Cristina Fernández fiel seguidora del líder venezolano|»Hombres como Chávez no se mueren nunca»

Si existe alguien en el mundo que compartió muy de cerca con el líder venezolano, Hugo Chávez, sobre los ideales libertarios y la construcción del socialismo del siglo XXI, fue la presidenta de la República de Argentina, Cristina Fernández.

La Mandataria, quien se vio muy conmovida por el fallecimiento del Presidente venezolano, arribó a Caracas ayer (miércoles) pasada las cinco de la mañana, acompañada por el presidente de Uruguay José “Pepe” Mujica, para darle el último adiós al líder de la Revolución Bolivariana, quien falleció el pasado martes a las 4:25 de la tarde, tras librar una fuerte lucha contra el cáncer.

Fiel seguidora de Chávez, Cristina quiso participar en el homenaje que el pueblo venezolano le ofreció al Presidente desde su salida del Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo, hasta la Academia Militar de Caracas; sin embargo, el calor, su hipotensión crónica y el médico se lo impidieron, tal y como lo reseñó en una especie de crónica difundida en su cuenta en Twitter.

“Cómo me gustaría estar ahí. No puedo: el calor, mi hipotensión crónica y el médico me lo prohíben”, escribió la presidenta, quien en este momento se encontraba hospedada en el Hotel. A los minutos decidió trasladarse a los espacios donde llegaría el jefe de Estado venezolano.

¡CHÁVEZ VIVE, LA LUCHA SIGUE!

En horas del mediodía del pasado miércoles, ya en la Academia Militar, decidió pedir permiso a los soldados presentes para subirse en un banco de madera con su hija y poder presenciar la llegada del féretro de Chávez, momento que le causó mucho dolor y a la vez recuerdos inolvidables, reseñó.

De repente, observa que se acerca una marea roja que grita “Chávez vive, la lucha sigue”. Aún no podía creer lo que estaba sucediendo, hasta que mira a su alrededor y ve a Evo Morales (presidente de Bolivia), acompañando a Nicolás y a todo un Gobierno llevando a Hugo (como ella muy cariñosamente le decía).

En horas de la noche, narró, con Chávez ya en la Academia, se anuncia la primera Guardia de Honor del Féretro, en la que ella, acompañada de Evo, Pepe y Lucía participarían. Decide no mirarlo. “Solo quiero recordarlo vivo. Porque está vivo”, exclamó.

Esto prefirió comprobarlo el día jueves por la mañana, cada vez más segura de que su tesis cobraría mayor fuerza: «Hugo no había muerto y sigue vivo». En ese momento, se pone a presenciar como miles y miles de personas, venezolanos y extranjeros, comienzan a acercarse a la capilla ardiente.

«Veo a niños, mujeres, hombres, jóvenes, ancianos, discapacitados, soldados, trabajadores, médicos, docentes, familias. En fin, es Venezuela, la Venezuela de Chávez. Su Venezuela», asintió.

«Algunos lloran, lo saludan, muchos se cuadran, gritan que nunca morirá. Estoy allí, frente a ellos, me saludan con el puño sobre el corazón o con un beso, me llaman por mi nombre, me extienden su mano. No se necesita más para entenderse, hay un código en común», refiere la Mandataria argentina.

Ese código en común le hace entender que: «Hombres como Chávez no se mueren nunca. Vive y vivirá en cada venezolano y venezolana que dejó de ser invisible y se tornó protagonista. Este hombre les abrió la cabeza. Ya nadie se las podrá cerrar, jamás».

MOMENTO DE PARTIR

Tras esta intensa jornada, añade Fernández, llega el momento de partir y de regresar a su querida Argentina. «Antes de partir me acerco y sin mirarlo toco la bandera que está sobre el féretro. Me despido, por ahora», comentó.

Texto/Yenderth Alcalá
Foto/Archivo