Fundación Compañía Nacional de Danza mostrará El asombro

El próximo sábado 11 de agosto el elenco contemporáneo de la Fundación Compañía Nacional de Danza (FCND) comenzará en las talleres de realización del Teatro Teatro Teresa Carreño una nueva temporada, de cuatro funciones durante dos fines de semana, de la pieza El asombro, una propuesta creada por Luis Armando “Yayo” Castillo, ganadora del Premio Municipal a la Mejor Coreografía en 1995, cuando se estrenó en un montaje a cargo de la agrupación Raja Tabla Danza.

En conversación con el Correo del Orinoco, el autor que por primera vez no interpretará al personaje, pero se mantendrá en la dirección artística del espectáculo, inscribe la pieza dentro del género del teatro físico, más que dentro de la danza contemporánea.

LA HISTORIA

El asombro, resumió el autor, cuenta la historia de Cipolla (cebolla en italiano), un mago de poca monta, bien vestido pero con algo de mamarracho, con un repertorio de trucos más bobos que malos, pero, sin embargo, capaz de causar asombro por sus destrezas como manipulador y su maestría para usar la mentira para inducir a los demás a hacer o seguir lo que él quiere que hagan o sigan.

De acuerdo a Castillo, en esta pieza las coreografías que dan espacio a la improvisación sirven de vehículo para articular un discurso con base en el humor sarcástico cuya intencionalidad es proponer una reflexión sobre la mentira, el egoísmo, la capacidad que tenemos para manipular, la falta de “amor responsable” en algunas situaciones de nuestras relaciones con quienes nos rodean y también sobre el poder de la unión cuando decidimos encontrarnos.

EL RECORRIDO

A lo largo de una hora 20 minutos, aproximadamente, que comienzan con un solo en el cual el Mago se presenta con sus trucos bobos, se van sucediendo situaciones o momentos subtitulados Los dormidos, El mango, La liga, Los novios, El dueto o la mentira y el final.

En este trayecto, explicó el autor y director, la gente con la que va trabajando el Mago se va dando cuenta de la mentira y la manipulación. Después de caer en cuenta que han estado haciendo el ridículo de manera voluntaria, como en trance del embrujo del provocador, comienzan a reaccionar hasta dar paso a un final sorpresivo en el cual el Mago, luego de su último gran acto de manipulación que convoca a 20 bailarines, se queda completamente solo.

“La primera parte es en la que hay más humor obvio. El Mago trabaja con la gente escogida del público, los hace saltar por aros, hacer como leones y monos. En los demás momentos la gente con la que trabaja el Mago se divierte hasta que poco a poco se da cuenta que la cosa va por otro lado y comienzan a darse cuenta a reaccionar (y ocurren pequeñas reyertas, sublevaciones, como diciendo, ‘mira, ya no me está gustando mucho esto’, se cansan de esas situaciones y ocurre un desenlace que no se puede revelar”, subrayó Yayo Castillo.

TRABAJO FÍSICO

Desde del punto de vista estético, la pieza se presenta dentro de un circo minimalista, apenas sugerido con algunos elementos. Con respecto a la composición y puesta en escena en sí, el director aclaró que la pieza abrevia los aportes de cada uno de los bailarines. “A partir del movimiento de ellos, del baile, (con cierta libertad pero) dirigidos por mí, yo tomo lo que me conviene y lo incorporo. Tengo mucho tiempo trabajando de esa manera, me parece importante estimular la creatividad de los intérpretes, impulsar esa vena de creación que tienen, porque el bailarín, aunque puede dedicarse solamente a la interpretación, no todo el mundo tiene por qué ser coreógrafo, pero en todo caso siempre se está creando como bailarín”, consideró Castillo.

Como una novedad en relación a las dos temporadas que tuvo la pieza: en 1993 al momento del estreno y luego en 2003 con la Compañía La Puesta, en esta oportunidad el Mago tendrá un asistente masculino, rol interpretado anteriormente por bailarinas.

Otra diferencia es el incremento en la cantidad de intérpretes en escena que sumarán 20 en total, además de la figura central.

HOMENAJE A LEO CASTILLO

En un primer momento El asombro, que se titulaba El asombro del pájaro, tenía música exclusiva creada por el destacado compositor venezolano Julio D’ Escrivan. Luego, en su segunda versión, la música, también exclusiva, la compuso el reconocido guitarrista Leo Castillo, primo del director y constante aliado de este en innumerables proyectos.

Casualmente, justo cuando la FCND decide concretar el montaje de El asombro con la participación de Yayo Castillo, el compositor entró en terapia intensiva, donde poco después murió.

“Inclusive me costó mucho conseguir la música. De hecho no la conseguí completamente pero logré sustituirla con otras piezas igualmente compuestas por Leo (Castillo) que también me funcionan. Toda la música es de él, salvo tres piezas que son de Tom Waits, Theophany y Les Offices Du Corps. Leo era una persona sumamente talentosa, murió muy joven (a los 46 años) y este montaje se lo estoy dedicando a él”, declaró el coreógrafo.

En el guión original Castillo contó con la colaboración de Diego López; la iluminación en esta oportunidad está a cargo de Rafael González y la producción es de la FCND, con la interpretación de las y los integrantes del elenco contemporáneo.

Las funciones serán los días 11, 12, 18 y 19 de agosto en los talleres de realización del TTC, a las 5:00 pm. Las entradas ya se pueden conseguir en las taquillas del teatro.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Cortesía Prensa FCN
Caracas