Colectivo La araña feminista|Yelitza: ¿Será que no saben? (Opinión)

Desde el año 2007 por lo menos 35 mil mujeres, trabajadoras de los Simoncitos Comunitarios del Senifa, se hacen la misma pregunta que Yelitza González, merideña, integrante del Frente Bolivariano de Madres Integrales Trabajadoras de Venezuela, quien nos habló de su lucha.

Yelitza la historia de tantas.

En 1997 Yelitza tiene cuatro hijas e hijos, las dos menores aún no entran al colegio. Vive en una comunidad de Mérida y para ella como para muchas mujeres en el mundo el trabajo desde la casa es la forma de conciliar las tareas de crianza con las necesidades económicas.

“Yo lo vi como una oportunidad, de primero ver de mis hijas. En 1997 yo tenía una niña de un año y vi la oportunidad de atender a mis niñas y a los niños de la comunidad.”

La Revolución significó para Yelitza un abanico de oportunidades, una de ellas la educación universitaria. La experiencia en el cuidado de niñas u niños le hace fácil decidir su opción profesional.

Se incorpora a la Misión Sucre y egresa de la Universidad Bolivariana como Licenciada en Educación.

“No todo ha sido malo, vi por mis hijas, me puse a estudiar educación, soy licenciada de la UBV.

En un momento hubo la esperanza que una vez graduada pasara de madre cuidadora a docente. Esa fue una recomendación de la Asamblea Nacional en 2008 pero, no. Nos dicen estudien, estudien y después nada”.

Las educadoras no convencionales, mal llamadas “madres cuidadoras o integrales”, laboran en los Simoncitos Comunitarios bajo la figura de “ colaboradoras” y reciben por ello un “bono cuido”.

La realidad es que las educadoras no convencionales cumplen un horario, tienen supervisión, reciben programas que cumplir y son las gestoras de espacios físicos y otros recursos necesarios para la atención de niñas y niños de 1 a 6 años.

“Los Simoncitos Comunitarios funcionan en casas propias, en locales comunitarios, en locales alquilados. Mi Simoncito era un módulo de servicio que estaba abandonado, gracias al Consejo Comunal se nos cedió el local. Se metió un proyecto en el Fondo Merideño para la Vivienda y recibimos un apoyo de 50 mil bolívares, con lo que acomodamos el espacio. En el Simoncito trabajamos 4 madres integrales y atendemos a 19 niñas y niños. Teníamos 30 pero no dejan hacer inscripciones porque están depurando las listas de madres cuidadoras fantasmas, pero sí hay supervisión y hay fantasmas; quienes las están metiendo son los supervisores, no nosotras”.

SON DERECHOS

Yelitza reconoce que a veces flaquea, que le gustaría cerrar los ojos y dejar todo atrás, a las niñas y los niños de su Simoncito, a las amigas que por su edad necesitan más que nunca el reconocimiento del trabajo que hicieron para el país, para la comunidad, pero no. Porque para ella la Revolución es más que vestirse de rojo:

“Es lo que se lleva en el pecho, es una lucha justa. Nuestra lucha es por una reivindicación laboral, que podamos gozar de un salario digno, de derechos laborales, seguro social. Que nos reconozcan nuestros años de servicio.”

El 1° de abril de 2008 se aprobó en la Asamblea Nacional el reconocimiento como trabajadoras a las madres cuidadoras del Servicio Nacional Autónomo de Atención Integral a la Infancia y a la Familia (Senifa), como un acto de justicia social a más de 35 mil mujeres que laboran en el sistema de atención a los niños en su etapa inicial de vida.

Seis años después las madres del Senifa siguen siendo desconocidas, de hecho, como trabajadoras.

T/ Alejandra Laprea

(Tinta Violeta)