Policías, disparos e inseguridad dominan las calles al caer el sol|Haitianas y haitianos pasan la noche sobre cartones y entre hogueras

Son muchos los modos en los que le cambió la vida a la gente de Haití, desde que la tierra se estremeció el 12 de enero de 2010. No sólo perdieron sus casas, sus trabajos y sus familiares, a muchos no les ha quedado más remedio que dormir sobre cartones en medio de las principales calles de Puerto Príncipe, donde además colocan barricadas para que no pasen los carros y así evitar arrollamientos.

“Ya han perdido mucho, por lo que osan hacer cosas que un ciudadano normal pensaría dos veces”, comenta el embajador de Venezuela en la isla, Pedro Antonio Canino González.

Violencia y supervivencia del más apto

Desde Bisanes, zona donde queda la sede de la embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Haití, la noche transcurre un poco más tranquila, pero más allá de sus paredes la realidad es otra.

A las seis de la tarde, la oscuridad llega y la intranquilidad se incrementa. Tras los límites de la embajada se escuchan disparos ocasionales y con éstos, los gritos de desesperación de haitianas y haitianos que son sorprendidos buscando comida o agua.

A las puertas de las sedes diplomáticas se concentran decenas de personas con papeles en la mano a la espera de una oportunidad para ingresar en busca de alguna ayuda para que las saquen de la isla. En la noche hacen colas, y apenas amanecen gritan todos a la vez, se desesperan y hablan en creole, francés e inglés.

“Los ciudadanos amanecen esperando la apertura de las puertas para pedir ayuda. Muchos piden alimentos o que los saquen de este país. Quieren ir a Venezuela para trabajar”, explica el embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Haití, Pedro Antonio Canino González.

Recorrer las calles por la noche, es difícil, pues los rayados y las referencias se confunden en la oscuridad. Si se aborda a un grupo para hablarle, todos piden comida a cambio de respuestas, pero sacar una lata de atún o un poco de agua frente a un grupo podría poner el riesgo la integridad del interrogante.

Hogueras en la noche

Muchas familias prefieren pasar la noche en las plazas de Puerto Príncipe, donde improvisan carpas con sábanas y cocinan en hogueras hechas en plena vía con carbón, cajas y restos de madera que consiguen en las casas caídas. Pero a veces, la luz proviene del fuego que consume los cadáveres que son quemados a altas horas de la noche.

“Los muertos que no tienen familia son calcinados en la calle. Nuestra creencia es que los muertos son personas que ya se fueron. Son cuerpos sin alma que no se lloran, no se les pide y se pueden quemar, pues ya no valen nada”, explica Solange Jean, haitiana residenciada en la plaza Simón Bolívar, justo frente a la embajada de nuestro país en Haití.

El 20 de enero, luego de una de las réplicas más intensas del terremoto, colapsó la cárcel de Haití, por lo que quedaron libres los reos de mayor peligrosidad. “En la calle hay presos, gente con hambre, policías que dejaron de proteger a los ciudadanos para velar por sus interesas y usar las armas contra ese pueblo que antes defendían y sobre todo desesperación. La calle es como una especie de campo de batalla. No se respetan a los muertos tampoco porque ingresan a sus casas para saquear. En líneas generales tenemos miedo e incertidumbre”, comenta Solange.

T/ D`yahana Morales
F/ Oscar Arria
Puerto Príncipe
Haití
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