Francisco Aguana: “Es necesario conseguir un texto que te mueva”

Montará “Escindia”, original del venezolano Elio Palencia

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Francisco Aguana es un joven actor que, ya sea comedia o drama, destaca en el mundo de las tablas. Y desde este viernes catorce de febrero y por dos semanas se metió en un reto, ya que participará con la obra “Escindia” en el VI Festival de Jóvenes Directores: “Será la primera vez que será llevada a escena. Es un compromiso grande, muy grande, porque el equipo está compuesto de 25 personas. Habrá 15 artistas en escena entre músicos, bailarines y actores. Es un proyecto bastante ambicioso, pero que me llena de emoción, además que tengo a mi equipo soñado”.

Original del dramaturgo venezolano Elio Palencia, las funciones serán en el Espacio Plural del Trasnocho de Caracas los viernes a las 7:30 pm; sábados, 7:30 pm; y domingos, 6:30 pm.

– ¿Por qué esta pieza y no otra?

– Creo que para participar en un festival de dirección, es necesario conseguir un texto que te mueva, que vaya acorde con la búsqueda del discurso de uno como creador. Con “Escindida” me pasó así, quería un texto donde pudiera hablar de aquellas cosas que me duelen, donde pudiera exponer los retos que vivimos como ciudadanos integrantes de una sociedad convulsa. Pero también quería hablar de nuestras virtudes, de nuestra luz, de nuestras posibilidades. Me interesa mucho lo nuestro, la investigación de nuestra voz, de nuestro sello. Entonces le pedí a Elio Palencia esta pieza para leerla y logré hacer “click” desde las primeras páginas.

– Apostó a lo venezolano…

– Porque sencillamente son los que mejor pueden retratar nuestra voz. Creo que nuestra dramaturgia está bastante marginada en estos momentos y quería cambiar el curso de esto, al menos en mí caso, y que mejor manera de hacerlo que con una pieza ganadora del premio Marqués de Bradomin, otorgado por el gobierno español a los jóvenes autores en 1993.

– ¿Dirigir te plantea un reto como artista?

– Sin duda alguna. Creo que el rol del director es profundamente complejo, porque es quien tiene relación con cada uno de los integrantes del proceso creativo, así como tiene la responsabilidad de hacer entender un discurso donde estarán circunscritos los demás creadores. En el caso de esta pieza, ya estaba claro que sería un reto complejo, debido a que es una obra que tiene un contenido histórico y sociopolítico bastante amplio y sumado a eso, mi propuesta de dirección, que parte de elementos meta teatrales y post modernos que le suman cierta dificultad a la obra. Así como también la incorporación de músicos y bailarines. Entonces pasa a no ser solo un reto artístico, sino operativo el hecho de poder manejar tantas personas en un mismo escenario.

– ¿Ser actor es favorable o no a la hora de dirigir a otros histriones?

– Son bastante distintos los roles. El actor hace un trabajo más específico, mientras que el director tiene que generar ese universo donde habitarán esos personajes. Sin embargo, a mi juicio, la dirección de actores, es uno de los elementos más importantes dentro de todo lo que contempla la dirección, puesto que no hay manera que un espectáculo sea bueno si no está bien actuado. Es allí donde ser actor, en principio, me da algunas herramientas para guiar a esos otros actores que decidieron confiar en mí, porque entiendo el proceso de creación del personaje…Entonces empatizo con ese creador que tengo en frente y el trabajo fluye bastante bien. Meyerhold planteaba que un buen director era aquel que estaba al servicio de sus actores y sus personajes. Es una visión poco arrogante de la dirección y es la que me gusta, con la que me siento identificado. Creo que una buena dirección, está cuando una obra trasforma al espectador y no se siente que hubo un director detrás, aunque lo haya.

– ¿Te gustaría algún día incursionar en la escritura teatral?

– Lo he hecho. Ya tengo algunas piezas escritas. Escribí una pieza que se llama “Plastilina maliciosa”, que es un drama de niños para adultos, escribí una cursilería (risaa) que se llama “Para siempre”. He escrito varias cosas… Escribir me gusta mucho, pero a veces duele, porque estás tú, allí con esas palabras que llevan las cosas que te mueven por dentro y no estás con más nadie. Es un trabajo bastante solitario, pero hermoso.

– ¿Sientes que existe nuevo talento en las tablas venezolanas?

– Sin duda alguna. Y no solo talento, creo que ahorita se está gestando una generación que está comenzando a romper los esquemas obsoletos de nuestro medio, como por ejemplo el sectarismo. En este festival y en general, hemos comprendido que todos somos un todo, que de nada sirve dividirnos cuando es tan complejo producir cualquier espectáculo. Creo que también la nueva generación está haciendo un gran esfuerzo por investigar y adquirir herramientas, aun cuando los espacios de formación están tan venidos a menos o tan inaccesibles económicamente.

– ¿Hay falta de apoyo?

– Es necesario que las generaciones que nos anteceden presten todo su apoyo, para que crezca robusto el relevo. Debemos ir borrando el hecho de que el fin máximo para la juventud es la migración, pero eso solo lo lograremos si los jóvenes comienzan a sentir que aquí hay un espacio fértil para el desarrollo. Es necesario que la gente con experiencia, trasmita sus conocimientos, que quienes organizan, creen espacio de desarrollo. También es necesario que el sector empresarial apoye a una juventud con ansias de crear. Es la única manera que ese talento joven crezca y se mantenga en el tiempo.

– Artísticamente, ¿cómo te sientes?

– Siento que me falta un largo camino en las artes en general, que aún me falta crecer y generar herramientas, pero la única manera de llegar a ser bueno, creo que es comenzar, es hacer e ir puliendo el trabajo en el camino. En eso ando.

T/ Eduardo Chapellín
F/ Cortesía FA
Caracas