Así como la burguesía especula con alimentos y precios de todo, así especula con la información y con la comunicación. Nada nuevo.
Una y otra forma de manoseo son operaciones para desfalcarnos, desde la panza hasta la cabeza.
Son formas de la mentira serial que es consustancial al capitalismo.
Por eso es un sistema criminal que desborda mentiras insaciablemente en el precio, en el salario y en las ganancias tanto como en los hechos, sus alcances y sus consecuencias.
Su “guerra” expresa todas las formas agudizadas de la lucha de clases y sus planes consisten en empeorarlo todo contra el proletariado mundial que necesitan para esclavizarlo, explotarlo y enajenarlo.
El momento actual de esa “guerra económica”, que ha durado excesivamente, deja ver con toda claridad no solo la perversión de los especuladores sino las tareas que debemos emprender para derrotarlos, línea por línea, inspirados por las mejores lecciones y victorias de la Revolución socialista en Venezuela y en el mundo entero.
Basta de burlas y de escapatorias.
Ellos no tienen misericordia con los pueblos, no se tocan el corazón cuando dan órdenes para sembrar miseria, muerte y desolación.
Pero no basta con derrotarlos económicamente, quitarles las armas especuladoras con que nos atacan.
Hay que quitarles las armas de guerra ideológica que son sus medios de comunicación.
No olvidemos que “por el engaño nos han derrotado más que por la fuerza”. Eso lo dijo Bolívar.