Historiador Pedro Calzadilla: El Acuerdo de Ginebra es una herramienta diplomática para el diálogo

El Acuerdo de Ginebra firmado en 1966 entre el imperio colonial de Gran Bretaña, la antigua colonia británica Guyana y la entonces República de Venezuela, reconoció los despojos y los vicios contra los venezolanos que se urdieron en el abolido y tristemente célebre Laudo Arbitral de París de 1899, por lo que representa la herramienta central y fundamental para el diálogo entre países hermanos que deben resolver sus diferencias en paz.

Así lo afirmó el historiador y presidente del Centro Nacional de Historia (CNH), Pedro Calzadilla, quien este miércoles encabezó el foro virtual y presencial “55 años del Acuerdo de Ginebra” desde Caracas, con invitados nacionales e internacionales.

“El Acuerdo de Ginebra es un instrumento de diálogo, de paz, de negociaciones muy parecido a los principios que rigen la actual Diplomacia Bolivariana de Paz y que enarbolamos de manera entrañable”, dijo Calzadilla, al conmemorar la rúbrica de un documento firmado para reivindicar la justicia y revertir el despojo colonial que Gran Bretaña había perpetrado del territorio oriental venezolano, el Esequibo, históricamente de soberanía nacional desde la época de la Capitanía General de Venezuela.

En una breve intervención, el exministro Calzadilla recordó que el Acuerdo de Ginebra se firmó unos meses antes que la potencia Gran Bretaña diera la independencia a la futura República Cooperativa de Guyana; ambos Gobiernos reconocieron que el Laudo Arbitral de 1899 había sido un fraude, donde se atentó contra los derechos de los venezolanos y el nuevo tratado internacional firmado en 1966 reestablecería la justicia, aboliendo cualquier vestigio del anterior y viciado laudo internacional.

De los 5 jueces que intervinieron, ninguno era venezolano, dos estadounidenses que se autonombran “representantes” del país, dos británicos (que eran representantes del imperio colonial que usurpó territorio venezolano) y un Canciller ruso. Eran los tiempos de la doctrina Monroe: América para los americanos.

Era el arranque del siglo 20, cuando EE.UU. ejercía el poder sobre la región americana y comienza un largo período de alegatos en distintos escenarios, instancias y lugares, todos infructuosos, para dejar sin efecto ese laudo amañado.

Y solo casi 50 años después se hicieron públicas las ilegales negociaciones que perjudicaron los intereses territoriales de Venezuela, cuando uno de los jueces que estaba a punto de morir, dejó por escrito y testimonió el fraude cometido contra los venezolanos.

En 1962, la ONU toma cartas en el asunto y 4 años después se revisa la documentación y se establece el Acuerdo con nuevos términos para superar este diferendo.

“Hemos convocado esta actividad para darle justamente el valor, crear conciencias, estimar y desentrañar lo que compromete y significa la suerte futura de pueblos hermanos, empeñados como estamos en que esto quede como enseñanza de cómo pueden resolverse los problemas de los pueblos y de la humanidad”, expresó.

Laudo de París es nulo

Por su parte, Jorge Cardona Llorens, catedrático español de derecho internacional e integrante del equipo de asesores jurídicos de Venezuela para garantías de los derechos soberanos sobre el territorio Esequibo, expresó que el Acuerdo de Ginebra ya dejó sin efecto el nulo e írrito Laudo de París de 1899 y lo que ahora se debate es lo que establece el propio acuerdo: una solución negociada y mutuamente aceptable para ambas partes.

Desde España, mediante videoconferencia, el experto internacional destacó que Venezuela y el Reino Unido, y luego la República Cooperativa de Guyana cuando dejó de ser colonia y fue independiente, estuvieron de acuerdo en buscar solución práctica y mutuamente aceptable a las controversias del territorio al firmar el Acuerdo en 1966.

Cardona explicó cabalmente las especificidades históricas y los derechos de Venezuela, dijo que el Acuerdo de 1966 es un documento de buena fe de las partes, y consideró grave error de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) declararse “competente” para actuar en el asunto e intentar revivir el Laudo írrito de 1899. La solución al diferendo, tal como dice el Acuerdo de Ginebra, solo compete a las dos Repúblicas.

“El Acuerdo establece equidad, justicia natural y ética”, sentenció, añadiendo que Venezuela siempre ha manifestado su disposición permanente a examinar todos los aspectos involucrados en conjunto de las relaciones bilaterales que pueda contribuir a la solución en común.

“El Acuerdo de Ginebra, claramente, es la superación  del laudo arbitral de 1899 que ya ha dejado de ser relevante, abolido o no (…) y las partes, ante la negación fundamentada por Venezuela del carácter nulo e írrito del laudo, acuerdan buscar soluciones prácticas y mutuamente aceptadas”.

T/VTV
F/Ángel W.Muñoz J