial, Chávez llegó al aeropuerto José Martí. Fidel lo estaba esperando en tierra, a la pata de la escalerilla del avión.

En La Habana, Chávez pronunció unas palabras proféticas que Fidel no olvidó nunca: “Esperamos venir a Cuba en condiciones de extender los brazos, y en condiciones de mutuamente alimentarnos en un proyecto revolucionario latinoamericano, imbuidos como estamos, desde hace siglo, en la idea de un continente hispanoamericano, latinoamericano y caribeño, integrado como una sola nación que somos”. Diez años después, Fidel le respondería.

“¿Cuál es el discurso más largo que tú has dado Fidel?”, le preguntó Chávez en el Aló, Presidente número 49, realizado conjuntamente con Fidel y transmitido desde el campo de Carabobo, el 29 de octubre de 2000.

Ocho horas, de pie y sin ir al baño”, respondió Fidel.

Lo ponché

Con Chávez, Fidel se hizo una figura más cercana y estimada aún más por los venezolanos. En no pocas veces por televisión bromeaba públicamente con quien sabía que lo estaba viendo en La Habana.

“¿Fidel, recibiste el queso guayanés? Se estaba quejando porque cumplió años Germán (Sánchez Otero, embajador de Cuba en Caracas para entonces, 2005) y no llegó el queso guayanés. Voy a reivindicarte con intereses”. Ayer hable con Fidel. Fidel, recibí tu mensaje. Fidel, recibí tu carta”, señalaba públicamente Chávez con frecuencia en sus intervenciones públicas.

En octubre de 2000, Fidel vino a Venezuela y visitó algunos sitios del país, incluyendo Sabaneta, el pueblo natal de Chávez, y Canaima. En Barquisimeto se enfrentaron en una caimanera de beisbol, Cuba versus Venezuela, en la que Chávez ponchó a Fidel Castro, según el narrador cubano del juego, pero el árbitro sentencia que fue la cuarta bola y manda a Fidel para primera. Chávez pasó un largo tiempo sacándole filo humorístico al polémico strike convertido en bola.

En el Aló, Presidente transmitido desde el campo de Carabobo ambos se refirieron a la controversial decisión y analizaron las dimensiones de la zona de strike que en Cuba es estrecha. Chávez insistió en que fue strike.

En contexto del acto de la Revolución Bolivariana y la construcción del socialismo del siglo XXI, como parte del XVI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrado en el Teatro Teresa Carreño, Hugo Chávez se refirió a Fidel valiéndose de unos versos. “Bueno, así dice el poeta Juan Gelman, leo:

Fidel es un país,
yo lo vi con oleaje de rostros en su rostro,
la historia arreglará sus cuentas.
Buenas noches historia,
agranda tus portones,
porque entramos con Fidel, con el caballo”.

“He allí un verso que recoge a Fidel Castro, un país con oleajes de rostros en su rostro, entrando a caballo en la historia”, continuó Chávez. “Y con él nosotros, en tropel de centauros. Y en este maravilloso vídeo que nos ha enviado Fidel, con ese mensaje, o con esos miles de mensajes en tropel, hay una parte al final donde él recuerda aquel momento en el cual era juzgado por la tiranía de Batista, y él mismo, como sabemos, su defensa ante el tribunal que lo juzgaba, y aquella frase: ‘Condenadme, no importa, la historia me absolverá”.

Más adelante agregó: “Y, fíjense, digo algo más, no solo es que ya fuiste absuelto por la historia, sino que la historia te abrió los brazos, te envolvió con su manto mágico y te selló en sus páginas imborrables para siempre jamás”.

En el mensaje pasado en video a los jóvenes asistentes al festival, Castro se refirió a la economía capitalista y a la Revolución Bolivariana.

