Hasta el próximo domingo Tartufo estará en Caracas

Hasta el 27 de marzo, con funciones de viernes a domingo a las 6:30 de la tarde, el público caraqueño o los visitantes a la capital venezolana tendrán la oportunidad de disfrutar del clásico de la literatura universal Tartufo, la célebre comedia de Molière, uno de los más excelsos exponentes del género, esta vez como parte del Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho Cultural, en un montaje a cargo de Douglas Suniaga.

Los amantes del teatro siempre agradecen la oportunidad de apreciar los clásicos y más si se trata de una pieza tan importante como el Tartufo de Molière, una obra de gran renombre en la literatura, en el arte dramático y mucho más, tanto que incluso la Real Academia de la Lengua Española incluyó el término “tartufo” para señalar a personas hipócritas y falsas.

Y se agradece mucho más si el montaje, como es el caso de la propuesta de Suniaga, se aleja de las extravagancias y se concentra en respetar la obra maestra, con apego al texto original pero sin privarse de hacer aportes que la acerque un poco más a la actualidad y la refresquen.

Sobre Tartufo no queda ya nada que decir.

Suniaga seleccionó esta pieza para presentarla al Festival de Jóvenes Directores luego de leerla junto a la actriz Marx Cipriani, que en el montaje interpreta a Dorina, la insolente dama del servicio doméstico que tiene el valor de enfrentarse a Tartufo (Fernando Garantón) y a su inocente jefe Orgón (Jayler Romero), de una manera mucho más frontal que el resto de los integrantes de la familia en torno a la cual gira la historia.

Cipriano, contó el director, había trabajado el texto hace mucho tiempo y tenía la ilusión de llevarlo a escena. “Leímos la versión original y la traducida y nos encantó, desde allí empezamos a trabajar el texto con la premisa de tratar de conservarlo lo más puro posible del original. Es un texto tan bien escrito que vale la pena disfrutarlo desde su raíz”, contó Suniaga al Correo del Orinoco.

-¿Es más cómodo encarar el montaje de un clásico que el caso de una obra nueva o a estrenar o, por el contrario, implica un reto superior?

-Siempre es necesario acudir a los clásicos, siempre es necesario ver un Moliére, un Shakespeare, un Brecht, un Rengifo, estos autores y sus obras no en vano son consideradas clásicos porque tocan temáticas universales que nunca pasarán de moda. Es difícil llevar a escena un texto universal porque se ha visto tanto que parece que no puede sorprender, pero allí es donde hay un nicho para la creatividad, un espacio para arriesgarse a crear, a darle; como dice un gran maestro horas-nalga para resolver formas efectivas de crear en la escena. Eso no desmerita la loable empresa de hacer una obra nueva, posicionar un texto poco conocido es difícil porque el público no se espera que va a ver. En resumen, hacer teatro es un reto que debes asumir con amor para que sea recíproca la recepción por parte del espectador.

-¿Qué tan apegada a la obra original está esta propuesta?

-Fue muy poco lo modificado del texto original. De hecho, ni siquiera quise desechar los personajes que, en un principio, parecen pequeños. En este país vemos muy pocos textos clásicos en cartelera, nos encontramos adaptaciones y versiones pero muy escasamente vemos textos íntegros. Llevar a escena obras clásicas también es una manera de rescatar nuestra memoria.

A parte de las actuaciones muy bien equilibradas que corren por cuenta de María Brito como la señora Pernelle, Jayler Romero como Orgón, Fernando Garantón como Tartufo, Jariana Armas como Elmira, Marx Cipriani como Dorina, Sara Azócar como Mariana, Jeizer Ruiz como Damis, Loswel Guzmán como Valerio, Marco Carreño como Cleanto, Yohn Terán como Lorenzo, señor Leal y el oficial, de este trabajo destaca la estética escenográfica, muy ligera.

En este aspecto, al director le interesó mostrar de una manera más íntima a la familia, que el espectador tenga la oportunidad de ver lo que pasa detrás de la escena y aflore su morbo voyerista de curiosear lo indebido, lo que no se dice.

“También uno de los temas principales de la pieza es la hipocresía, las intenciones ocultas, la falsedad, y quería que ese espacio mostrara lo contrario: transparencia, sinceridad, verdad. Además de ser una comedia muy bien escrita hay un drama familiar implícito en la trama, quise que se viera como es la familia por dentro de la casa y por fuera de sus vidas”, describió el director y también actor.

En esta iniciativa participan detrás del escenario Misael Carpio en el vestuario y la escenografía y Fernando Garantón en la realización de escenografía.

El diseño de iluminación es de José Manuel Rueda Álvarez, el diseño gráfico de Edward Parúh y el estilismo y maquillaje de Penélope Gil. Confección y ajustes de Rosa García: Alexandra Arteaga; Musicalización: Marx Cipriani; Producción: Alejandra Zapata y Deyva teatro; Asistencia de producción: Roberto Pichinoni y Diego Sivira; Asistente de dirección: Gerdys Hernández.

T/ Luis Jesús González Cova
F/ Archivo CO