Manchas en el notable expediente|El fútbol está enfermo: corrupción y violencia en Chile

La afirmación se antoja lapidaria, pero los hechos son contundentes: el mandamás del fútbol chileno enfrenta serios cargos de corrupción y la violencia se apodera de los estadios.

Manchas en el notable expediente que configuró Chile en el año 2015 con la victoria en la Copa América en sus predios y el auspicio también en territorio nacional de la Copa Mundial Juvenil Sub-17, ambos con sonado éxito organizativo.

Empero, las barras bravas siguen haciendo de las suyas y el capítulo más reciente fue bastante bochornoso. Riñas tumultuarias, transmitidas sin cortes por la televisión local, mostraron un espectáculo deleznable.

La trifulca fue entre seguidores de los clubes Colo Colo y Santiago Wanderers, que se enfrentaron en la céntrica Plaza Sotomayor de Valparaíso y siguieron con la misma agresividad en el estadio Elías Figueroa.

De tal forma, fue imposible efectuar el partido decisivo de fútbol. No obstante, Colo Colo se hizo del título del torneo de Apertura al caer su más cercano perseguidor, Universidad Católica ante el Audax italiano 0-1.

La situación entonces pasó de la vergüenza al júbilo de jugadores y técnicos del equipo campeón, minimizando los propios periodistas lo sucedido alrededor del encuentro suspendido.

De acuerdo con las primeras versiones, fueron los hinchas de Colo Colo los que provocaron a los de Wanderers, inicialmente en Valparaíso, 140 kilómetros al noroeste de esta capital.

Decenas de heridos, siete de ellos hospitalizados, uno con herida de bala y otro apuñalado, fue el saldo parcial dado a conocer. También otra persona, un chofer del Metro de Valparaíso, sufría un traumatismo encéfalo craneano cerrado.

Estrellas de la selección nacional de balompié como el arquero y capitán Claudio Bravo, el volante creativo Jorge Valdivia y el defensa Gary Medel, repudiaron los desmanes y solicitaron al Gobierno su intervención.

Las críticas fueron duras y directas: la misma historia de siempre. Los delincuentes al poder. Queremos un Chile seguro, Gobierno de Chile, ya basta, dijo Bravo.

Mientras Valdivia espetó: Que el gobierno se responsabilice. Esos mismos que después quieren aparecer en los logros deportivos: Actúen. Esto es reflejo de lo que Chile es hoy.

Por su parte, Medel fue igualmente incisivo: ÂíVergüenza. Una manga de delincuentes empaña al fútbol. ÂíQue las autoridades se hagan responsables!.

La enfermedad del fútbol no es nueva ni llegó ahora a sus límites. Tanto en Europa como en América los tentáculos de la corrupción son conocidos desde hace tiempo, aunque ahora adquirieron connotación especia con el escándalo FIFA.

Tampoco la violencia en los estadios debe sorprender a nadie. Hay un morbo de alimentar pasiones al extremo, como cortina de humo a los problemas sociales de la ciudadanía y se pretende convertir al fútbol en paradigma patriótico nacionalista.

De la corruptela, las crónicas de muertes anunciadas se van extendiendo con el efecto dominó del entuerto de la FIFA, en tanto no pocos dirigentes toman distancia para no empañar el negocio que tan buen dinero produce.

La máxima del The show must go on (el espectáculo debe continuar) siguió al caso de Sergio Jadue, hasta hace unos días presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP).

El departamento de Justicia de Estados Unidos hizo público un informe en el cual detalla todos cargos que la Fiscal General estadounidense, Loretta Lynch, acreditó contra Jadue.

Según Lynch, Jadue se encuentra en libertad bajo fianza pero a todas luces es apenas el comienzo de un proceso que hará rodar muchas cabezas en Chile.

Otro reporte conocido aquí, con la firma del fiscal del distrito este de Nueva York, indicó que «el acusado Sergio Jadue, «conspiró con otros para usar sus posiciones dentro de la Conmebol» con un esquema de corrupción.

En el documento, el fiscal Robert Capers señaló que participó en la solicitud, oferta, aceptación, pago y recepción de pagos ilegales y sobornos en el eje de la Conmebol, de la cual Jadue era vicepresidente.

Fuente/Prensa Latina