Héctor Rodríguez: Altruismo vs. egoísmo

Una activista feminista gallega del siglo XIX, Concepción Arenal, acostumbraba decir que el amor vive más de lo que da, que de lo que recibe. Este pensamiento nos sirve hoy para hacer una breve reflexión sobre las experiencias que estamos viviendo con intensidad los venezolanos.

Durante los últimos 60 años, con el desarrollo de las corporaciones mediáticas a través del cine, la televisión, la radio, la prensa y, actualmente los medios virtuales, se ha trabajado muy a fondo para cultivar el individualismo a todo trance. Se han instalado laboratorios cuyo fin es instaurar la microcultura, el desprecio por la diversidad, la intolerancia por el pensamiento plural. En Venezuela se pueden conseguir viejos ejemplos pero también muy recientes que son muestra de esto; por ejemplo, hemos leído a “influenciadores” planeando los más horrendos crímenes contra el chavismo e invitando a sus seguidores a imaginar actos homicidas y a compartirlos públicamente sin ningún asomo de vergüenza o humanidad.

Así se ha cosechado entre algunos una visión egoísta que señala como tonto, por decir lo menos, a quien está dispuesto a ayudar a los demás sin recibir nada a cambio. La misma visión que ha llevado a estas personas a transitar por el camino corto de la corrupción en lugar del largo de la honestidad. La que les aconseja ser vivos y aprovechar cualquier subsidio del Estado para comprar un bien a un precio regulado y salir de inmediato a revenderlo, simplemente porque parece ser un “buen negocio”.

Desafortunadamente esas visiones individualistas, egoístas, pasajeras e insustanciales, son aplaudidas por algunos que lo consideran como lo mejor y lo más inteligente para vivir en esta sociedad.

Por eso no es de extrañar que haya traficantes de miserias, especuladores de sueños, falsificadores de esperanzas. Por eso no es raro que empiecen a retoñar de nuevo visiones fascistas, machistas, patriarcales, sexistas y racistas que se suponían ya estaban siendo desterradas de la conducta de los seres humanos.

En el espíritu de lo dicho por nuestro nobel de literatura, Gabriel García Márquez, Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse. El fenómeno social venezolano, la esencia de nosotros como pueblo altruista sigue marcando hitos. Y es precisamente ese espíritu el que nos ha permitido continuar en pie, sin dejarnos vencer, ante el ataque más cruel que se le pueda imponer a pueblo alguno: bloqueo y destrucción de nuestros servicios básicos, de los alimentos y las medicinas, de la electricidad y el agua potable.

Nosotros nos tomamos de las manos, nos defendemos, nos crecemos en las dificultades, nos apoyamos mutuamente, nos convertimos en familia, y nos construimos un muro poderoso de amor, de altruismo, de entrega.

Cada uno de nosotros, desde su hogar, o su lugar de trabajo, desde la calle, está aportando una ultradosis de unión para contrarrestar la ola de egoísmo exacerbado capaz de llamar a una invasión extranjera, o de poner mensajes en las redes para propiciar linchamientos y asesinatos por racismo, odio y venganza política.

La nuestra es una lucha del altruismo contra el egoísmo. Es la misma que llevó al pensador Fernando Savater a recórdarnos el significado original de la palabra idiota: “…Del griego idiṓtēs (ἰδιώτης), utilizado para referirse a quien no se metía en política, preocupado tan sólo en lo suyo, incapaz de ofrecer nada a los demás”. Esa definición nos reafirma la urgencia de implicarnos todos en la acción conjunta por la paz, por el reencuentro, por la capacidad de contrastar ideas en búsqueda del bien común, sin extremismos innecesarios.

Para cerrar esta reflexión vale traer a colación un llamado universal del papa Francisco: “Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas, a una ética en favor del ser humano.”

Por: Héctor Rodríguez