Foro de São Paulo acusó a OEA y Grupo de Lima de ser «caballos de troya» contra unidad latinoamericana

El Foro de São Paulo concluyó el pasado martes sus deliberaciones en La Habana, Cuba, con una declaración final leída por Mónica Valente, secretaria ejecutiva del Foro, en la que se ratificó el compromiso de fortalecer y preservar la unidad de los pueblos de América Latina y el Caribe ante las acciones injerencistas ejecutadas por el imperialismo norteamericano; denunció el papel de la Organización de Estados Americanos y del Grupo de Lima que constituyen los caballos de Troya contra la unidad latinoamericana y caribeña; condenó la intervención de Estado Unidos contra Venezuela a través de una guerra no convencional; cuestionó la intervención en los asuntos internos de Nicaragua; exigió la libertad inmediata de Luis Inácio Lula da Silva, sometido a un juicio ilegal en Brasil.

El vigésimo cuarto encuentro del Foro reunió a 625 delegados de 51 países, y 168 organizaciones de América Latina, el Caribe, Asia, Africa y Europa. En La Habana estuvieron, además de personalidades y líderes sociales, los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, de Bolivia, Evo Morales, de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, el jefe de Estado cubano, Miguel Díaz Canel, Raúl Castro y la expresidenta brasileña Dilma Rousseff.

Un párrafo del documento dedicado a Venezuela señala textualmente: “Condenamos la guerra no convencional y de amplio espectro, aplicada por el imperialismo yanqui y sus aliados europeos, latinoamericanos y caribeños contra la Revolución Bolivariana. Esta se ha convertido para la Casa Blanca en el objetivo estratégico inmediato a derrotar. Sea para nosotros, por tanto, el objetivo mayor de solidaridad en estas circunstancias. Como hace un año atrás, en Managua, el Foro de São Paulo se mantiene en estado de alerta y en sesión permanente de solidaridad internacionalista contra la intervención internacional hacia Venezuela”.

En cuanto Nicaragua expresa su rechazo “… de forma enérgica a la política intervencionista de los Estados Unidos en los asuntos internos de la Nicaragua sandinista, país en el que se está implementando la fórmula que viene siendo aplicada por el imperialismo norteamericano a los países que no responden a sus intereses hegemónicos, causando violencia, destrucción y muerte mediante la manipulación y la acción desestabilizadora de los grupos terroristas de la derecha golpista, que boicotean la búsqueda del diálogo, el cual constituye el mejor camino para superar la actual crisis y alcanzar la paz, lo que es indispensable para la continuación del proceso de transformaciones sociales impulsado por el FSLN desde el Gobierno presidido por el comandante Daniel Ortega y que ha reducido de manera notable la pobreza y la desigualdad social en ese hermano país”.

El texto leído por Mónica Valente en poco más de media hora señala que el foro “mantiene intacta la solidaridad con lo(as) argentinas(os) y brasileñas(os), hondureñas(os) y paraguayas(os) que se resisten a aceptar el retroceso al neoliberalismo en sus respectivos países, luego de experiencias de gobierno
que, por caminos propios, buscaron el crecimiento económico, la mejor redistribución de la riqueza, la garantía de derechos sociales, la ampliación de la participación popular y la democracia, asegurar la soberanía nacional y fortalecer la integración regional en el ámbito de los Brics, todo para combatir las desigualdades sociales, regionales y de genero, el racismo, o que, simplemente, retaron por su política exterior la lógica hegemonista de la política exterior de los Estados Unidos”.

En una condena directa a la OEA y el Grupo de Lima, el foro convocó a impedir que continúen su avance destructor: “Denunciamos”, indica, “esta vez con razones adicionales, el papel injerencista de la OEA, que sigue siendo utilizada por el Gobierno de los Estados Unidos como su ministerio de colonias. La actuación de su secretaría general, marcada por una despreciable supeditación a los intereses de la Casa Blanca, así lo prueba todos los días. La OEA, junto al Grupo de Lima, constituyen los caballos de Troya actuales contra la unidad latinoamericana y caribeña. Hagamos todo lo posible para impedir que continúen su avance destructor”.

OFENSIVA REACCIONARIA

El documento se inicia con una reflexión sobre la situación de las luchas de los movimientos progresistas en América Latina y el Caribe y el avance
de la derecha.

“América Latina y el Caribe viven hoy, 28 años después de haberse fundado el Foro de São Paulo, los efectos de una multifacética ofensiva reaccionaria, conservadora y restauradora neoliberal, fruto de intereses convergentes y de esfuerzos combinados entre las élites mundiales del capitalismo transnacional, del Gobierno de los EE.UU. como su núcleo hegemónico, y de las clases dominantes aliadas de nuestra región”, indica.