“Pienso”, expresó, “que la economía de mercado engendra desigualdad, egoísmo, consumismo, despilfarro y caos. Un mínimo de planificación del desarrollo económico y de prioridades es indispensable. Pero pienso que en un país con los enormes recursos con que cuenta Venezuela, la Revolución Bolivariana puede alcanzar en la mitad del tiempo el 75 por ciento de lo que Cuba, país bloqueado, y con infinitamente menos recursos que Venezuela, ha podido lograr desde el triunfo de la Revolución. Ello significa que estaría al alcance de ese Gobierno erradicar totalmente el analfabetismo en pocos años, lograr una enseñanza de alta calidad para todos los niños, adolescentes y jóvenes; una cultura general elevada para la mayoría de la población, garantizar asistencia médica óptima a todos los ciudadanos, facilitar empleo a todos los jóvenes, eliminar la malversación, reducir al mínimo el delito y proporcionar viviendas decorosas a todos los venezolanos”.

Al final se refirió a Bolívar y Martí, al ALBA y a las acusaciones de Estados Unidos.

“… Esas son las ideas de esta época, ese es el antiimperialismo de esta época. Y eso nos hace sentir en la necesidad de Bolívar y Martí más que nunca.

El Acuerdo entre la República Bolivariana de Venezuela y la República de Cuba, suscrito bajo los principios del ALBA (Alternativa Bolivariana para los Pueblo de América), constituyó un paso considerable en el camino de la unidad y de la verdadera integración entre los pueblos de América Latina y el Caribe; el Petrocaribe (Petróleos del Caribe) constituye otro paso extraordinario y un verdadero ejemplo de hermandad y solidaridad entre los pueblos.

Por esos nobles, constructivos y pacíficos esfuerzos el Gobierno imperialista acusa a Venezuela y a Cuba, a Chávez y a Castro, de desestabilizar y subvertir a los países de la región. Ante semejantes imputaciones a Venezuela y a Cuba, si el presidente Chávez estuviera de acuerdo, un día como hoy sería la ocasión propicia para responder: ¡Condenadnos, no importa, la historia nos absolverá!”.

En La Habana, el 14 de diciembre de 2004, en acto con motivo de los diez años de la visita de Chávez a Cuba, Castro condecoró al líder bolivariano en el Teatro Carlos Marx. Luego se refirió a Chávez.

“Prometiste volver un día con propósitos y sueños realizados. Volviste y volviste gigante, ya no solo como líder del proceso revolucionario victorioso de tu pueblo, sino también como una personalidad internacional relevante, querida, admirada y respetada por muchos millones de personas en el mundo, y de modo especial por nuestro pueblo. Hoy nos parecen pocos los merecidos honores de que hablaste y las dos condecoraciones que te hemos otorgado. Lo que más nos conmueve es que volviste, como también prometiste, para compartir tus luchas bolivarianas y martianas con nosotros. ¡Vivan Bolívar y Martí!”, dijo.

De nuevo en La Habana, el 14 de diciembre 2009, en la clausura de la VIII cumbre del ALBA-TCP, Chávez confiesa que la semilla del ALBA se plantó en aquel abrazo con Fidel durante su primera visita a Cuba.

“Hablando del ALBA, la Alianza Bolivariana que aquí nos trajo, que aquí nos tiene reunidos esta noche, estos días, yo creo que el ALBA comenzó con ese abrazo, ahí comenzó el ALBA, aun cuando estamos a cinco años nada más de su formalización. Pero realmente yo te voy a decir Raúl que yo cuando llegué. En verdad yo llegué no solo a Cuba para siempre, en verdad yo llegué a Fidel para siempre, y aquí vamos, él orientando el camino, él es el baquiano, él es el baquiano. Así como es Fidel, me imagino yo, ha debido ser Bolívar, genial, genial”, dijo Chávez.

Simplemente Fidel

En la rueda de prensa en Caracas, en octubre de 2000, Fidel se refirió a la importancia de cuidar a Hugo Chávez, de preservarlo vivo. Señaló que él había sido objeto de más de 600 conspiraciones para asesinarlo

Conozco cómo piensan y cómo actúan los adversarios de los cambios en nuestro hemisferio y los métodos que usan”. agregó.

Luego expuso apelando a su larga experiencia: “Yo soy un hombre, lo confieso, que he vivido muchos años felices de lucha y pienso que debe haber muchos hombres que dispongan de mucho tiempo para vivir muchos años felices de lucha, y el valor no está en arriesgarse, sino el valor está precisamente en dominarse; el valor está en saber cumplir con el deber por encima de nuestras inclinaciones por encima de nuestro amor al riesgo, y ya que he vivido algunos años, pasado por muchas experiencias y veo a un caballero con esa característica… ¡Conozco a los hombres! casi sin hablar con ellos, él trae toda la experiencia acumulada por mucho tiempo. Yo puedo distinguir cómo piensan, cómo sienten y conozco a este hombre, lo llamo así, a este venezolano”.

