“Graffiti”del siglo XXI

Por: Hildegar Sansó*

 

A los “graffitis” también se les denomina “aerosol” o “pintada”, en cuanto que el término aludido, ha sido dejado por la Real Academia Española para aludir a las inscripciones arqueológicas.

En los “graffitis” resaltan: su carácter espontáneo; su veloz elaboración; el hecho de que se realicen en lugares públicos y la condición de que la mayoría de los autores se mantienen en el anonimato.

El neologismo “graffiti”, viene del verbo italiano “graffire”, y éste, a su vez, de la expresión latina, “scariphare”, que significa trabajar con el “scarithus”, que es el estilete o punzón con el que se escribía sobre tablillas.

El “graffiti” contemporáneo se remonta a 1888, tras un asesinato atribuido a “Jack El Destripador”, ya que, junto a un objeto ensangrentado de la víctima, la policía vio un “graffiti” escrito con sangre, cuyo extraño sentido podía haber creado un movimiento antisemita, por lo cual, el Comisario de la Policía lo hizo borrar de inmediato.

Durante la “invasión” estadounidense de la Segunda Guerra Mundial, cuando dichas tropas entraron en Túnez en 1943, vieron un graffiti que decía “Kilroy was here” el cual fue utilizado en el mundo entero, con variaciones en el nombre. Así, en portugués se decía “Biriba estuvo aquí”, y en otros idiomas el personaje cambiaba de nombre.

Entre los años 1960 a 1970 comenzó a utilizarse el aerosol para pintar el “graffiti”, siendo así el creador de una subcultura, cuya temática incluía el signo de la paz.

En Nueva York, los “grafiteros” querían dejar memoria de su paso asignando, a sus “graffitis” el número de la calle en la que habitaban.

En 1970 vagones enteros del metro de Nueva York aparecieron pintados con tales signos y como reacción, la fiebre “grafitera” comenzó a ser objeto de severas medidas, siendo así como la Autoridad Metropolitana de dicha ciudad recubrió los vagones con pintura resistente y aumentó la vigilancia, lo que provocó un descenso en el número de los “graffitis” y sus autores, desplazados de su zona de actuación, buscaron como alternativa cruzar el Atlántico, rumbo a Europa.

Surgieron entonces leyes restringiendo la venta de aerosol a los jóvenes y el establecimiento de la obligación a los vendedores de tener las pinturas bajo llave. La propia sociedad y los medios se manifestaron en contra de los grafiteros, surgiendo brigadas, e incluso, asociaciones de vecinos “antigrafittis”. Hubo anuncios televisivos intentando crear conciencia del daño que los “pintores” producían, lo cual los hizo mas agresivos.

Al aumentar el interés por los videojuegos, los mismos se erigieron en defensores de los “graffitis” a través de la temática que desarrollaban, en la cual los héroes eran los grafiteros.

Existen diferentes géneros de “graffitis”. Así, el “art graffiti” vinculado con la música de las calles de los años 70 y 80, denominada “Hip Hop”.

Otro estilo es el de los “lemas”, también llamado “graffiti público”, que son aquellos que aluden a preocupaciones ambientales o políticas.

Finalmente, está el género “latrinalia,” también llamados “graffitis privados”, que son los realizados en los baños, en sus paredes, puertas y espejos que van acompañados de las reflexiones filosóficas de sus autores.

El hecho es que ha surgido una nueva forma de arte, que ya tiene como tal, exposiciones y patrocinantes. Es posible que esto lleve a los incontenibles “grafiteros” a dejar sus huellas solo en sitios apropiados y a desarrollar sus creaciones sin la repetición incansable de sus secuencias favoritas que se podrían entender como elefanticos obesos, y que hoy en día cubren las paredes recién pintadas de edificios y casas, produciendo un efecto de desaseo y abandono.

El “graffiti cultivado”, por el contrario, tiene su propio ámbito, en el cual, es un objeto artístico que informa pacíficamente sobre las ideologías y temática de sus autores. Para entenderlo hay que aprender la nueva noción aceptada del “arte”.

sansohildegard@hotmail.com
Caracas