Hugo Chávez: la urgencia del legado

OPINIÓN

POR: ALBERTO ARANGUIBEL B.

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La religión católica se fundamenta en una síntesis escrita del pensamiento cristiano que a través de los siglos la Iglesia ha denominado “la Palabra de Dios”, en torno a la cual gira la lógica de una institución erigida en rectora de la conducta humana a partir precisamente de una doctrina que no tiene en el relato bíblico una simple descripción bibliográfica de la vida de Jesús de Nazaret, de su pasión y su resurrección, sino todo un compendio ideológico que proclama en extenso la anunciación del “Reino de Dios” descrito en fabulosas parábolas.

A partir de esa compilación de textos, construida a lo largo de 1.600 años por mas de 40 autores entre sacerdotes, filósofos, reyes, pastores y maestros de la cristiandad, cuyos orígenes se extienden a lo largo de tres continentes, en los cuales no existía ni la imprenta, ni la luz eléctrica, ni la radio, la televisión y mucho menos la Internet o las redes sociales, la Iglesia se erigió en una de las mas trascendentales instituciones de la historia, tan solo en virtud del poder de su mensaje de redención y de profundo contenido ético y moral, mas no de las pruebas o evidencias que demuestren la veracidad de los eventos sobrenaturales que la Biblia relata.

El exsacerdote John Dominic Crossan, uno de los mas reconocidos estudiosos de la vida de Jesucristo y toda una autoridad en materia de historiografía bíblica, sostiene que de todo lo recogido en la Biblia como dicho por Jesús, cuando mucho apenas un 30 o 32% puede en verdad haber sido dicho por él.

Pero, mas allá de Crossan, son muchos los científicos, teólogos, antropólogos, sociólogos, e investigadores de reconocida solvencia y trayectoria, quienes coinciden con tal apreciación y establecen como cierta la tesis de la posibilidad de que la Biblia (cuyos primeros textos se remontan a las seis o siete décadas después de la crucifixión de Cristo) haya sido el resultado de infinidad de invenciones, aportes, alteraciones o modificaciones de tales relatos a través del tiempo por parte de quienes de una forma o de otra pretendieron explicar lo inexplicable de acuerdo a sus creencias, intereses o conocimientos particulares.

Sin embargo la Iglesia, esa poderosa institución, es lo que es hoy en el mundo gracias a la perseverancia en su exaltación de ese mensaje a través de un ritual de veneración (la misa) que considera a esa “palabra” como el objeto sagrado, eje y centro de la doctrina de la fe cristiana, que amerita el tributo de colocarse de pie para poder ser escuchada.

El Capital, escrito por Carlos Marx casi dos milenios después de Cristo, ha logrado el prodigio de convertirse también en una obra referencial del pensamiento humano a lo largo de los últimos 150 años. Con la diferencia, respecto de la Biblia, de ser sin duda alguna comprobable su autoría y perfectamente irrefutable su postulado ideológico.

Pero Marx fue un hombre de ideas a quien su circunstancia y su tiempo histórico le impidieron concretar en los hechos sus formulaciones teóricas. Lenin, como Mao Tse Tung, Fidel y muchos otros grandes revolucionarios, tuvieron cada uno a su manera la oportunidad de poner en práctica solo algunos aspectos del pensamiento marxista porque las condiciones objetivas de los procesos revolucionarios que lideraron así lo determinaron.

Al igual que el cristianismo, el marxismo no es el inflexible recetario comunista que los dogmáticos asumen desde la izquierda de manera obcecada, o que los socialdemócratas y ultraderechistas entienden como el veneno ideológico de los pueblos, sino la formulación lógica de la política y de la economía para la transformación de la sociedad y del Estado en función de la justicia y la igualdad social.

El comandante Hugo Chávez, siendo el excepcional líder y pensador revolucionario que fue en su breve transitar como luchador y guía de los pueblos en la historia de la humanidad, tuvo la fortuna de nacer en la era de la comunicación de masas, de la televisión, de la telefonía inteligente, de Internet. Su pensamiento (al igual que su obra emancipadora) pudo ser plasmado en cientos de miles de horas de videos, escritos, audios, y de millones de medios virtuales a través de Internet.

