Esteban De Gori: La izquierda debe repensar su relación con la nueva subjetividad|La globalización es el gran aliado de las redes sociales

Si la gente tiene sexo por internet, por qué el vínculo político no va a cambiar. Hay nuevas formas de relacionamiento y de construir lo individual que es necesario considerar a la hora de plantear la adhesión de la gente a un determinado proyecto de sociedad, planteó el sociólogo Esteban De Gori.

Las redes sociales son grandes constructores de subjetividad, reinventan y amplifican los lazos sociales. A través de ellas hombres y mujeres buscan sexo, pareja y política. El gran trío de todas las búsquedas. Son una manera de experimentar los lazos social y político, indicó el sociólogo argentino Esteban De Gori.

Desde una perspectiva política, consideró que el problema de las redes sociales no es el aislamiento del individuo, porque esa gente después va a trabajar y a votar. Lo que se está reconfigurando es otro lazo social y político y eso no tiene un impacto menor.

Las llamadas nuevas tecnologías obligan a las fuerzas progresistas a repensar al individuo, con la nueva subjetividad que emerge con fuerza. Su impresión es que en este momento político, salvo el caso de Brasil, tanto en Argentina como en Venezuela, la derecha está interpretando esta relación “mucho mejor” que la izquierda.

Primero porque tiene un aliado fundamental que es la globalización, y segundo, está haciendo política con estos instrumentos. Puso el ejemplo del cowboy que pone la oreja sobre la tierra a ver si viene el tren.

“La derecha se está fijando en esos nuevos fenómenos que puede interpelar, para sacar ventajas sobre la propuesta de la izquierda”, apuntó el investigador y profesor universitario argentino, subdirector ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano Geopolítico (Celag).

En momento de crisis económica, el individuo se cuestiona el por qué tiene que apoyar políticas universales que a lo mejor no le llegan. “Bueno es una subjetividad a ser interpelada por los partidarios del proyecto neoconservador. Hubo una discusión en Argentina muy interesante sobre el impuesto a las ganancias. A la gente le molestaba cancelar esa tasa. Ahora dejaron de protestar por eso y piden volver a sus empleos”, comentó.

Ese reclamó del por qué le tengo que pagar al Estado, casi un planteamiento liberal, se convirtió en un territorio subjetivo para ser interpelado por la derecha, ejemplificó el investigador para enfatizar la importancia de la subjetividad de los individuos.

“La derecha está poniendo la oreja en la tierra y la mayoría de sus partidos están decididos a disputar el poder por la vía electoral”. De Gori dice que esto no se debe perder de vista, porque la capacidad de movilización en la calle se puede convertir en un espejismo.

TOCAR EL TIMBRE DE LO PRIVADO

Contó que en Argentina analizaron el fenómeno de la subjetividad nueva con el ejemplo del timbre. “Viene una persona a tu casa y toca el timbre. Cuando te pregunta sobre lo que piensas sobre tu barrio, la política y la economía, estás tú con tu familia, no estás en una reunión colectiva en donde la gente te mira a ver lo que dices, tu respuesta va a ser distinta”, aseveró.

Lo que quiso decir con esto es que en los actuales momentos “hay una rebelión de lo privado, frente a lo público. Eso hay que captarlo bien porque si no estaremos en problemas, tal como sucedió en Argentina, con los últimos resultados electorales”, aseguró.

Los gobiernos pueden caer en la tentación de “clausurar la globalización”, pero la tecnología está ganando la partida, los canales de comunicación se multiplican. Además está el tema del consumo, agregó, no es solo económico sino que tiene un flanco político.

“Con el consumo la persona se realiza como individuo aunque todos estemos vestidos iguales, pero lo hace con la idea de reafirmar su propia individualidad, por eso no se le puede tachar de egoísta. Hay algo más complejo, se trata de la construcción de uno mismo”, reflexionó.

ARTICULAR RELACIONES

El qué hacer con el individuo no es un problema nuevo, nació con la sociología, recordó De Gori. Emile Durkheim, considerado uno de los padres de la sociología junto con Carlos Marx y Max Weber, ya se planteó el fenómeno del industrialismo y el proceso de individuación.

