El gobierno francés estudia presentar una nueva propuesta de impuesto a las rentas superiores al millón de euros anuales, después de que el Consejo Constitucional invalidara un gravamen del 75 por ciento aprobado por el Parlamento.
A juzgar por las declaraciones de altos funcionarios, el proyecto aún está en ciernes y existen varias contradicciones en cuanto al monto del gravamen y el tiempo de su aplicación.
Según el ministro de Presupuesto Jerome Cahuzac, una medida en ese sentido será aprobada antes del otoño y en vez de imponerse por dos años, como se prevería inicialmente, podría ser permanente.
Las declaraciones de Cahuzac difieren de las del titular de Finanzas, Pierre Moscovici, quien aseguró que esta tasa sería excepcional y solo estará en vigor mientras dure la crisis.
Ninguno de los dos funcionarios precisó a cuánto ascenderá el impuesto, pero los expertos dan por seguro que será diferente al anterior, tanto en la tarifa, como en la duración.
Hacer pagar más tributos a quienes obtienen ganancias superiores al millón de euros anuales fue una de las principales promesas del presidente François Hollande durante su campaña electoral.
La medida sería aplicada a unas mil 500 personas y por ese concepto el gobierno recaudaría como promedio unos 500 millones de euros anuales. Sin embargo, el consejo encargado de garantizar la constitucionalidad de las leyes invalidó el plan por considerar que viola el principio de «igualdad en las cargas públicas».
Para la diputada del Partido Comunista Francés, Marie-George Buffet, después de la decisión del Consejo, el gobierno debería trabajar por una verdadera reforma fiscal progresiva, que no toque solamente los ingresos, sino también el capital.
De acuerdo con una encuesta publicada aquí, 60 por ciento de los franceses estiman justa la propuesta de que en un período de crisis las grandes fortunas contribuyan de manera importante a la recuperación de las cuentas públicas.