El 8 de enero de 1959, Fidel Castro y su ejército de barbudos entran triunfante en La Habana, luego de la derrota del ejército y la huida del dictador Fulgencio Batista. Allí pronuncia un discurso. Advierte que el camino será difícil.

“La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil. Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario. Engañar al pueblo, despertarle engañosas ilusiones, siempre traería las peores consecuencias, y estimo que al pueblo hay que alertarlo contra el exceso de optimismo”, dijo.

En noviembre de 2016 una caravana que recorrió 900 kilómetro se dirigió por la carretera central de la isla con las cenizas de Castro hasta Santiago de Cuba, en sentido inverso de la Caravana de la Libertad de 1959.

El 3 de diciembre en Bayamo, Raúl Castro, su hermano, hizo pública la decisión de Fidel, fiel a la ética martiana de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, de que no le pusieran su nombre a calle, plaza, monumento, instituciones, estatuas y otras formas de tributo y culto a la personalidad.

“El 4 de diciembre, ante la presencia de la viuda de Fidel, sus hijos y algunos líderes y personalidades internacionales, Raúl depositó una pequeña urna con las cenizas de su hermano en un nicho familiar en forma de roca en el  Cementerio de Santa Ifigenia”, señala un reporte del momento.

En el nicho simplemente colocaron un nombre: Fidel.


“Algún día quiero verte en Venezuela…”

Quiero decirte, Fidel, que por aquí pasó Zamora por este pueblo en 1858 y muchos hombres y mujeres de aquí se fueron con Zamora a buscar justicia, a buscar de nuevo el camino de Bolívar, porque Zamora andaba señalando de nuevo, como él lo dijo desde aquí, el camino del Gran Bolívar, como él lo llamaba. Lo llamaba el Gran Bolívar, pero todos sabemos la triste realidad también de aquel empeño, una bala traicionera acabó con la vida de Ezequiel Zamora aquí en San Carlos, el 10 de enero de 1860 y una vez más, el pueblo se desparramó lleno de miseria y lleno de dolor por esta inmensa y heroica llanura de Venezuela y ahí están, nosotros sus descendientes, buscando de nuevo el camino de Bolívar y buscando de nuevo el camino de Zamora, que no es otro que el de la justicia.

Yo le pido a Dios aquí, al lado de la Iglesia donde fui monaguillo hace casi 40 años, yo tocaba la campana. Mi mamá quería que yo fuera cura, pero quizás era muy rebelde para hacer monaguillo. Aquí le pido a Dios que algún día vuelva Fidel a Sabaneta. Te invitamos de nuevo a Venezuela y a Sabaneta para que veas, así como te dije en La Habana una noche de despedida y de abrazo cuando te conocí hace cinco años y diez meses y doce días ya, te dije: “Algún día quiero verte en Venezuela y recibirte como te mereces”. Aquí en Sabaneta te repito lo mismo. Te hemos recibido como te mereces, con un pueblo en la calle, con la bandera de Cuba en alto, con la bandera de Venezuela en alto, pero hoy te digo, mirando más hacia el futuro en este camino largo: Espero verte de nuevo aquí algún día, lo más pronto posible para que comiences tú y vengas a ver y ya no veas a los campesinos sin tierra, y ya no veas al muchacho con una hernia que no sabe cuándo se va a operar ni qué médico lo va a ver y ya no veas los niños sin escuelas, y ya no veas las mujeres sin trabajo, y ya no veas los campesinos sin tierra sino que veas la Venezuela Bolivariana que estamos comenzando apenas a construir y que veas la revolución triunfante de esta parte hermosa de Suramérica.

Hugo Chávez. Palabras durante la visita a Sabaneta de Barinas en compañía del presidente de Cuba, Fidel Castro, el 28 de octubre de 2000


T/ Manuel Abrizo
F/ Archivo CO
Caracas