“Si le pido al individuo lo que él quiere hacer, posiblemente todas las salidas son individuales. Durkheim en ese momento dice que hay que crear algo entre el Estado y el individuo, pero ojo, el interés individual y estatal se tienen que articular, administrar, porque el uno y el otro van a existir”, mencionó.

Ese problema tan viejo -cien años- sigue siendo el de hoy, por lo que es necesario recalibrarlo, porque el momento de la bonanza pasó a una de estrechez de recursos financieros. “Esa relación entre el Estado y el individuo se debe replantear al momento histórico. Como el Estado, el individuo es una complejidad que merece ser pensada. Hay que articular ambos intereses para que no sea tan fuerte la colisión”, aseveró.

El sociólogo argentino consideró que los estados lidian muy bien con los grupos de presión, los sindicatos, los empresarios, los movimientos biodiversos, pero eso no es la política solamente, porque hay demandas que ni siquiera son representadas por el grupo al que pertenece el individuo. “El Estado no puede captar todos los intereses sociales, decía Durkheim hace 100 años”, rememoró.

ALÓ PRESIDENTE

En sus análisis de los discursos políticos, esta preocupación por abarcar los intereses particulares de la mayor cantidad de personas, lo percibió en numerosas ocasiones Hugo Chávez. Recordó el programa Aló Presidente, cuando el Líder bolivariano decía en su programa frases como “el último soldado del cuartel”.

Chávez tenía la preocupación de lo que pasaba hasta en el último rincón y “ese ejercicio, aunque parezca una cosa tonta, es muy importante: Querer capturar lo que todavía no podemos asir, porque eso tiene tanto incidencia como los grupos de presión”, sentenció.

Los progresismos tienen muchos a priori, tienen la respuesta antes de ir a poner la oreja en el piso. La respuesta política antes de la experiencia lleva riesgos. La preocupación por lo colectivo tiene que tener en cuenta lo real.

El colectivismo como cultura debe reactualizar los vínculos con las personas, tanto en los términos afectivos, emocionales, como políticos y económicos. La globalización refuerza el vínculo con el pensamiento liberal, eso existe más allá de las ideologías, sentenció De Gori.

MOMENTO COMPLEJO

Ante esta nueva subjetividad que emerge con las redes sociales, a los gobiernos progresistas se les ha complicado el contexto, porque la disputa política se ha exacerbado. Durante una década lidiaron “bastante bien” con el proceso de globalización. “El ataque ha sido brutal en los últimos años”, sentenció.

Los Estados tienen menos recursos eso dificulta la gestión estatal de manera global. A esto se agrega que la población de manera individual reclama otras demandas.

Los estados progresistas se encuentran con varios dilemas y aparece una fuerte disputa por el control del poder del Estado y de los recursos que se generan. “Estamos en una zona de turbulencia”, sostuvo subdirector ejecutivo Celag.

Ante las turbulencias, propias de la crisis, no todos sufren los embates de esa tormenta, algunos ganan. Esos son los que tienen mayores posibilidades de movilizar recursos, la mayoría se ve afectada. “¿Hay posibilidades?, sí, siempre existen canales para encontrar o reactualizar nuevas trayectorias”, respondió el investigador y profesor universitario.

De Gori considera necesario repensar cómo los gobiernos administran el problema de la globalización. “Con un precio de las materias primas tenías una realidad, ahora tienes otra”, indicó para hacer referencia a los países progresistas de la región que han dependido de la exportación de los bienes primarios.

CAPACIDAD DE MANIOBRA

A los estados se le dificultó su capacidad de maniobra para atender la inversión social porque dependen del precio de los productos primarios, estos descendieron y se redujo el ingreso de divisas. “Deben volver a repartir las cartas. El Estado se queda sin un músculo muy importante que era la captura de la renta de las divisas y sobre eso tomaba decisiones en las políticas redistributivas”, comentó el investigador.

