44,7% apoya al candidato de la MUD|GIS XXI: 55,3% de las y los venezolanos votaría por Nicolás Maduro el 14-A

Venezuela, en la hora de los hornos.
Del cielo caen los rayos y la lava ardiente sale a borbotones del cráter en la cima del volcán. Anuncian la hora de Venezuela que ya tiene fecha: 14 de abril del 2013.
¿Por quién votará Venezuela en la hora sublime de los pueblos de América? ¿Acaso por Capriles, el candidato del imperio yanqui en su obsesión de controlar las mayores reservas de petróleo del mundo? ¿O irá de nuevo, segura y firme tras el legado de Chávez, representado hoy por Maduro, el chofer humilde que encarna los mejores valores de la nación?
¿Por quién votará el trabajador que labora en empresas privadas opositoras? ¿Acaso lo hará, traicionando a la patria sagrada, por su patrón golpista? Sin importarle para nada el destino de su pueblo, de las masas desamparadas, de los millones de niños ahora con escuelas, hospitales y vivienda digna. El egoísmo, innato en el ser humano, es exacerbado al máximo por el capital como modo de dominación. Así, el patrón golpista trata de inculcar al trabajador sencillo su ideología reaccionaria, el odio hacia los más pobres, el rencor hacia la nueva democracia. Pero el trabajador maduro, que sabe leer y escribir, que ve como el chavismo tiende puentes hacia el progreso de la nación, a la hora del voto, a la hora de los hornos, votará por su patria y pondrá esa noche la cabeza en la almohada con la satisfacción del deber cumplido.
Latinoamérica entera está pendiente, con la respiración contenida, de la decisión soberana de los hombres y mujeres de Bolívar y Chávez. Confían los pueblos situados del Bravo a La Patagonia en los obreros y campesinos humildes, curtidos por el sol y el trabajo, que ahora tienen patria y no la dejarán perder, confían en el maestro , con trabajo ahora, que disfruta de ver a sus alumnos orgullosos de su uniforme y de su laptop bajo el brazo, sin envidia ya de los niños suecos u holandeses, confían en los cientos de miles de estudiantes universitarios que tuvieron solo ahora acceso a los estudios superiores a pesar de su procedencia pobre , a pesar de su origen indio o de vivir en los orgullosos y convulsos cerros, confían en los millones de venezolanos con salud gratuita, que ven reducir la mortalidad infantil año tras año y aumentar sus esperanzas y calidad de vida, confían en las familias que tienen hoy casas decorosas que constituyen objeto de admiración no sólo de los pobres y desposeídos de este mundo, confían en el reconocimiento del pueblo a la obra de Chávez.
El proyecto bolivariano y chavista, en juego el 14 de abril próximo, no es solo casas, hospitales, educación y salud gratuita, adecuada distribución de la renta nacional, alimentos y mejoras sustanciales en los niveles de vida de todo un pueblo. Es también paz, desarrollo, independencia nacional, progreso tecnológico, unidad latinoamericana, es orgullo y elevación de la autoestima de un pueblo hasta ayer esclavo y hoy elevado moralmente a la condición de revolucionario, el “escalón más alto de la especie humana”, según afirmó el Che. Es también la confianza y seguridad en un futuro mejor para todos.
El chavismo, que aspira a convertir a Venezuela en una potencia respetada en el mundo, más por la fuerza de sus ideas, ejemplo y cultura que de sus armas, saldrá victorioso en la puja contra el candidato del fascismo, del imperio, de los golpistas, que abolieron de inmediato, durante el artero golpe de estado, la constitución y los derechos del pueblo.
Nada tiene que ofrecer Capriles a la patria de Bolívar que no sea la destrucción de las extraordinarias conquistas sociales de la revolución, que no sea el regreso al desempleo, la insalubridad, el hambre y la inestabilidad social, que no sea la pérdida de la soberanía e independencia nacional. Capriles es la negación de la esperanza de una patria próspera y segura para todos los venezolanos, la negación de una América Latina unida como fuera el sueño del Libertador, es la negación de ese mundo mejor que aclaman en las calles los jóvenes de todo el mundo.
No permitirá lo mejor y más puro del alma venezolana el regreso al Palacio de Miraflores de la corrupción y el fascismo, del robo y el saqueo de los recursos financieros y naturales, del hambre y el desamparo social. Como hombres y mujeres maduros, cultos y responsables, defenderán a su patria, que ya también es nuestra, con el fusil del voto, con las municiones del decoro y la honradez, con la fortaleza de la dignidad , con el amor que regó por la patria latinoamericana , el imprescindible Chávez. Un pueblo maduro, no será jamás derrotado.

José Angel Turro.