Hugo Chávez: Oligarquía criolla traicionó los sueños de Carabobo

La conmemoración del aniversario de la Batalla de Carabobo, con la cual se celebra igualmente el día del ejército nacional, ocupó un lugar preferencial entre las fechas históricas que centraron la atención de Hugo Rafael Chávez Frías como presidente. Alrededor de ellas y su bicentenario fijó y trazó ciclos y metas que debería cumplir la Revolución Bolivariana, cuyo proceso equiparó con una línea de continuidad de la lucha de independencia liderada por Simón Bolívar. Desde los primeros años de su gestión de gobierno, Chávez imaginaba la fechas, los actos y en qué etapa estaría Venezuela, por ejemplo, el 5 de julio de 2011, el año de 2019 con el bicentenario del Congreso de Angostura y la liberación de la Nueva Granada, el 24 de junio de 2021, en 2026, bicentenario del Congreso Anfictiónico de Panamá y en 2030, quizá el año más doloroso, oscurecido por el asesinato del mariscal Antonio José de Sucre, la disolución de Colombia y la muerte de Bolívar. Sin embargo, en 2030 el Comandante aspiraba a concluir y hacer realidad el sueño de Bolívar con la consolidación de una patria libre y soberana y la unión de los pueblos latinoamericanos y caribeños.

El bicentenario de la Batalla de Carabobo, en 2021, figuraba en la mirada de Hugo Chávez como una de sus fechas tope, al igual que 2030, en el que aspiraba a culminar el sistema ferrocarrilero nacional.

En la noche del 24 de junio de 2000, en cadena nacional, Hugo Chávez se dirigió al país para hablar de Carabobo. Allí dictó prácticamente una clase magistral de historia en la que, a grandes trazos, describió todo el proceso independentista desde el 19 de abril de 1810 hasta diciembre de 1830. La Batalla de Carabobo la detalló como si hubiese sido un testigo presencial.

Chávez justificó su intervención con la necesidad de mirar el pasado como una manera de rescatar, de reencontrarnos con nuestra nacionalidad, y descifrar los misterios que permitan entendernos como seres humanos.

“Ahora”, dijo, “como sabemos nosotros, iniciándose este tiempo de revolución, cómo se vinieron perdiendo los valores de la nacionalidad, cómo se vinieron, compatriotas todos, dejando a un lado las raíces, la esencia de nuestra tierra, de nuestra patria, de nuestra nación. Movido por esa preocupación he decidido conversar un rato con ustedes… para reflexionar, para llamar a todos a que miremos al pasado, porque en el pasado está sin duda alguna el secreto, la llave, muchas veces los misterios que hay que descifrar para entendernos mejor como seres humanos”.

Confesó que entre sus intenciones figuraba el ir recuperando paulatinamente, al ritmo de la Revolución, la esencia nacional, el amor por lo nuestro, el dolor por lo nuestro, la perspectiva por lo nuestro, el orgullo por lo nuestro, por lo venezolano, por lo fundamental, por lo fundacional.

Del 24 de junio de 1821 consideró que “aquel día fue como el sello, fue como el broche de oro, fue como terminar la redondez de un círculo, círculo que se extendió a lo largo de una década, desde 1811 hasta 1821, fue la década del fragor revolucionario”.

Luego de un recorrido sucinto de 1810 hasta 1820, con las caídas de la Primera y Segunda República, en las que Bolívar gravita como protagonista principal, se detiene en los detalles de la Batalla de Carabobo y las circunstancias previas.

Carabobo

Con la liberación de Guayana y la convocatoria al Congreso de Angostura, en 1819, nace la Tercera República. Bolívar en agosto de ese año libera a la Nueva Granada. Regresa a Venezuela y nace Colombia.

“Pero les decía”, apunto Chávez, “que Bolívar comenzó entonces el año 20 a concebir una gran operación envolvente, que sin duda alguna refleja, por una parte, de nuevo su genio militar y político, pero que se fundamentó en un principio elemental de toda batalla, de toda lucha: la unidad. Bolívar logró en Carabobo una confluencia, la convergencia de todo el pueblo venezolano, de representantes de todo el pueblo venezolano porque en verdad el pueblo y el Ejército eran la misma cosa; igual que hoy, aunque hoy tenemos por supuesto nuestro Ejército uniformado, disciplinado, equipado y armado, pero hoy en el fondo el Ejército no es otra cosa que el pueblo en armas y el pueblo con uniforme; pero en aquel entonces eran la misma cosa, incluso en lo físico, eran los hombres y las mujeres del pueblo que conformaban los escuadrones y los batallones de infantería, de caballería, que se iban detrás de Bolívar y detrás de los líderes de la revolución”.

