Una jornada de protestas pautada para este sábado y otra huelga general el 19 de octubre se convirtieron este viernes en apenas añadidos a la ya grave situación de Francia, con problemas que atentan contra el suministro de combustibles.
El tenso panorama social tiene su origen en el rechazo de los sindicatos y la inmensa mayoría de los franceses a las reformas a la ley de retiros, sobre todo en la edad de jubilación elevada de 60 a 62 años, y de cobro de pensión completa de 65 a 67.
Según el Gobierno del presidente Nicolás Sarkozy, emprender esos cambios es la única posibilidad del país de seguir gozando de prebendas en la seguridad social, al tiempo que recalcó que Francia todavía es muy privilegiada en Europa en tal sentido.