Un estudio científico revela que hay 10 000 billones de toneladas de diamantes enterrados en el interior de la Tierra, algo de verdad inimaginable.
Estas piedras preciosas están sepultadas en las raíces de los cratones, las masas continentales situadas entre la corteza y el manto, en la litosfera, a una profundidad de entre 150 y 300 kilómetros, según indica una investigación conjunta del Instituto Tecnológico de Massachusetts y una decena de universidades de todo el mundo.
Para llegar a esta conclusión los científicos han estudiado las ondas de sonido que los sismógrafos captan continuamente del interior de la Tierra, informa este lunes el portal de noticias científicas Phys.org.
El sonido cambia de velocidad en función del tipo de roca que atraviesa. Se sabe que los cratones son rocas menos densas que el resto de materiales del manto de la Tierra, pero los científicos habían detectado que las ondas de sonido circulan el doble de rápido en los cratones, de lo que deberían.
Los expertos han recurrido a las simulaciones informáticas, han creado rocas virtuales y utilizado todo tipo de rocas y materiales que hay en el interior de la Tierra, hasta encontrar una composición de las raíces de cratón que encaje con la velocidad de las ondas de sonido capturadas por los sismógrafos.
Por fin los científicos han concluido que la combinación más factible es que las raíces de los cratones tengan entre el 1 y el 2 % de diamantes, que dejan pasar el sonido más rápido que la roca estándar del cratón. Y esta cantidad equivale a casi 10 000 billones de toneladas de diamantes.
Se sabe que los diamantes se crean en el interior de la Tierra, a grandes temperaturas y presión, y salen al exterior a través de erupciones volcánicas, por conductos de roca que conectan directamente con el cratón.
No obstante, el ser humano no puede tener acceso a esta riqueza gigantesca con la tecnología actual, ya que la profundidad máxima a la que ha llegado el hombre ha sido 12 kilómetros, a través del Pozo Superprofundo de Kola, en Rusia, y las temperaturas ya alcanzaban los 180 grados de calor.