Columna Nuestras Raíces de Fernando Bossi|Los Girardot (Opinión)

El 30 de septiembre de 1813, ya terminando la Batalla de Bárbula con el triunfo de los patriotas, una bala perdida acabó con la vida del joven coronel de 22 años Atanasio Girardot.

Había nacido en Antioquia. A los 19 años ya se había graduado de Doctor en Jurisprudencia y Humanidades, pero su vocación revolucionaria lo llevó a enrolarse con las fuerzas independentistas.

Girardot fue parte de esa gloriosa oficialidad que acompañó a Simón Bolívar en la Campaña Admirable, compuesta, entre otros, por José Félix Ribas, Rafael Urdaneta, Vicente Campo Elías, Antonio Ricaurte, Hermógenes Maza, Luciano D’Elhuyar, Joaquín París.

El oficial neogranadino comandó la vanguardia del ejército patriota, combatiendo con un coraje tal que asombraba a sus compañeros de armas. Lo precedía la fama de valiente alcanzada en la Batalla de Bajo Palace en 1811. Fue así como en poco tiempo ganó la simpatía y admiración de todo el ejército revolucionario.

Bolívar sintió enormemente su muerte y escribió una sentida carta a Luis Girardot, padre del patriota. En ella decía: “El nombre de Girardot será funesto a cuantos tiranos oprimen la humanidad”.

Su hermano Pedro también había caído en combate unos meses antes en la Batalla de Juanambú, combatiendo bajo el mando de Antonio Nariño. El único hijo que le quedaba a Luis Girardot era Miguel, de 12 años. Era el año 1815 y la II República se había perdido cruelmente, pero padre e hijo visitaron a Bolívar para ofrecer sus servicios a la Patria. Tres años después, en la Batalla de El Sombrero, Miguel, con apenas 15 años también caería en combate.

Finalmente, el mismo Luis Girardot, ya viejo y cansado, murió en los llanos de Casanare y Apure cuando se dirigía a enlistarse en las guerrillas que operaban en esas zonas. Su esposa, doña Josefa Díaz, y sus hijas fueron desterradas y confiscados sus bienes, quedando así en la más abyecta miseria.

Ese ejemplo de patriotismo y sacrificio, de toda una familia, justifica cabalmente aquello que el “nombre Girardot será funesto a cuantos tiranos oprimen la humanidad”.

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