Más adelante señala que esta multifacética ofensiva ha logrado hacer retroceder a las fuerzas de izquierda y progresistas, mediante el derrocamiento de gobiernos y los golpes parlamentarios y judiciales. Sostiene que la derecha imperial y las oligarquías subordinadas han amplificado para ello los errores y las limitaciones de las fuerzas transformadoras, que sufren reveses y a la vez poseen inmensas potencialidades de lucha. Ello explica, dice, en un grado fundamental el cambio adverso en la correlación coyuntural de fuerzas imperante. Examinar el carácter y la profundidad de los errores e insuficiencias, corresponderá de forma soberana a los partidos políticos y a los movimientos sociales de cada país.

“El golpe militar”, señala, “ y parlamentario contra Zelaya, en Honduras (2009); el golpe parlamentario dado a Lugo, en Paraguay (2012); la derrota electoral de Cristina Kirchner, en Argentina (2015); el impeachment contra Dilma Rousseff en Brasil (2016), mediante un golpe parlamentario, judicial y mediático; la victoria de figuras de derecha conservadoras o ultraconservadoras en Chile, Paraguay y Colombia; la condena sin pruebas y prisión de Lula para impedir su candidatura a la Presidencia de la República de Brasil; las divisiones ostensibles en el campo popular a la hora de encarar las agendas neoliberales restauradas; la descalificación de la política que en importantes países de la región favorecen los planes de la derecha, y el fortalecimiento público de figuras y proyectos de raíz fascista en varios países, constituyen, entre otros muchos, indicadores de la ofensiva neoliberal, que las fuerzas de izquierda están desafiadas a revertir a favor de los pueblos”.

El texto expresa la solidaridad del foro con los pueblos de Argentina, Honduras, Paraguay, que se resisten a aceptar el retroceso al neoliberalismo en sus respectivos países.

LA PAZ EN COLOMBIA

La declaración, al analizar los efectos negativos de la concentración de la propiedad, el poder y la riqueza en manos de una élite mundial, concluye que se han
ahondado los efectos negativos de estos referentes desde el Foro de São Paulo realizado en Managua en 2017 y el actual de La Habana.

La afirmación anterior se confirma por la destrucción de la naturaleza, con efectos negativos crecientes sobre el clima, las tentativas de privatización de los bienes públicos como el agua, la tierra y el petróleo y su uso predatorio por las trasnacionales, las tentativas de privatización de los fondos públicos, el ataque a los derechos laborales y sociales, el incremento insultante de la inequidad y la desigualdad, la destrucción de fuerzas productivas mediante la guerra para animar las economías llamadas centrales, la multiplicación de los flujos migratorios y del sufrimiento que millones de seres humanos padecen al verse obligados a emigrar y la ofensiva que desarrollan los intereses transnacionales contra la soberanía nacional de nuestras naciones a fin de facilitar el libre movimiento de los capitales.

“Estas realidades, agravadas por el peligroso desempeño de la Administración Trump, que busca revertir la tendencia declinante de la hegemonía norteamericana, multiplican los riesgos para la paz mundial y el estatus de América Latina y el Caribe como Zona de Paz. América Latina y el Caribe seguirán siendo prioridad para la política exterior estadounidense, cuyo dominio es de vital importancia en su afán por mantener un insostenible orden mundial unipolar”, sustenta la declaración.

Igualmente se indica que Estados Unidos y sus aliados necesitan consolidar la percepción de que la historia continental entró en una fase regresiva imparable a favor del capitalismo. Aunque la reacción contra los gobiernos progresistas y de izquierda fue inmediato, debido al descrédito y el debilitamiento extremo de los partidos políticos de derecha utilizados para imponer la reestructuración neoliberal, los inhabilitó como instrumentos capaces de descarrilar las transformaciones sociales impulsadas, según el caso, por los movimientos políticos del Foro de São Paulo. De ahí la necesidad de recurrir a la estrategia desestabilizadora que combina la guerra mediática, jurídica y económica, la injerencia externa y la criminalización del movimiento y la protesta social, entre otros, que sirven a los golpes de nuevo tipo (judicial o parlamentario) o la derrota electoral.

El foro reafirmó su absoluta convicción de apostar por la paz, en concordancia con la declaración de la Celac, que en enero de 2014 declaró a América Latina como zona de paz. De allí que respalda el pedido de las fuerzas políticas y sociales de Colombia para que el Gobierno cumpla con la implementación de los acuerdos de La Habana, mantenga abierto el diálogo con el ELN y de pasos certeros para acabar con el asesinato de excombatientes y líderes sociales, políticos y ambientales y defensores de derechos humanos.

“Denunciamos las acciones de la ultraderecha nacional e internacional para boicotear la paz. Es evidente que la Casa Blanca, el sionismo internacional y las fuerzas más retrógradas del continente, persisten en lograr que los grupos oligárquicos de Colombia sigan siendo tropa de choque a favor de los intereses transnacionales en América del Sur. Es vital la lucha contra esta estrategia, que ya colocó a uno de los países de la Celac como miembro de la agresiva OTAN”, señala.

T/ Redacción CO
F/ Archivo CO
Caracas