“En 1821 Bolívar logra el máximo grado de la unidad posible (…); pero, fíjense ustedes, lo que logró Bolívar a partir del mes de abril, mayo, junio, comenzando el invierno de 1821, una cosa importante es que Bolívar utilizaba mucho el invierno para sorprender a las fuerzas adversarias, el Paso de los Andes fue en pleno invierno, comenzó en mayo, junio, julio y terminó en Boyacá en agosto, pleno invierno de Venezuela y los llanos de Colombia, cruzó los llanos de Apure desde San Fernando hasta Guasdualito en pleno invierno y luego los llanos del Casanare y tomó los Andes para caer sobre Boyacá y ahí mismo a Bogotá, a pie y con poca caballería, casi sin uniformes”.

En un pormenorizado recuento de la batalla, Chávez detalló cómo Bolívar reunió a sus tropas en San Carlos. Páez vino de los llanos, Urdaneta desde el Zulia, Cruz Carrillo desde los Andes trujillanos. Al general José Franciscos Bermúdez, en una estrategia de distracción, se le dio la orden de marchar desde oriente y atacar Caracas.

Chávez habló de Rafael Urdaneta.

“Ahora, en Carabobo confluyeron tropa y pueblo, pueblo y tropa unidos desde Maracaibo. Desde Maracaibo se vino el general Rafael Urdaneta para converger sobre la sabana de Carabobo, fue un movimiento convergente. Urdaneta, por cierto, recuerdo que no estuvo en Carabobo porque se enfermó, le dio no sé qué cosa a ese gran prócer y gran bolivariano, leal con Bolívar y el proyecto bolivariano hasta la muerte. Urdaneta murió anciano y murió bolivariano, se mantuvo fiel, fue perseguido incluso después de muerto Bolívar, pero cuando trajeron las cenizas de Bolívar aquí a Caracas, años después, el general Rafael Urdaneta, que ya estaba en retiro, vistió sus galas militares y comandó la parada para darles la bienvenida a las cenizas de Bolívar que venían de Santa Marta”, dijo Chávez.

En Taguanes, estado Cojedes, el 23 de junio se reunió el Ejército Libertador. El 24 se dio la batalla en medio de un gran aguacero.

Chávez se refirió al heroísmo del general Páez, quien en una incursión temeraria al frente de sus llaneros definió la victoria, pero también gracias al sacrificio de la Legión Británica, que soportó la carga española, rodilla en tierra, permitiendo el paso de los llaneros por el paso de la Pica de la Mona. Casi todos los soldados de la Legión Británica perecieron en ese momento, incluyendo su jefe el coronel Thomas Hildenton Farriar. Farriar fue herido gravemente. Pocos días después murió en Valencia. Igualmente dolorosas fueron las muertes de Pedro Camejo “Negro Primero”, Manuel Cedeño, Ambrosio Plaza y varias mujeres que se incorporaron a la vanguardia para dar la batalla.

“Bueno, la batalla fue muy rápida, muy audaz, Bolívar la comandó desde el cerro de Buenavista, mirando con sus binóculos y dirigiendo desde allí lo que es la orquesta, porque la batalla es algo así como una orquesta, la acción de la caballería, la infantería, el repliegue, el avance, el ataque de flancos, la persecución. Bolívar ordena persecución sobre Puerto Cabello, a donde se replegó lo que quedó del Ejército, de lo que fue el Ejército español, que quedó destrozado esa mañana de Carabobo”, detalló.

“Después de 179 años de Carabobo hoy está naciendo una Quinta República, que está retomando las mismas banderas de Carabobo, las mismas banderas de la unión, las mismas banderas de la libertad, las mismas banderas de la dignidad; el pueblo venezolano de hoy, heredero de aquellas glorias, lo está haciendo y lo seguiremos haciendo unidos con su Fuerza Armada, unido con su Ejército forjador de libertades”, dijo Chávez.

