Este martes llegan a Carmen de Uria y harán misa por los difuntos|Desde hace 14 años peregrinos de la tragedia de Vargas ondean la bandera “prohibido olvidar”

El grupo de peregrinas y peregrinos de la tragedia de Vargas inició ayer la caminata que cada 15 y 16 de diciembre realizan para honrar la memoria de las miles de personas que perdieron la vida en la entidad durante el embate del fenómeno hidrometereológico del año 1999.

Nelson Galvis, habitante de la parroquia Macuto y coordinador de la peregrinación, comenta que ya son 14 años de una caminata anual, que lleva como bandera el clamor “prohibido olvidar”.

EL RECORRIDO

Como es tradición, el punto de partida fue la iglesia de la parroquia Maiquetía. Con la imagen de la virgen de Fátima en la vanguardia, iniciaron la primera fase del recorrido.

Ayer atravesaron el centro de Maiquetía y pasaron por el casco histórico de La Guaira hasta llegar a la Catedral, donde fueron entrevistados por el equipo del Correo del Orinoco.

Luego de rezar un rosario, la peregrinación continuó hacia Macuto. Galvis indicó que visitarían la comunidad de Los Corales y terminarían el primer día en la iglesia de Caraballeda.

Hoy, a primera hora, la peregrinación continuará hacia la iglesia de Tanaguarena. El último tramo del recorrido los llevará hasta la capilla de la antigua comunidad de Carmen de Uria, donde el obispo de Vargas, monseñor Raúl Biord, oficiará la misa en honor a los difuntos.

Galvis comenta que durante la caminata también elevan oraciones, sobre todo en los lugares que fueron más afectados. Cuenta que la gente en las parroquias los conocen, sobre todo en Macuto, y por eso los reciben con cordialidad: “Nos abrazamos, lloramos a nuestros muertos, pero también compartimos muchas alegrías de los nuevos años”.

“NO PODEMOS OLVIDAR”

Galvis recordó que aquel diciembre de 1999 “los varguenses vivimos momentos muy difíciles; y para que no se repita no podemos olvidarlo”. Expresó preocupación porque “hoy día hay gente que está nuevamente construyendo cerca de los ríos”.

Comentó que “en los primeros años nadie se acercaba a los bordes de los ríos porque sabíamos la amenaza y lo recordábamos de forma instantánea. Han pasado 15 años y el tiempo va a querer tentarnos al olvido. Por eso queremos recordarles lo que nosotros vivimos”.

“UN BALDE DE AGUA”

El 15 de diciembre de 1999 Galvis se encontraba en un centro de votación de Macuto. Era testigo de mesa para la defensa de la Constituyente. Recuerda lo mucho que el país había esperado aquel día, pero cuando cayó en la tarde la noticia de la muerte de dos niñas en la parte alta del sector El Cojo, desapareció el ánimo de celebrar la aprobación de una nueva Constitución.

“Luego de que terminó la elección nos despedimos. Desde ese momento parece que el cielo se abrió totalmente y no eran goticas de lluvia, era un balde de agua lo que nos venía”, relató el peregrino.

RESPETAR LAS NORMAS

A juicio de Galvis, “el riesgo siempre va a existir, pero en la medida en que respetemos las normas de construcción y tengamos bien las represas y los dientes de detención de desechos sólidos, el riesgo va a disminuir”.

Exhortó a las personas a no construir a las márgenes de los ríos y a mantener limpias las quebradas. “No podemos botar desechos y escombros en los ríos, porque cuando llueve y el cauce crece, esos cauchos y neveras que hemos botado ayudan a desbordar el río y a afectar nuestras viviendas”, explicó.

Los peregrinos hicieron un llamado a las autoridades del estado para que realicen el mantenimiento de cuencas y quebradas. Además exhortaron a “continuar la canalización de los ríos y la construcción de las obras hidráulicas, ya que eso es lo que nos va a ayudar a minimizar el riesgo”.

LA ANTORCHA QUE GUÍA

Edgar Barreto ha sido el encargado de llevar la antorcha desde que se inició la peregrinación. Cuenta que su significado es “la luz que guía al pueblo de Vargas en prosperidad y amor”.

Una de las experiencias que más lo ha impactado durante los 14 años en los que ha llevado la antorcha ocurrió en el año 2001: “Entrando a Los Corales llegó una brisa muy fuerte y nos apagó la antorcha. Todo se puso oscuro y sentimos miedo porque pensamos que venía algo malo hacia nosotros; por más que le echaba gasoil a la mopa, que va, no quería coger brillo”.

Sin embargo, el fuego de la antorcha volvió a encenderse y los peregrinos continuaron el camino.

T/ Jeylú Pereda
F/ Joel Aranguren