El ingreso de menos divisas afectó la gestión en términos de su capacidad para cubrir la deuda social acumulada en siglos, situación que incide en la gestión gubernamental de manera global para garantizar esas políticas redistributivas. La situación se torna complicada porque no se dispone del capital para financiar políticas que dependen de la disponibilidad de divisas.

A esto se suma que durante estos años de gestión de gobiernos progresistas costó revertir la estructura económica latinoamericana. Eso lamentablemente va más allá de la voluntad de un gobierno. “No solo es cambiar el chip subjetivo y decir: mañana vamos a hacer una industria, sustituir las importaciones. Eso no es tan fácil, porque no tiene tanto que ver con la voluntad, sino con la rutina, con el peso de la cultura política y los actores en torno a esos objetivos”, comentó el profesor universitario.

Ante esta afectación de las políticas sociales, no solo en Venezuela sucedió en Argentina y Brasil, dos casos muy cercanos, lo que más le preocupa a De Gori es que comienza a surgir un rechazo a esa visión asistencialista sin sustentabilidad en el tiempo, su aplicación depende de la coyuntura de cada país.

“Las crisis reactualizan las demandas de los individuos desde una perspectiva liberal, que no es solamente lo económico, sino que viene de una profunda cultura política que tiene una rebelión fuerte contra lo universal. Entonces no es solo la discusión de si la derecha dice: están regalando los reales o están asistiendo a la gente. Se trata de un debate complejo que surge desde el individuo en momentos de crisis”, indicó.

En ese contexto, el catedrático identifica una zona de turbulencia en la adhesión a los gobiernos progresistas. “Por qué yo tengo que subsidiar al otro. Dónde están las repuestas a mis demandas individuales. Es un momento complejo, en el que se van a comenzar a jugar nuevas lealtades o desarmar lealtades políticas”, cuestionó.

El caso argentino lo conoce muy bien y pese a los logros del kirchnerismo, terminó triunfando un proyecto neoconservador con apoyo popular. “Esto no se puede olvidar menos obviar, por lo que creo que no se debe dejar de lado al individuo y sus demandas”, apuntó e investigador del Celag.

Se ha economizado mucho el debate político, no está mal, pero se debe recalibrar porque la vida de la población va mucho más allá, planteó el sociólogo argentino y profesor universitario.

Además, en esta realidad ha surgido una subjetividad distinta y se debe lidiar con esa nueva perspectiva. “No se debe despreciar el individualismo. Hay que ver cómo calibramos en este contexto un acercamiento más reflexivo sobre la persona que tiene nuevas demandas y cómo, a la vez, salimos de esta zona de turbulencia”, planteó el directivo de la Celag.

ANÁLISIS DE DISCURSO POLÍTICO

A Esteban De Gori no le es ajena la realidad venezolana, vivió en el año 2009 en el país. Siempre le han interesado los discursos políticos y ahora en este mundo global, le interesado como se construye la subjetividad del individuo.

El profesor universitario, investigador y subdirector Ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano Geopolítico (Celag) ha trabajado académicamente en temas de discursos, imaginarios y lenguajes políticos del siglo XIX y XX en América Latina y el Caribe.

En este proceso de escrutar el discurso político, tema que le apasiona, De Gori ha dejado en sus escritos afirmaciones como esta: “El rictus partidario, simbólico, militante y casi pedagógico que suponía el “reclutamiento” político ha sido modificado”.

Y remata: “Nadie se sentiría atraído si es invitado a debatir las propuestas de un partido en un local o sede. Lo colectivo no está allí. De hecho existe una huida de lo colectivo para recalar en comunidades virtuales o hiperflexibles (organizadas por Wathsaap)”.

Las redes no solo recrean imaginarios y palabras. No solo son espacios donde se libran controversias, donde se apoya una propuesta o candidato; sino también buscan reinventar formas de lo común, planteó el sociólogo argentino.

Sin pretensiones premonitorias, De Gori augura que las redes sociales serán el gran escenario político y territorio fértil para nuevas plataformas políticas con nuevos partidos, más flexibles, y para una subjetividad que se “construye” como libre y autónoma.

T/ Manuel López
F/ Luis Franco
I/ Tomadas de Internet