Hace un tiempo atrás escribí un artículo alertando sobre la amenaza que la situación con el Esequibo significaba para Venezuela. Había varios elementos para prever que de un momento a otro se desataría un conflicto en escalada con la Guyana por este tema. En primer lugar, el año pasado, ya un barco de bandera estadounidense fue expulsado por la Armada venezolana, cuando entró en aguas venezolana, que había zarpado de la República Cooperativa de Guayana. El mismo día, por cierto, un fuerte sismo sacudió la región oriental del país, con epicentro en las zonas donde estaba el barco que, justamente, estaba haciendo exploraciones en la zona.
En ese entonces señalaba que las provocaciones contra Venezuela podrían involucrar acciones por nuestro vecino oriental. En primer lugar, el referente de lo que pasó con Irak cuando invadió Kuwait para recuperar el territorio de ese Emirato que le pertenecía en el pasado. Salvadas las distancias entre un caso y otro, recordemos que la “invasión” de Kuwait originó la “Guerra del Golfo”, las posteriores sanciones que fueron asfixiando a ese país, hasta la caída de Saddam Hussein. Las consecuencias las conocemos, cientos de miles de muertos, un país destruido y saqueado, sometido a una guerra por facciones que buscan consolidar su poder.
La región de Guayana es de primera importancia estratégica, pues ahí se concentra la mayor reserva de petróleo del mundo, están las fuentes de generación de energía más importantes del país, los minerales como el oro, hierro, aluminio y el coltán. Mineral este último que he generado guerras en países africanos y acciones de grupos irregulares que buscan contrabandear con este valioso recurso que está presente entre Bolívar y Amazonas.
La provocación, en todo caso, busca que Venezuela reaccione de manera desproporcionada para poder activar el decreto emitido por el presidente Barack Obama, posicionando a nuestro país como una amenaza para la región. Esto es una acción más en la guerra total declarada contra el Gobierno del camarada Nicolás Maduro, entre las que sumamos actos delictivos selectivos contra funcionarios, escoltas, emisoras comunitarias, que han sido víctimas de robos, entre otras cosas.