Francisco Villarroel: “La filmación fue una experiencia muy enriquecedora para todos”

Francisco Villarroel es un hombre organizado, pero siempre proactivo. Actualmente está a millón, ya que su primera novela, Dos otoños en París, fue llevada acertadamente al cine por Gibelys Coronado y está en cartelera nacional: “Hemos tenido una buena receptividad del público, pero debemos seguir promoviéndola”.

Villarroel también es autor de las novelas Tango Bar (2018), Viviana y sus tres amantes (2019) y Tengo que decir adiós (2020), aparte del poemario Noctámbulos (2020). En este momento está en postproducción de la adaptación cinematográfica de Tango Bar.
En el año 2017 fundó MOB Producciones. En 2020 dirigió su primera película, cuyo guion original también escribió. Y desde el año pasado es el director del Festival de Cine Iberoamericano de Caracas.

—Debutó como actor. ¿Quiénes lo orientaron en esa primera vez?

—Sí, fue mí debut como actor, aunque en mi juventud cuando vivía en Aix-en-Provevence, en Francia, realicé talleres de actuación para obtener créditos adicionales. El personaje de Antonio que interpreté en la película se basa en mis experiencias personales, por lo que utilicé mi memoria emotiva y durante tres meses preparé el personaje con la ayuda de mi coach actoral William Cuao. De igual forma, Gibelys Coronado destaca en la dirección de actores.

—¿Le quedó la espinita de actuar?

—En nuestra segunda producción Tango Bar, que está en etapa de postproducción, interpreté el papel principal de Edmundo, un cantante de tango alcohólico que fue casi famoso. Esta producción es la segunda adaptación de una de mis obras literarias y fui preparado nuevamente por mi coach William Cuao. Tenemos planificada la producción de la película Parrillada de burgueses, que se filmará entre República Dominicana y Puerto Rico, en el que realizaré el personaje de un abogado.

—¿Hacer un guion a seis manos fue complicado?

-El guion se basa en mi novela y quería que se reflejara en la pantalla la historia en su totalidad. El guionista Gustavo Michelena es un extraordinario profesional con una amplia experiencia de más de 50 años, por lo que la adaptación fue también un aprendizaje para mí.

—¿Cuáles escritores han influido en su estilo?

—Mi escritor favorito es Ernest Hemingway, he leído toda su obra. De hecho, escribió un libro que se desarrolla en la «Ciudad Luz», titulado París era una fiesta. De igual manera, me encanta el erotismo de la obra de Henry Miller. De los venezolanos me encantan todos. En mi época teníamos que leerlos en el colegio. Pero para las escenas fuertes me inspiré en la obra se Francisco Herrera Luque.

—¿Tiene otro proyecto en ficción o un poemario en puerta?

— En este momento estoy escribiendo una novela que tendrá por título Bahía de Guanta, historia de un crimen, que trata sobre un caso verídico que me tocó enfrentar en mi juventud. Mientras que los poemas los escribo casi todos los días, cuando me tropiezo con la sonrisa de una mujer o el brillo de su mirada. Un solo segundo es suficiente para soñar una historia de amor, aunque ella esté en otros brazos y yo sea el recuerdo de una pasión.

—¿Cómo fue recrear en la ficción una cadena de hechos reales?

—Tanto el libro como la película retratan los ímpetus de la juventud. La pasión que todos tenemos en ese momento de efervescencia, y más en una época como la que retratamos, que pasó de ser un mundo que vivía la eterna Guerra Fría a la apertura a otros modelos y maneras de vivir. La caída del Muro de Berlín fue un símbolo muy fuerte que no podía dejar pasar, en medio de la historia.

—¿Cuando escribió el libro pensó que en algún momento llegaría al cine?

— Siempre hay inquietud por eso, porque uno quiere saber cómo funciona la magia del cine. Y creo que aquí lo logramos. Por ejemplo, la película fue rodada completamente en Caracas. Se ambientaron algunos sitios, como el cuartel San Carlos, las calles de Chacao o la UCV, de manera tal que pareciera París. También utilizamos la tecnología del chroma (el fondo verde) para poner imágenes. Conseguimos lo que buscábamos porque en todos los festivales donde la hemos presentado nos preguntan qué tan difícil fue rodar en París. Cuando les explicamos no lo pueden creer.

—¿Cómo evalúa el proceso de filmación?

— La filmación fue una experiencia muy enriquecedora, al observar el profesionalismo de los actores y técnicos. Se presentaron problemas, quizás por la juventud y la inmadurez de algunos, pero debo destacar a la actriz María Antonieta Hidalgo, una interprete extraordinaria, y al equipo en general.

T/ Eduardo Chapellín
F/ Cortesía F.V.