La traición

El 24 de junio de 2003 en su mensaje en el campo de Carabobo, Chávez recordó a Arturo Uslar Pietri. “… En alguna ocasión escribió hablando de Carabobo, ‘porque decir Carabobo es decir patria, decir Carabobo es decir Bolívar, decir Carabobo es decir revolución de independencia, nación y patria, heroísmo’, dijo don Arturo Uslar, escribió en alguna ocasión. Oigan venezolanos, cuando el camino llegó a Carabobo, Bolívar venía delante y obligaba mucho. Hoy lo tenemos a nuestra espalda, hoy lo tenemos atrás y el compromiso no ha hecho sino crecer. Yo, incluso, me atrevería, general Rangel (Silva), amigo mío y soldado patriota, a decir que Bolívar no está detrás de nosotros, no, el hombre del cerro Buena Vista está al frente de esta batalla de hoy, está al frente de estas huestes patriotas; Bolívar está aquí de nuevo, se ha hecho pueblo y se ha hecho ejército, porque lo que aquí hicieron aquellos hombres quedó pendiente, mi general, porque nueve años después de Carabobo, estaba Bolívar muriendo en Santa Marta, expulsado de aquí, y fue precisamente muy cerca de aquí, en Valencia, donde se armó la traición, la Cosiata, la traición a Bolívar”.

En ese mismo acto, instó a la oficialidad, a hombres y mujeres, a niños y niñas, a no olvidar: “… No podemos olvidar. Aquellos hombres fueron traicionados y aquel gran esfuerzo, quedó suspendido en el tiempo, fue apuñaleado por la oligarquía venezolana y la oligarquía suramericana. Nueve años después de Carabobo Bolívar fue expulsado de aquí y en Valencia redactaron el decreto para fusilarlo y el mariscal Sucre quiso volver y quiso ir a Cumaná y no lo dejaron pasar de San Cristóbal. Fueron proscritos de su propia tierra y de ahí el pecado original de Venezuela, la República que nació en 1830 nació al amparo de la traición, pudiéramos decir que fue la República traicionera, la República antibolivariana, la República de la oligarquía, que traicionó los sueños de los que aquí murieron”.

A las puertas del cielo al son de arpa, cuatro y maracas

“… Hemos tomado nosotros los soldados del pueblo como símbolo de siempre y para siempre aquel negro de San Juan de Payara que llegó aquí a caballo y siempre iba de primero con la lanza que trajo de Apure. Siempre iba de primero, Pedro Camejo, y aquí muy cerca chocó contra las tropas del Imperio Español, y recordemos a aquel heroico soldado humilde del pueblo, un día antes muy cerca de aquí, donde Bolívar reunió el ejército el 23 de junio; Pedro Camejo arengó a sus compañeros de la caballería de Los Bravos de Apure, que habían venido desde las pampas lejanas del Arauca y del Apure y les dijo: ‘Compañeros, mañana habrá una gran batalla’, dijo el negro, ‘se cerraran las puertas del cielo’, dijo, ‘para los que huyan delante del enemigo, se abrirán las puertas del cielo para los que mueran en el campo de la batalla”.

Quizás estaba anunciando su propia muerte, dispuesto a todo por la patria y al final dijo: ‘Y el agüelito San Pedro a los que mueran por la patria los recibirá en las puertas del cielo con arpa, cuatro y maracas’, dijo el Negro Primero, y al día siguiente aquí murió, y es legendaria la historia cuando se le presenta el general Páez y le dice: ‘Mi general, vengo a decirle adiós porque estoy muerto’. Los sueños del Negro Primero, es decir, los sueños de un pueblo que dio su sangre por toda esta tierra para crear una república, fueron traicionados y aquí estamos hoy continuando la batalla, la hemos retomado.

Bolívar sigue comandándola, como usted comanda hoy, señor general Rangel (Silva), este Ejército que va a paso redoblado, a paso de vencedores, demostrándole al mundo que bien merece ser el Ejercito libertador de Suramérica, el Ejercito de Bolívar, el Ejército del pueblo, y ahí está ese pueblo heroico, paciente, traicionado mil veces, dando una demostración inmensa al mundo de cómo unidos ejército, Fuerza Armada y pueblo, sencillamente tendremos siempre una patria invencible”.

Hugo Chávez, 24 de junio de 2003

T/ Manuel Abrizo
F/ Archivo CO
Caracas