Hallazgo importante|La rana arlequín: especie que se creía extinta, fue redescubierta en Costa Rica

La rana arlequín (Atelopus varius), catalogada como especie en peligro crítico de extinción, se creía extinta en Costa Rica, sin embargo, ha sido redescubierta por un equipo de investigadores en las montañas de Talamanca en el sur de Costa Rica.

La rana arlequín fue una especie relativamente común en la mayoría de Costa Rica y Panamá, hasta 1988, cuando la población se redujo rápidamente, principalmente como resultado de la invasión del hongo quítrido (implicado en la extinción de cientos de especies de anfibios a nivel mundial). Se creía que esta especie estaba extirpada para Costa Rica hasta que en el 2004, dos individuos de ranas arlequín fueron observados en un área remota cerca del Parque Nacional Manuel Antonio, en la región occidental del país. Desafortunadamente, no han sido observados individuos en esta localidad desde entonces.

Desde el 2004 los científicos han continuado los muestreos en busca de A. varius y otras ranas perdidas, encontrando algunos individuos en Panamá. Por otro lado, en Costa Rica, búsquedas científicas realizadas en campo en el 2008, redescubrieron lo reportado aquí.

Jan Schipper, director de Sierra To Sea Institute y profesor asociado la Universidad Estatal de Arizona, informa que la presencia de ranas arlequín en Costa Rica contradice las expectativas. Dado el impacto catastrófico típico de hongo quítrido, el investigador afirma que “Esta población no debería estar aquí. Esto nos da esperanzas de que otras poblaciones sobrevivan en otras áreas”.

La ubicación brinda cierta protección a las ranas. De acuerdo con José F. González-Maya, autor principal del informe y director científico del Sierra to Sea Institute y ProCAT, “Hemos estado estudiando esta población de ranas arlequín desde 2009. Afortunadamente, se encuentra en una reserva privada, donde el acceso puede ser controlado para proteger su hábitat y los individuos sean extraídos ilegalmente. Después de años de seguimiento, se encontró que esta población está sana y no muestra signos de infección por el hongo quítrido”. Tom Brooks, director científico de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, está de acuerdo: “El Redescubrimiento de esta población destaca la importancia de la los esfuerzos de conservación realizados por los residentes locales para proteger sus recursos naturales. Si su hábitat no hubiese sido protegido, estas ranas no habrían tenido la oportunidad de luchar contra esta enfermedad”.

El equipo de investigación se ha enfocado en la supervivencia de la especie, de acuerdo con Sarah Wyatt, asociada de la Global Environment Facility, “cuando el hongo llegó por primera vez a través de esta área, los científicos encontraron muchos ejemplares de esta especie muertos a lo largo del río, entonces nosotros queríamos estar completamente seguros que la población estaba estable y saludable”.

Según González-Maya: “Los próximos pasos a seguir consisten en reunir los recursos para implementar un monitoreo a largo plazo y poner en práctica un programa de recuperación para la especie. Tenemos la difícil tarea de asegurar su supervivencia frente a muchas dificultades. Es por esto, que a medida que desarrollamos un plan de recuperación, tendremos que reunir a socios locales e internacionales para construir un equipo fuerte, con recursos suficientes para garantizar la recuperación”.

Robin Moore, director de conservación de la Alianza para la Supervivencia de Anfibios, entusiasmado afirmó con cautela: “encontrar a esta población es una gran noticia para la conservación de las ranas arlequín, y esto plantea una serie de preguntas importantes sobre si se trata de una población resiliente que desarrolló resistencia a la quitridiomicosis, o si algunos individuos simplemente sobrevivieron y ahora están repoblando, por lo que aún queda mucho trabajo. A nivel mundial, más de uno de cada tres anfibios está amenazado de extinción. A la vez, una mejor comprensión de esta población clarificará sobre las estrategias de conservación para otras especies”.

Tales preocupaciones se extienden más allá de la supervivencia y el bienestar de una sola especie de rana. Los anfibios viven en el agua y tienen la piel sensible, son considerados alertas tempranas” del cambio climático. Su lucha por la supervivencia puede apuntar hacia el daño ambiental que afecta a los seres humanos también.

El equipo de investigación de este proyecto también trabaja con una comunidad de investigadores de todo el mundo que están trabajando para comprender y controlar el hongo quítrido, y que esperan que esta población pueda ayudar a los científicos a comprender mejor la enfermedad y ayudar a conservar otras especies.

Este estudio fue un esfuerzo internacional con investigadores de The Sierra To Sea Institute y ProCAT, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM ), la Universidad Estatal de Mississippi, y la Universidad de Arizona- West. El estudio fue publicado en la revista holandesa Amphibia – Reptilia.

Texto/RNV
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