Los aportes de Chávez al pensamiento revolucionario de todos los tiempos, se fundamentan en las particularidades de su formación como militar patriota y en la crudeza de la realidad que debió afrontar como conductor de uno de los procesos de transformación mas complejos y exigentes de la historia; el de emprender una revolución no en una sociedad famélica, carente de recursos y posibilidades ciertas para su recuperación, sino en una sociedad de gente pobre, sentada sobre la riqueza petrolera mas grande del planeta, pero fracturada en gruesos sectores de la población por el envilecimiento del consumismo capitalista, la corrupción y el antipatriotismo.

Fue el compendio que hizo Chávez de esa visión revolucionaria construida a través de la historia por los revolucionarios, aunada a su comprensión de la particularidad de la lucha latinoamericana y de su importancia para el mundo (no solo en lo político, sino en lo social y en lo económico), lo que hace del pensamiento chavista una reveladora e imprescindible ideología de avanzada, mas allá del carácter estrictamente marxista de su propuesta que él mismo resumió en algún momento como un ángulo apenas de su pensamiento.

El pensamiento propio de Chávez existe y no requiere, como la Biblia, por ejemplo, de la interpretación de los estudiosos, los semiólogos, ni los expertos en teoría política. Un pensamiento extenso, prolífico y profundo, como muy pocos postulados teóricos políticos existen hoy sobre la Tierra. Y es, gracias a Dios, explicado por él mismo a lo largo de todo su discurso. Su indiscutible liderazgo estuvo cimentado siempre en su excepcional capacidad comunicacional con todos los sectores de la población, desde los mas ricos hasta los mas humildes.

Un compatriota, el editor Carlos Herrera, ha emprendido, con el apoyo de un grupo de empresarios venezolanos, una encomiable tarea que lamentablemente el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) no ha asumido como debiera hacerlo, como es la de sistematizar las mas significativas ideas del comandante Chávez en un proyecto de difusión masiva que han denominado “El legado”, y cuyo punto de partida es una publicación gratuita contentiva de mas de 16.000 frases del líder revolucionario, debidamente clasificadas por tema y datadas con fecha y nombre del evento en el que fueron pronunciadas, pero que se extiende hasta un descomunal proyecto interactivo a través del medio electrónico (en alianza con el gigante de Internet Google), contando ya al día de hoy con traducciones certificadas al inglés, italiano, ruso, árabe, sueco, francés y portugués.

Se trata de un primer paso apenas en el propósito impostergable para la Revolución Bolivariana de hacer del pensamiento del Comandante Eterno un activo valioso de orientación y de guía perdurable para la lucha de los pueblos latinoamericanos y del mundo que luchan por la justicia y la igualdad social, mas allá de la muy eventual semblanza épica que puedan hacer (incluso hasta con la mejor intención) los historiadores de hoy y del mañana.

“El legado”, el mas completo y funcional registro que hemos visto hasta hoy del pensamiento de ese Gigante que apenas comienza su indetenible elevación a los mas altos niveles de la historia de los pueblos del mundo, tiene que ser el punto de partida de una acción revolucionaria monumental de relanzamiento de un ideario llamado a asegurar el bienestar definitivo de la humanidad hacia el futuro.

Una acción que se traduzca en facilitación del acceso universal y gratuito a las ideas del Comandante, al estudio del mismo en las Comunidades, en orientación para el Plan Estratégico de la transformación revolucionaria pero también para la acción y la discusión cotidiana en el barrio, en la fábrica, en el campo, en la escuela y en las universidades.

Catorce millones de Carnet de la Patria tienen que traducirse cuanto antes en 14 millones de libros entregados al pueblo, para que Chávez se convierta ya no en el recuerdo amoroso y nostálgico que hoy es, sino en el activo emancipador que debe ser, vital, tangible, propio de cada mujer y de cada hombre de Venezuela, a toda hora del día y de la noche.

Los “milagros” de Chávez son todos verificables a los ojos del mundo. Su amor por los mas necesitados fue único en la historia política. La pasión de su entrega al servicio de su pueblo fue el calvario que lo elevó a la vida eterna.

Los revolucionarios debemos ser los “apóstoles” que edifiquemos y perpetuemos su gloria.

@SoyAranguibel
Caracas