Columna Debate abierto|Golpe en El Cairo (Opinión)

La caída del presidente Mohamed Mursi fue un golpe de Estado y la ola de violencia contra los Hermanos Musulmanes es una verdadera masacre.

El nombramiento de 17 generales del ejército y dos de la policía como gobernadores de las 27 provincias egipcias no deja duda de la intención de restaurar el régimen dictatorial de Hosni Mubarak derrocado en 2011.

A los gobernantes militares de Egipto no les importa la opinión de las potencias de la OTAN. Europa y Estados Unidos pueden pedir, instar y amenazar, pero la Junta continúa sacando a plomo limpio de las calles a los partidarios del derrocado presidente Mursi.

¿Los aliados han puesto en evidencia su inoperancia en el Medio Oriente?

EEUU, apoyando al virtual presidente, el general Abdel Fatah Al Sisi, ha proporcionado durante décadas millones de dólares a los militares de ese país. Los políticos de la burguesía justifican la “neutralidad” alegando que si EEUU pusiera fin a su ayuda militar a Egipto, vendrían al otro día los sauditas con sus petrodólares.

En esa óptica, Egipto garantiza la paz con Israel.

Barack Obama, en su momento, criticó a Mursi por no haber respetado “los puntos de vista de todos los egipcios». Si se aferrarán a esa tesis los republicanos en EEUU solicitarían una rebelión militar porque su presidente es demócrata y no los toma en cuenta.

La situación en El Cairo define el relanzamiento de las subhegemonías.

Europa y EEUU permanecerán como espectadores, y han dejado el control de la región en manos del Gobierno sionista de Israel que fue denunciado por el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, como planificador del golpe contra Mursi.

T/ Carolus Wimmer
@WimmerParlatino