Correo de la palabra|Del hostigamiento a la intervención -Por Luis Navarrete Orta

La diversidad es la nota dominante en la naturaleza y en la sociedad. Además, implica a realidades en movimiento que generan contradicción y conflicto. Donde hay más de un ser vivo hay un conflicto en ciernes. Esto es válido también para las personas. No necesariamente como guerra, sino como divergencia. Si las divergencias no son insuperables, debería haber un entendimiento. Y detrás, muy cerquita, un acuerdo. Aunque no siempre es así, es lo deseable y la mejor opción: en vez de la guerra, se transa la paz. Paz no significa que desaparecen las divergencias. Mejor: las diferencias transables, si son bien procesadas, evitan la guerra. Todo el que está casado sabe de lo que hablo. Casi igual que el que comanda ejércitos. Si siguen casados es porque no se libraron de ser cazados como ingenuos, aunque veloces, conejos. A veces uno es cazado, o casado, y otras es cazador. ¿Jugueteo seudofilosófico? Tal vez, pero si estás casado, es decir, si ya te cazaron, sabes que hablo en serio. Esto es válido tanto para los hombres como para las mujeres. Y también en la vida política.

Si eres militante, estás doblemente casado, pues ya te cazaron. Y allí, adentro, en el campo de batalla, verás que entre la paz y la guerra hay solo un espacio para procesar los conflictos: un puente. Por eso, cuando se agudizan hasta adquirir tensiones que amenazan estallidos violentos, se dice que hay que tender puentes. En el puente no vas a encontrar escondida una varita mágica. Si acudes a la cita, tendrás que fabricarla. ¿Cómo? Primero, con materiales nobles: buena fe, equilibrio y sentido común. Pero si es la Patria la que está en peligro, hay que defender los principios hasta la muerte. Lo que está sucediendo contra nuestro país complica la situación. El poderoso frente de la ultraderecha mundial se ha agavillado para, mediante un asedio sistemático y permanente, hostigar a la Revolución Bolivariana. Auspiciado, asesorado y financiado por el Departamento de Estado y el Pentágono de los Estados Unidos, ha diseñado y está aplicando un amplio plan de acoso que integra acciones mancomunadas y complementarias de guerra económica, mediática y sicológica. La embestida simultánea ha sido tan devastadora que ha logrado, incluso, que la derecha interna logre la mayoría en la Asamblea Nacional. Desde allí, las embestidas y los impertinentes ataques contra la legitimidad del Presidente y de su equipo de Gobierno, además de ser majaderamente insistentes y arbitrarias, van dirigidas a crear un clima de malestar y descomposición de la vida política nacional.

¿Cuál es el objetivo de un plan tan macabro? ¿Que unos pocos políticos frustrados liquiden este fastidioso socialismo chavista? ¿Salir de unos políticos novatos, ineficientes y discursiadores? ¿Poner orden en un país caotizado? Nada de eso. Se trata, ante todo y sobre todo, del petróleo. La crisis global del capitalismo y el gran hegemón gringo lo necesitan con urgencia para reactivar su economía y para hacer funcionar a plenitud el complejo militar-industrial. Sin el estiércol del diablo su hegemonía mundial declina. Y, por supuesto, sin el emporio que es América Latina. Según cálculo de los expertos, llegará un momento en que la sobrevivencia del hombre dependerá del agua. Y este continente, además de sus inmensos recursos minerales, es el más grande reservorio mundial del vital líquido. No es poca cosa. Seguramente también lo necesitarán los bisnietos y tataranietos del para entonces ex-presidente Obama, que nos liberó de esos gobiernitos y que socialistas.

A estas alturas, amigo lector, usted se estará preguntando qué tiene que ver todo lo anterior con el lenguaje. La respuesta la encuentra en el turbio vocabulario que nos hemos obligado a usar para referirnos a algo que puede ser decisivo en cualquier momento: el destino soberano de nuestra amada Venezuela. Porque lo insólito es que hay “patriotas” que están solicitando a potencias extranjeras que invadan su patria. ¿Será que, además, ellos no tienen matria? ¡Dios nos agarre confesados!

LÉXICO DE LA INTROMISIÓN:

Anexamos una lista de palabras muy apropiadas para el tema. Algunas las hemos usado aquí: Acorralamiento, acoso, agavillar, aislamiento, asechanza, asedio, atropello, bloqueo, cabildeo, cerco, coacción, complot, conciliábulo, confabulación, conjura, connivencia, conspiración, desestabilización, guerra no-convencional, golpe, hostigamiento, injerencia, intervencionismo, intriga, intrusión, invasión, mangoneo, manipulación mediática, maquinación, sabotaje.

Texto/Luis Navarrete
Ilustración/Iván Lira