La Fiscalía de París abrió este viernes una investigación judicial para determinar si el expresidente Nicolás Sarkozy (2007-2012) recibió dinero del exgobernante libio Muamar Al Gaddafi (1969-2011) para financiar su campaña electoral de 2007, la que finalmente llevó al conservador al Palacio del Elíseo.
La prensa francesa explica que la «averiguación judicial» intenta aclarar si existen indicios sobre «corrupción activa y pasiva», «tráfico de influencias», «falsedad y uso de falsedad», «abuso de bienes públicos», «blanqueo, complicidad y encubrimiento de esos delitos».
Un documento con fecha de diciembre de 2010, publicado por la web Médiapart, en abril de 2012, reveló que Gaddafi concedió una ayuda de 50 millones de euros (más de 65 millones de dólares) al equipo de campaña de Sarkozy, quien en varias ocasiones ha negado tal acusación.
Según el documento, el responsable de los servicios secretos libios en 2007, Moussa Koussa, autorizaba al director del gabinete de Gaddafi, Bachir Saleh, a efectuar el pago y se refería a reuniones previas con Brice Hortefeux, hombre muy próximo a Sarkozy y su exministro del Interior.
La agencia EFE añade también que el responsable del espionaje libio hacía referencia a Ziad Takieddine, empresario francolibanés implicado en Francia en otros casos de financiación ilegal de partidos.
Dicha denuncia motivó una investigación preliminar que finalmente no avanzó. Sin embargo, la Fiscalía informó que las autoridades poseen testimonios de Takieddine, quien asegura tener pruebas que demuestran esas transacciones financieras.
La Fiscalía también tiene previsto investigar si Sarkozy recibió dinero de la mujer más rica de Francia, Lilliane Bettencourt, para su compaña. En marzo pasado, el expresidente fue imputado por presunto «abuso de debilidad» sobre la millonaria anciana.
De ser declarado culpable en el caso Bettencourt, Sarkozy podría ser condenado a tres años de prisión, una multa de 375 mil euros (490 mil dólares) y una inhabilitación política de cinco años.
La probable inhabilitación podría obstaculizar su oportunidad de postularse para ocupar nuevamente la presidencia en 2017, idea que ha dado a entender en varias ocasiones.