Columna de Walter Ortiz| Habilitante no… ¡pero Constituyente sí! (Opinión)

Llama a soberana risa el hecho de que un sector del país, representado en una oposición carente de todo sentido de la moral y de la política, ahora venga a negar una ley habilitante para que el Ejecutivo Nacional profundice en la lucha contra la corrupción; petición que parece cada vez más ajustada a la realidad, cuando estos sectores demuestran, con una postura tan infantil, su absoluta renuencia a contribuir a esta batalla emprendida por el presidente Nicolás Maduro.

¿Quién en este país podría estar en contra de luchar contra el flagelo de la corrupción?, solo un grupo que ignora el mensaje político que le da al país con semejante posición, o que se beneficia de la existencia de mafias que, de paso, tienen conexiones en el Estado, por cierto fuertemente combatidas en las últimas semanas por Maduro, dejando entrever los principios que mueven su accionar político.

Más gracioso resulta que aquellos que llaman a negar la habilitación al presidente Maduro, para que a través de las leyes avance en esta batalla, sean los mismos que sin rubor alguno hablen de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, lo cual si contaría con su absoluto respaldo ya que, como trasfondo claro está, permitiría demoler todo tipo de derecho o garantía constitucional para el pueblo, eliminando de paso el artículo que prohíbe la privatización de Pdvsa, para hacer ulteriormente lo mismo que hoy los partidos políticos lacayos de los intereses del Gobierno de Estados Unidos, hacen por allá por México, regalándole la principal industria petrolera a los intereses de las transnacionales.

La situación es clara; la derecha no va a contribuir de ninguna manera y en ningún momento a cualquier acción que, saben de antemano, consolidaría el Gobierno del presidente Maduro. En cambio continuarán atizando todas las acciones de desestabilización en las que vienen trabajando, de cara a destruir la Revolución Bolivariana. Es la orden que han recibido del imperio estadounidense, en su análisis de presunta debilidad interna, ante la muerte del comandante Hugo Chávez.

Estos factores apátridas saben, de largo, que acabar con la Revolución Bolivariana sería poner en jaque todo el movimiento político alternativo cosechado en la primera década del siglo XXI, que fue capaz de barrer al ALCA y al neoliberalismo, procurando avanzar en la unión de nuestras naciones, configurando un nuevo sendero de lucha para construir el socialismo.

Nadie puede llamarse a engaño. Vienen momentos duros y tendremos que afinar muy bien la puntería, sin eludir el debate nacional, cuando tengamos que enfrentar la próxima batalla que ya tiene fecha, 8 de diciembre. El enemigo vendrá otra vez por nosotros y la vía electoral importa poco.

walter1982@gmail.com
Caracas