Los atentados de París han permitido a la extrema derecha europea reavivar su discurso radical contra los musulmanes, razón por la cual, los fieles temen ahora ser víctimas del auge de la islamofobia.
Las imágenes de los atentados de París han dado la vuelta al mundo, mostrando una fracción del horror que los terroristas del grupo takfirí (Daesh, en árabe) ya sembraron en países como Siria, Irak o El Líbano.
La ultraderechista francesa Marine Le Pen y otros líderes europeos no tardaron en salir a la palestra culpando implícita o explícitamente de lo ocurrido a los musulmanes, quienes se están convirtiendo en víctimas por partida doble.
El hecho de que el egipcio Walid Abdel Razak, fuera señalado como posible responsable de los ataques antes de comprobarse que era un afectado más, es muy significativo.
Diversos expertos apuntan a que es precisamente esa sospecha perpetua que pesa sobre los musulmanes y el trato discriminatorio que sufren en su día a día lo que ha llevado a decenas de jóvenes hacia el extremismo.
Desde el pasado lunes, las redes sociales se han llenado de comentarios de creyentes musulmanes expresando su solidaridad con París.
Esta masiva respuesta pretende contrarrestar el discurso islamófobo y sus posibles consecuencias en Oriente Medio.
Musulmanes de todo el mundo se esfuerzan estos días en mostrar su rechazo a Daesh haciendo hincapié en que el grupo terrorista es enemigo de su religión.
Una realidad que no se debería explicar si el discurso islamófobo no estuviera calando tan profundamente en Europa y otras potencias occidentales.